Las propiedades anticoagulantes del ajo
Escrito y verificado por el médico Nelton Abdon Ramos Rojas
Durante años, el ajo ha sido un alimento muy consumido en muchos países del mundo. De hecho, se le conoce por ser el ingrediente principal de la dieta mediterránea. Ayuda a realzar el sabor de los platos y ayuda a conseguir verdaderas exquisiteces.
Si bien ha triunfado en el ámbito culinario, en lo que respecta a la medicina alternativa ha resultado ser un elemento muy llamativo. Se le han llegado a atribuir todo tipo de propiedades y se ha distorsionado en más de una ocasión su valor nutricional.
Veamos más acerca de este alimento y las propiedades que se le atribuyen popularmente, que tanto han confundido a las personas.
El ajo, un alimento con mil mitos a su alrededor
Según los expertos de la Fundación Española de la Nutrición (FEN), el ajo es una fuente de proteínas, yodo, fósforo, potasio, vitamina B6 y compuestos sulfurados. Por lo tanto, es un alimento recomendable para complementar la dieta.
Sin embargo, no es un alimento que ayude a “combatir infecciones crónicas“, tampoco previene ni cura el cáncer (ni ninguna otra enfermedad). Tampoco sirve como tratamiento coadyuvante. En todo caso, se trata de un alimento que ayuda a complementar la dieta y que da un toque distintivo a las sazones.
Los expertos de la Unidad de Universitat Pompeu Fabra comentan lo siguiente:
“Las pruebas científicas disponibles no tienen suficiente calidad como para confirmar la relación entre la ingesta de ajo y la disminución del riesgo de cáncer. Hace falta realizar ensayos clínicos rigurosos para determinar el verdadero efecto de la ingesta de ajo sobre en la prevención de esta enfermedad”.
Estas mismas afirmaciones aplican para enfermedades cardiovasculares. Por lo tanto, comerse un diente de ajo en ayunas todas las mañanas no va a hacer que disminuya el riesgo de padecer enfermedades. Tampoco va a reducir el impacto del estrés oxidativo ni evitar el envejecimiento prematuro.
La alicina su compuesto sulfurado
La alicina es un compuesto sulfurado que contiene este alimento. Es la responsable del olor y gusto que lo caracteriza y, según creencias, tiene un gran potencial desde el punto de vista medicinal. Por ello, se ha investigado en múltiples ocasiones desde hace años.
En un estudio publicado en el año de 2007 se comenta lo siguiente:
“Parece ser que aunque prácticamente todos los componentes del ajo poseen actividad antioxidante, los componentes con mayor capacidad podrían ser S-alil-cisteína y alicina, y también se sugiere que el efecto antioxidante es dependiente de la dosis y el tiempo“.
Los investigadores coinciden en que, si bien el ajo tiene compuestos con potencial para distintas cuestiones, este potencial solo ha sido observable en ciertas condiciones de laboratorio. Por lo tanto, no funcionan de cualquier manera, sino en circunstancias muy específicas.
Para aprovechar las propiedades del ajo, hasta la fecha, lo más recomendable es consumirlo dentro de una dieta equilibrada. No es necesario consumir una cantidad determinada en ayunas ni machacado o de cualquier otra forma.
El día que exista evidencia científica que indique que es beneficioso consumir cierta cantidad de ajo en determinado momento será posible replantear la forma de aprovechar este alimento. Por ahora, con integrarlo a una dieta equilibrada es suficiente.
En definitiva, si quieres consumir ajo, que sea porque te gusta su sabor en los platos. No porque vaya a ayudarte prevenir o curar enfermedades.
¿Tiene el ajo propiedades anticoagulantes?
Según creencias, el ajo tendría propiedades anticoagulantes y vasodilatadoras, por ello se suele recomendar en el ámbito popular como “tratamiento” para prevenir problemas cardiovasculares.Sin embargo, no existe evidencia científica que indique que tales creencias estén en lo cierto. De hecho, los expertos comentan que se ha observado que el consumo de este alimento puede causar interacciones con ciertos fármacos, como los anticoagulantes. Por ello, los pacientes que toman warfarina deben evitarlo.
De acuerdo a un estudio publicado en el año 1963 en Korea, el ajo tendría una sustancia con efecto anticoagulante, pero en casos aislados. Aunque esto sonaba prometedor, con el tiempo y otras investigaciones más profundas, se llegó a la conclusión de no se puede decir que tenga propiedades anticoagulantes.
En cambio, lo que se puede decir es que el ajo es un alimento con potencial, pero en determinadas condiciones.
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