Aborto inducido: ¿en qué consiste?
Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto
Hablar de aborto inducido puede resultar chocante para muchas personas. Ya sea por ideologías o creencias religiosas, no es un tópico que resulte de común acuerdo en toda la población. Inclusive, dentro de un mismo país suele haber regiones con legislaciones disímiles sobre el mismo tema.
Las razones para practicar este tipo de aborto son variadas, y oscilan entre decisiones personales hasta situaciones clínicas de riesgo de salud para la madre. También hay estipulaciones legales para realizarlos en sitios controlados con la seguridad adecuada.
¿Qué es un aborto inducido?
Hablamos de aborto inducido cuando se interrumpe una gestación, adrede. Es decir, se toma la decisión de detener un embarazo, antes de la semana 20.
El límite de la semana 20 es meramente técnico. Casi todas las definiciones aceptadas de aborto estipulan allí la barrera entre un feto viable y uno que no lo es. Esto quiere decir que si se provoca un nacimiento anticipado, la posibilidad de supervivencia es mayor si ya transcurrió la mitad del embarazo.
Esto va más allá de las legislaciones al respecto. Hay Estados que permiten el aborto inducido hasta esa semana 20, otros hasta la semana 12 u 8. Esa variabilidad no afecta el concepto sanitario del procedimiento.
Si se practica la interrupción del embarazo luego de la mitad de transcurrida la gesta, no hay aborto. Lo habitual es que esas circunstancias ocurran con madres que padecen enfermedades que hacen inviable continuar el proceso, como la hipertensión pulmonar materna.
En base al tiempo de evolución del embarazo, el aborto inducido podrá realizarse con una u otra técnica. Esto se define para asegurar las mínimas complicaciones a la mujer y reducir los riesgos de infecciones o sangrados posteriores.
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Procedimientos para el aborto inducido
Las técnicas legalizadas en los países donde el procedimiento está avalado se dividen según las semanas en las que son aplicables. Así, tenemos opciones para el primer trimestre y para el segundo trimestre.
Técnicas del primer trimestre
Durante el primer trimestre de gestación, es decir, hasta la semana 14 de embarazo, las opciones son el misoprostol combinado y la aspiración. Como comentaremos de inmediato, hay formas más recomendadas por los médicos que otras.
El misoprostol es un medicamento con propiedades abortivas conocidas desde hace mucho. Su venta se encuentra regulada en casi todos los países para que su utilización se limite a cuestiones legales. El efecto que produce es el aumento de las contracciones uterinas.
Una forma de realizar el aborto inducido con la droga es combinarla con metotrexato, el cual tiene la propiedad de inhibir la replicación celular. Ambos, en conjunto, detienen el crecimiento fetal y propulsan el contenido del útero hacia fuera.
En las clínicas, en lugar de metotrexato se combina el misoprostol con mifepristona, para acelerar el proceso. De todas maneras, el tiempo máximo de prescripción es hasta las 10 semanas de gestación. En el transcurso de las 6 horas siguientes, el aborto se produce. Hay mujeres que demoran más, hasta 48 horas.
La tercera opción es la aspiración, la cual no se recomienda más allá de la semana 16 de embarazo. Consiste en succionar con un dispositivo especial al feto y la placenta hacia fuera, a través de la vagina.
Debido a la forma del procedimiento, existen algunos dolores posteriores y molestias para la mujer. También se registran sangrados originados en el microtrauma de la aspiración. En cualquier caso, se concreta en un día y, tras un breve período de observación, la mujer puede regresar a su hogar.
Aborto inducido en el segundo trimestre
Como en el segundo trimestre el feto ha crecido, la situación es más compleja de concretar desde los aspectos médicos. Las opciones son dos: la dilatación y la inducción.
En la dilatación, la realidad es que se combinan técnicas para concretar el aborto inducido. Se emplean instrumentos para dilatar el útero, luego se provoca vacío con succión (como sucede en la aspiración), para finalmente proceder al curetaje o raspado de la zona interna del órgano.
La recuperación suele ser inmediata y es habitual que la mujer reciba el alta en el mismo día para volver a su hogar. Sin embargo, a causa del tipo de abordaje, algunas cautelas se deben tomar en el mes subsiguiente a la dilatación.
Respecto a la inducción, la técnica se basa en estimular una especie de trabajo de parto. Por ello, se reserva para casos muy avanzados entre la semana 15 y 20 de gestación.
Se administran medicamentos para provocar contracciones y los dolores son parecidos a los de las parturientas. De ser necesario, si no se concreta una expulsión, el equipo médico recurre a la aspiración o la dilatación, con el fin de no dejar restos dentro del útero que puedan complicar la evolución posterior.
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El aborto inducido sucede en un marco legal
Vale recalcar que estos procedimientos para el aborto inducido son legalizados en algunos países, mientras que en otros no. Hay muchas diferencias entre leyes de una región del mundo y otra, por lo que no todo aplica por igual en términos de legalidad.
La realización de una técnica de este tipo, sea cual fuese, debe respetar los cánones de bioseguridad para no comprometer la vida de la mujer que se lo realiza. Es fundamental que las clínicas habilitadas dispongan del servicio adecuado para tal fin.
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