Arteriografía: ¿en qué consiste y para qué se utiliza?
Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto
Los vasos sanguíneos forman una red entrelazada de vías que se distribuyen por todos los órganos del cuerpo llevando oxígeno y nutrientes. El estudio de este sistema permite orientar y definir el diagnóstico médico muchas veces. La arteriografía es uno de los métodos más utilizados para este fin.
Al hablar de angiografía o arteriografía nos referimos a un estudio paraclínico radiológico que permite evaluar el estado de las arterias y cualquier alteración en ellas. Emplea un medio de contraste instilado en el vaso que permite dar color y definir los elementos en el interior de cualquier arteria.
En la actualidad existe una gran variedad de opciones para visualizar los vasos sanguíneos, entre los que mencionamos la ecografía Doppler y la tomografía axial computarizada (TAC). Sin embargo, la angiografía es empleada cuando se requiere ver con gran detalle y nitidez.
¿Cuándo puede ser necesaria?
Al evaluar al paciente, el médico puede identificar signos y síntomas que orienten a una afección o daño en el interior de un vaso sanguíneo. La causa más frecuente de solicitud de una angiografía suele ser la sospecha clínica de bloqueo u oclusión de la luz de una arteria.
Manifestaciones como debilidad, visión borrosa, dolor de cabeza, molestias al caminar o pérdida de fuerzas en una parte del cuerpo podrían ser producto de un bloqueo arterial. En estos casos, la angiografía permite identificar la ubicación y la causa de dicha oclusión, así como también ofrecer características que faciliten definir la gravedad.
Dentro de las afecciones que pueden ser diagnosticadas usando la angiografía destacan las siguientes:
- Aneurismas o dilataciones arteriales patológicas con riesgo de ruptura.
- Malformaciones arteriovenosas (MAV) o conexiones anormales entre vasos.
- Placas ateroscleróticas.
- Afecciones del flujo sanguíneo renal.
- Lesiones vasculares posteriores a un trauma.
- Disección de la aorta.
- Coágulos y émbolos.
De igual forma, este método radiológico puede ser utilizado para guiar al cirujano durante los procedimientos de reconstrucción de un vaso sanguíneo. Es considerada el estándar en la valoración de la anatomía de las arterias coronarias.
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¿Qué tipos de arteriografía existen?
La angiografía permite evaluar cualquier vaso sanguíneo del cuerpo, desde las pequeñas arterias del corazón y cerebro hasta los grandes vasos de los miembros inferiores. Por lo que es clasificado de acuerdo al órgano o área a evaluar.
Arteriografía coronaria o coronariografía
Es un método poco invasivo que ofrece imágenes detalladas del interior de las arterias coronarias, las que nacen de la aorta ascendente e irrigan la musculatura cardíaca. Se realiza con el objetivo de diagnosticar arteriopatías y alteraciones del corazón.
De igual forma, este procedimiento está indicado en las siguientes situaciones:
- Definir la necesidad de cirugía de revascularización coronaria o angioplastia.
- Evaluar la severidad y grado de una patología isquémica miocárdica.
- Determinar el origen del dolor torácico asociado a dificultad respiratoria.
- Identificar las propiedades y características cardíacas previo a una reconstrucción de las válvulas cardíacas.
Arteriografía aórtica o aortografía
Se emplea con el objetivo de explorar y evaluar el flujo sanguíneo de la aorta, desde su nacimiento en el corazón hasta su recorrido torácico y abdominal.
En la búsqueda se incluye la detección primordial de bultos y dilataciones patológicas, así como la identificación de fallas en la válvula aórtica.
De igual forma, la misma ha demostrado gran utilidad en la detección de rupturas de la pared aórtica o disección con una capacidad de identificación de más del 50 % de los casos.
Arteriografía cerebral
La angiografía cerebral está indicada en la valoración de alteraciones ubicadas en el interior de los pequeños vasos sanguíneos del cerebro. Su principal utilidad recae en el diagnóstico de vasos estrechos o bloqueados ante la sospecha de eventos isquémicos que definan un accidente cerebrovascular.
Este método es útil en la identificación de conexiones anómalas entre arterias y venas cerebrales. Además, permite evaluar la inflamación de la pared de los vasos sanguíneos o vasculitis.
Otros tipos de arteriografía
Los tipos de arteriografías descritos suelen ser los utilizados con mayor frecuencia. Sin embargo, también vale la pena destacar los siguientes:
- De extremidades, brazos o piernas.
- Angiografía con fluoresceína para evaluación ocular.
- Pulmonar.
- Arteriografía renal.
- Angiografía mesentérica para exploración de colon e intestino delgado.
- Pélvica.
¿Cómo se realiza el examen?
Esta herramienta paraclínica es conocida como cateterismo por la forma en que es realizado el examen. Se concreta con médicos radiólogos intervencionistas o vasculares.
El método consiste en la colocación de un pequeño tubo de plástico o catéter en la vía o vaso sanguíneo que se requiera explorar. Luego se inyecta un medio de contraste yodado que permite realzar las estructuras internas.
Una vez el contraste está circulando en sangre se generan varias radiografías continuas que permiten visualizar con facilidad el flujo de la sangre a través del vaso en tiempo real.
Preparación previa a una arteriografía
La angiografía es un método exploratorio invasivo que requiere de varios criterios de preparación antes de la misma, con el objetivo de evitar complicaciones en el paciente y procurar el éxito. Algunas pautas que se deben tener en cuenta son las siguientes:
- Medicinas: es vital informar al médico acerca del consumo de cualquier medicamento, sobre todo si se consumen fármacos anticoagulantes o insulina.
- Reacciones alérgicas: se debe comunicar al especialista cualquier alergia relacionada con el consumo de fármacos en los días previos al estudio, sobre todo si se ha diagnosticado alergia al contraste de rayos X.
- Alimentación: es recomendable no consumir ningún alimento solido o pesado luego de la medianoche antes del estudio.
- Hábito de fumar: no consumir cigarrillos o tabaco en las 24 horas previas.
- Embarazo: la notificación de embarazo es obligatoria, considerando que la radiación podría ser dañina para el bebé.
- Lactancia: si se encuentra amamantando a un recién nacido debe informarlo al especialista. De igual forma, es recomendable extraer y almacenar la leche con anticipación. No obstante, la Asociación Americana de Radiología reportó que la cantidad de contraste que puede pasar al feto es mínima.
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¿Cómo es el procedimiento de la arteriografía?
La arteriografía es un proceso mínimamente invasivo que suele durar alrededor de 90 minutos, dependiendo del área a estudiar y de las complicaciones que se pueden presentar. En términos generales, todo el proceso se puede resumir en 3 fases.
1. Introducción del catéter
Una vez realizados todos los preparativos pertinentes, el especialista encargado lo guiará y lo acostará sobre una mesa de rayos X. Una vez se encuentre acostado se procederá a realizar la limpieza del área en la que se insertará el catéter.
El especialista encargado deberá colocar anestesia local en la zona de introducción para evitar molestias. Luego procederá con la inserción del catéter.
En la mayoría de los casos se introduce a través de la ingle y suele ser necesario realizar una pequeña incisión. No obstante, la introducción también se puede realizar a través del brazo o la muñeca.
2. Ubicación del catéter e inyección del contraste
Cuando el catéter se encuentre en una arteria de gran calibre, el especialista procederá a moverlo a través del trayecto de las mismas hasta ubicar el segmento que se desea estudiar. Es importante destacar que en este punto usted no percibirá ningún tipo de molestia producto de la anestesia local.
Al momento de ubicar el segmento a estudiar, el especialista procederá a inyectar el medio de contraste, el que se encargará de la tinción de las arterias.
Mientras se instila el contraste se deben tomar múltiples placas para poder estudiar todos los trayectos. Este es un proceso que puede tomar varios minutos y son necesarias sucesivas imágenes.
3. Extracción del catéter
Una vez se tomen todas las imágenes que sean necesarias para estudiar el trayecto se debe proceder a retirar el catéter. El retiro del mismo no suele causar dolor. Tan solo será necesario mantener una presión constante en el área durante alrededor de 20 minutos para evitar el sangrado.
La colocación y extracción del catéter son momentos que se supervisan quirúrgicamente, pues implican una invasión al torrente sanguíneo.Resultados y recuperación de una arteriografía
El resultado final de una angiografía es la visualización completa del trayecto de las arterias de una zona determinada. El examen estará normal cuando el contraste tiña todos los vasos de forma uniforme.
Entre los resultados anormales que se pueden encontrar en este estudio destacan los siguientes:
- Salida del contraste al medio extravascular, lo que indica hemorragia interna.
- Arterias estrechas o bloqueadas.
- Vasos sanguíneos en posiciones anormales.
La recuperación es rápida en la mayoría de los casos. La permanencia en el hospital suele ser menor a 6 horas en los pacientes ambulatorios. El personal médico solo debe estar alerta ante la presencia de sangrado en la zona de introducción del catéter.
Entre las recomendaciones generales que deben seguir las personas destacan las de guardar reposo durante 24 horas, no caminar mucho y evitar fumar.
Posibles complicaciones de una arteriografía
Al tratarse de un estudio imagenológico invasivo, las complicaciones que se pueden presentar están relacionadas tanto con el medio de contraste como la introducción del catéter en sí.
No obstante, son poco frecuentes y destacan las siguientes:
- Sangrado durante las horas posteriores al estudio.
- Alergia al medio de contraste, siendo la alergia al yodo una afección común.
- Formación de un coágulo de sangre en la incisión y una posterior embolia.
- Daño o perforación de una arteria al maniobrar el catéter.
- Infección de la zona de la incisión.
Un estudio ideal para evaluar las arterias
La arteriografía es un examen paraclínico que muestra una imagen detallada que permite un realizar un análisis preciso de la condición de los vasos sanguíneos. A pesar de que es un proceso invasivo, las complicaciones son poco frecuentes y no representan un peligro para la vida cuando son detectadas a tiempo.
La recuperación es rápida en la mayoría de los casos y no suele impedir la realización de actividades diarias durante un tiempo prologando. No obstante, se recomienda guardar reposo y no realizar esfuerzos excesivos durante al menos 24 horas.
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