Tratamientos para la disfagia
Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto
Los tratamientos para la disfagia se plantean respecto a los dos tipos generales que existen del trastorno. Los veremos a continuación y comentaremos qué se puede hacer.
Casi siempre hay necesidad de terapéuticas médicas estrictas y hasta cirugías, pero vale la pena recalcar que el diagnóstico certero es la clave sobre la cual actuar. A veces hay disfagias pasajeras y banales, mientras que otras veces se está ante un problema grave, incluso de tipo oncológico.
¿Qué es la disfagia y cuáles son sus tipos?
La disfagia se estipula como una dificultad para tragar. No es la imposibilidad de hacerlo ni el dolor al pasar algo por la garganta. Eso puede causar confusión por la similitud.
Si el problema es la garganta en sí, con dolor, es posible que estemos ante una odinofagia, de causas infecciosas o inflamatorias en su gran mayoría. En otro extremo, la disfagia existe cuando la persona siente que es difícil deglutir alimentos o saliva desde la cavidad bucal hacia el estómago.
Como vemos por la definición, hay varios órganos involucrados en el trastorno, lo que lo hace más complejo. Además, puede tratarse de una dificultad para los líquidos o para los sólidos. Esos pequeños síntomas orientan el diagnóstico en gran medida.
Los tipos de presentación clínica son los siguientes:
- Orofaríngea: esta disfagia es el clásico problema para tragar los líquidos y la comida en un nivel alto. Se localiza en la garganta y sus causas más habituales son neurológicas. Los pacientes con accidentes cerebrovasculares la padecen y se complica su alimentación, lo que acarrea otras complicaciones, como la deshidratación y la pérdida de peso.
- Esofágica: como su nombre lo indica, es la disfagia en el esófago, más baja que la anterior, presente para líquidos y para sólidos. El esófago es un órgano hueco y tubular, lo que favorece la obstrucción ante procesos neoplásicos. La causa más grave, por supuesto, es el cáncer.
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Tratamientos para la disfagia orofaríngea
Para comenzar, los tratamientos de la disfagia orofaríngea requieren de suspicacia por parte del profesional que interviene. Lo primero que se sospechan son causas que pueden corregirse con modificación de hábitos, ya que hay problemas solucionables en estos aspectos.
Una de las primeras cosas que se sugieren son los cambios en la dieta, como modificar las texturas y los volúmenes de los alimentos. La intención es ayudar al paciente a digerir con tranquilidad y superando el obstáculo alto de su tubo digestivo.
En personas con trastornos neurológicos por patologías primarias o secuelas, la postura es un factor determinante. Para muchos, la sola modificación de la posición del cuello al comer es suficiente para corregir la disfagia y dejarla en el pasado.
También se aplican procesos de rehabilitación para esta actividad de la vida cotidiana. Comer es un aprendizaje cuando somos pequeños y lo vuelve a ser en pacientes con accidentes cerebrovasculares, por ejemplo. Tanto nutricionistas como fisioterapeutas enseñan a digerir a las personas.
El uso de un soporte nutricional accesorio se reserva para casos complejos. Si el paciente no se alimenta, a pesar de las modificaciones, o pierde peso y se deshidrata, entonces sí se indican.
- La modalidad habitual de ayuda es la sonda nasogástrica.
- La variante quirúrgica es menos frecuente, pero no deja de ser una opción cuando hay mayor riesgo en la inanición que en la inacción.
¿Cómo se trata la disfagia esofágica?
El cáncer de esófago no es la única causal de esta disfagia, por lo que el tratamiento correcto depende del diagnóstico certero. Quizás hay una esofagitis, que es la inflamación del órgano, o acalasia, que es la alteración del movimiento peristáltico.
Cuando el abordaje es quirúrgico, la vía de elección es la endoscopía. Se introduce un tubo de fibra flexible que recorre el sistema digestivo alto buscando obstrucciones. El dispositivo cuenta con una cámara en su extremo y herramientas de trabajo para el cirujano. Si hay un cuerpo extraño se retira, y si se debe tomar una muestra, también es posible hacerlo.
En personas con obstrucciones severas por disminución de la luz del órgano, el endoscopio también puede realizar dilataciones en la misma maniobra al corregir la falta de progresión de los elementos dentro.
Entre los fármacos para abordar el problema sin cirugía están los siguientes:
- Bloqueantes de los canales de calcio: estos medicamentos pretenden regular las contracciones musculares del músculo liso del esófago. Su efectividad es discutida por los ensayos clínicos.
- Inhibidores de la bomba de protones: el uso es más como adyuvantes que como terapéuticas directas. Reducen la producción de ácido clorhídrico en el estómago, disminuyendo el reflujo del mismo, con la consiguiente irritación esofágica.
- Toxina botulínica: la inyección de esta sustancia se ha experimentado algunas veces, pero los resultados no son del todo prometedores. En primera instancia, la aplicación debe repetirse cada 6 meses para mantener el efecto, y en segundo lugar, los pacientes beneficiados recibieron la combinación de una cirugía.
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Los tratamientos para la disfagia son complejos
Como hemos visto, no es fácil abordar la disfagia y darle solución. Las causas subyacentes graves, como el cáncer, obligan a un diagnóstico preciso que no deje nada librado al azar.
Por ello, es importante que las consultas se hagan a tiempo y que se respeten las indicaciones terapéuticas. Las consecuencias del trastorno son la desnutrición y la deshidratación.
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