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¿Por qué los bebés no pueden comer miel?

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Los bebés no deben comer miel ya que en ella puede encontrarse la bacteria Clostridium botulinum, cuya proliferación en el sistema digestivo del pequeño puede provocar la liberación de las toxinas responsables del botulismo infantil.
¿Por qué los bebés no pueden comer miel?
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira

Escrito por Virginia Martínez
Última actualización: 06 julio, 2023

¿Te estás preguntando por qué los bebés no pueden comer miel? Es uno de los alimentos más sanos y nutritivos, cuyo sabor inconfundible la convierte en un dulce natural.

Por esa razón, nuestros padres y abuelos acostumbraban a humedecer el chupete de los bebés en un poco de miel, con el fin de tranquilizarlos. Sin embargo, la ciencia explica hoy que es una práctica peligrosa, pues nunca, bajo ningún concepto, debe darse miel a menores de doce meses.

Miel y botulismo: la razón por la que los bebés no pueden comer miel

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Esta bacteria tiene la capacidad de reproducirse de forma rápida.

El ser humano consume miel desde hace miles de años. Es considerado uno de los alimentos más naturales y nobles, y sus beneficios son múltiples y conocidos. Desde el antiguo Egipto hasta nuestros días, la miel ha sido siempre un ingrediente en todo tipo de recetas, pues aporta nutrientes y endulza de forma natural.

No obstante, como producto natural, la miel también contiene una bacteria, la Clostridium botulinum, que puede llegar a ser muy peligrosa para bebés menores de un año, como señala esta investigación publicada en Case Reports.

La razón es sencilla: la flora intestinal de los más pequeños aún no ha alcanzado la madurez adecuada, de manera que las esporas de esta bacteria pueden proliferar en sus intestinos y liberar toxinas botulínicas, consideradas unas de las sustancias más mortales que se conocen, como muestra esta información de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Se trata del denominado botulismo infantil, una enfermedad que afecta a menores de doce meses y que puede llegar a ser mortal. No obstante, no afecta de la misma manera a mayores de un año, cuyas defensas naturales ya se han desarrollado y son capaces de impedir la proliferación de la bacteria.

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¿Por qué los bebés no pueden comer miel? Botulismo infantil

El Clostridium botulinum es un bacilo presente en la tierra, por tanto puede encontrarse en casi todo tipo de alimentos, tanto de origen vegetal como animal.

Esta bacteria se organiza en esporas y puede permanecer en estado latente hasta encontrar las condiciones ideales para multiplicarse y crecer. En especial está presente en conservas caseras, prefiere ambientes con poco oxígeno y no tolera, por lo general, los medios ácidos.

Tampoco puede crecer en soluciones con altas concentraciones de azúcares. Por esta razón, en especial en la miel, suele permanecer en estado latente mientras espera a que se den las condiciones idóneas para su crecimiento.

De este modo, cuando la miel es ingerida por un infante menor de doce meses, el azúcar de este néctar se diluye en su jugo gástrico, que es un ambiente todavía poco ácido y donde hay poca presencia de oxígeno.

Por tanto, en este medio el bacilo encuentra las condiciones idóneas para comenzar a proliferar, crecer y liberar las toxinas botulínicas. Luego, a través del flujo sanguíneo llegan a las terminaciones neuromusculares, lo que puede provocar botulismo infantil, una afección muy peligrosa que requiere de hospitalización inmediata.

Síntomas, diagnóstico y tratamiento

El botulismo infantil afecta al sistema nervioso, de forma que puede presentar una gran variedad de síntomas, como señala este estudio publicado en la revista Clinical Infectious Diseases. A menudo, suelen aparecer de 12 a 48 horas después de tener contacto con la bacteria. Los más frecuentes abarcan:

  • Respiración lenta o dificultad para respirar.
  • Estreñimiento.
  • Debilidad general.
  • Llanto débil.
  • Letargo.
  • Reflejo de arqueada reducido.
  • Visión doble o borrosa.
  • Boca seca.
  • Párpados flácidos.
  • Flacidez general.
  • Alimentación lenta.
  • En casos extremos: parálisis del tronco, brazos y piernas o parálisis del sistema respiratorio.

Dignóstico y tratamiento

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En caso de duda, es recomendable acudir al pediatra.

Será la descripción de los síntomas aportada por los padres lo que llevará al pediatra a considerar si el infante puede padecer botulismo. Para confirmarlo, bastará un análisis de las heces del pequeño para comprobar la presencia de toxinas botulínicas.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que el botulismo infantil requiere hospitalización inmediata. Como se ha podido comprobar, afecta al sistema nervioso y puede derivar en insuficiencia respiratoria. Por esa razón, es necesario que el bebé se encuentre hospitalizado y en observación constante.

El éxito del tratamiento depende siempre del diagnóstico precoz y de la administración a tiempo de la antitoxina botulínica. En los casos más graves, puede que el pequeño necesite incluso respiración asistida o alimentación intravenosa.

No obstante, el botulismo infantil suele remitir después de unas semanas o meses, y solo en los casos más extremos la acción de la toxina puede provocar la muerte por insuficiencia respiratoria.

¿Solo la miel puede provocar botulismo infantil?

No solo la miel puede provocar botulismo infantil. De hecho, como indicamos antes, la bacteria responsable de esta afección se encuentra en varios lugares en la naturaleza. Por eso es bastante difícil identificar la fuente de las esporas y, desde luego, la miel no es la única.

En efecto, la bacteria del botulismo puede encontrarse incluso en la tierra o en el polvo y ser transportada por el aire. De este modo, los infantes pueden llegar a ingerirla por inhalación, de forma que se recomienda no exponer a los más pequeños a entornos con demasiado polvo o donde se están realizando trabajos de remover tierras.

Debido a la gravedad del botulismo y la dificultad para eliminar la bacteria, es necesario estar atentos a cualquier brote de este bacilo para evitar contagios e, incluso, posibles epidemias. A este respecto, la OMS vela por la seguridad y promueve la vigilancia, detección, evaluación de riesgos y contención de la enfermedad.

Así, aunque los brotes de botulismo son infrecuentes, como señala este estudio publicado en la revista Anales de Pediatríason siempre una emergencia de salud pública, y debe establecerse pronto si el brote es natural, accidental o deliberado. De este modo, podrán prevenirse nuevos casos y tratar de forma eficaz a los afectados.

Recomendaciones

Puesto que no existe vacuna contra la bacteria responsable del botulismo, lo mejor es la prevención. Para ello, los pediatras recomiendan lo siguiente:

  • No dar nunca miel a niños menores de doce meses.
  • Al igual que la miel, el jarabe de maíz también puede contener esta bacteria, de modo que no debe ofrecerse a los bebés.
  • Evitar la exposición a tierra o polvo que pudieran estar contaminados.
  • Hervir a altas temperaturas los alimentos que se conservan en casa (sobre todo, conservas caseras).
  • Mantener una higiene adecuada.

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¡Es mejor no darle miel a los bebés!

En definitiva, aunque la miel es un alimento dulce con importantes propiedades nutricionales, en los pequeños aumenta el riesgo de botulismo. Esto se debe a que su sistema inmunitario no está desarrollado y, por ende, no puede combatir el microorganismo que causa esta enfermedad.

Ahora bien, debemos estar atentos y tener en cuenta que no solo la miel es fuente responsable del botulismo. Así, siguiendo pautas de higiene adecuadas y las recomendaciones de los expertos, podremos mantener a los más pequeños fuera de riesgo.


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