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Abscesos intraabdominales: ¿qué son?

4 minutos
Los abscesos intraabdominales se forman después de una cirugía, de un traumatismo o de enfermedades que implican una infección o una inflamación abdominal.
Abscesos intraabdominales: ¿qué son?
Sara Viruega

Revisado y aprobado por la farmacéutica Sara Viruega

Escrito por Equipo Editorial
Última actualización: 10 julio, 2023

Los abscesos intraabdominales son acúmulos de pus situados en el interior de la cavidad abdominal. Pueden localizarse en cualquier parte del abdomen.

Se suelen formar después de una cirugía, de un traumatismo o de enfermedades que implican una infección o una inflamación abdominal, en particular, cuando se produce una peritonitis o perforación.

Causas de los abscesos intraabdominales

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Una de las complicaciones de las cirugías es la formación de abscesos.

De acuerdo con la literatura científica, algunas de las causas de los abscesos intraabdominales son las siguientes:

  • Traumatismos abdominales graves.
  • Infecciones que aparecen en el posoperatorio de cirugía abdominal.
  • Infecciones producidas por la inflamación de órganos como la vesícula biliar o el apéndice, o por la perforación del intestino delgado o grueso.

Síntomas

Los síntomas más frecuentes de los abscesos intraabdominales son malestar general, fiebre y dolor abdominal. En ocasiones, al realizar la exploración física, se pueden palpar masas en el abdomen.

Los abscesos intraabdominales pueden formarse en el plazo de 1 semana de la perforación o peritonitis. Sin embargo, los abscesos posoperatorios pueden no aparecer hasta 2-3 semanas después de la intervención quirúrgica, y rara vez hasta varios meses después.

Aunque los síntomas son variables, la mayoría de los abscesos cursan con fiebre y dolor abdominal. Los síntomas pueden ser leves o intensos, siendo frecuentes las náuseas, la anorexia y la perdida de peso.

No obstante, otro tipo de abscesos como el del fondo de saco de Douglas, pueden provocar diarrea. Además, la cercanía a la vejiga puede causar micción imperiosa y polaquiuria.

También los abscesos subfrénicos pueden causar síntomas torácicos, como tos no productiva, dolor torácico y disnea. Por lo general, hay dolor a la palpación sobre el lugar del absceso. Los abscesos grandes pueden palparse como una masa.

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Tipos de abscesos intraabdominales

Los abscesos intraabdominales se clasifican en intraperitoneales, retroperitoneales o viscerales. Muchos abscesos intraabdominales aparecen después de la perforación de una víscera o de cáncer de colon.

Otros se forman por extensión de la infección o la inflamación secundaria a cuadros como apendicitis, diverticulitis, enfermedad de Crohn, pancreatitis, enfermedad pélvica inflamatoria o cualquier trastorno que provoque una peritonitis generalizada.

La cirugía abdominal, en particular la que afecta al aparato digestivo, es otro factor de riesgo significativo. El peritoneo puede contaminarse durante la cirugía o después de esta.

Los abscesos intraabdominales no drenados pueden dar lugar a daños en estructuras y vasos adyacentes, lo cual puede dar lugar a hemorragias o trombosis.

También pueden romperse hacia el intestino o peritoneo e incluso formar una fístula cutánea o genitourinaria. Sin embargo, un absceso abdominal inferior puede descender hacia el muslo.

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Diagnóstico

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Este tipo de estudios permiten determinar con precisión el tamaño de los abscesos.

El diagnóstico se lleva a cabo mediante la realización de una tomografía axial computarizada. Esta técnica permite seleccionar la mejor vía para realizar un drenaje y tratar la infección.

La resonancia magnética es otra prueba de imagen de gran precisión que se realiza en algunas situaciones. No obstante, existen otras pruebas más sencillas como la ecografía abdominal, aunque la calidad de las imágenes no es tan buena como la de las otras pruebas.

Tratamiento

El tratamiento comprende el empleo de antibióticos y drenaje percutáneo o quirúrgico. Casi todos los abscesos intraabdominales requieren drenaje, ya sea mediante catéteres percutáneos o cirugía.

El drenaje a través de catéteres puede ser apropiado cuando las cavidades en el absceso son grandes y cuando la vía de drenaje no atraviesa el intestino, órganos, pleura ni peritoneo no contaminados.

Además, es adecuado el empleo del drenaje cuando el origen de la infección está controlado y el pus es lo suficientemente líquido para circular por el catéter.

Los antibióticos pueden limitar la diseminación de la infección por la sangre y deben administrarse antes y después de la intervención. El tratamiento requiere fármacos activos contra la flora intestinal, como la gentamicina y el metronidazol.

En resumen, el tratamiento de los abscesos intraabdominales consiste en el drenaje del contenido purulento, acompañado de la administración de antibióticos.

El drenaje se realiza a través de la piel, mediante un drenaje percutáneo, y se puede realizar guiado por pruebas de imagen como la ecografía. En algunos casos de mayor gravedad, puede ser necesario un drenaje quirúrgico, que precisa una operación en el quirófano.


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