¿Qué es y cómo se hace el ayuno de dopamina?

El ayuno de dopamina es considerado como la panacea por muchos personajes de Silicon Valley, pero no por los neurocientíficos. Estos últimos ven vacíos en esta propuesta.
¿Qué es y cómo se hace el ayuno de dopamina?
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 10 julio, 2023

El ayuno de dopamina tiene poco que ver con el ayuno y menos con la dopamina. El concepto y la técnica fueron propuestas por Cameron Sepah, un psiquiatra que atiende con frecuencia a los personajes importantes de Silicon Valley.

En palabras del propio Sepah, su idea ha sido llevada demasiado lejos. Hoy por hoy son muchas las personas que hacen ayuno de dopamina. Pero la manera como lo llevan a cabo y lo que esperan va en contra de los postulados de la neurociencia.

Esto no quiere decir que el ayuno de dopamina no sirva para nada. En primer lugar, habría que cambiarle el nombre, porque no describe lo que realmente se logra con esta técnica. En segundo lugar, hay que tener expectativas realistas sobre sus aportes.

¿Qué es el ayuno de dopamina?

El ayuno de dopamina fue descrito por Cameron Sepah como el antídoto para nuestra era sobreestimulada. Se basa en la premisa de que las personas deben apartarse de manera temporal de los dispositivos electrónicos, ya que estos exacerban la producción de dopamina y generan adicción.

Según Sepah, el beneficio de hacer esto es que el cerebro se recupera y se reinicia. En teoría, tras hacer el ayuno de dopamina se logra disfrutar más de todo. Es algo así como renovar el cerebro mediante la supresión de estímulos.

Esta técnica ha tenido gran impacto; primero entre los personajes de Silicon Valley, y luego en todo tipo de ámbitos. Se podría decir que se convirtió en una moda.

Los principios de la técnica

El ayuno de dopamina se basa en la idea de que abstenerse temporalmente de las tecnologías adictivas provoca una suerte de desintoxicación en el cerebro. Algunos extienden la abstención a las relaciones sociales y a la alimentación.

Se parte de la idea de que la dopamina regula el placer y que este es contrario al bienestar. Señalan que el placer es efímero y visceral, al tiempo que provocaría adicción.

Así mismo, retoman algo que ha planteado la neurociencia: la dopamina está involucrada en los comportamientos adictivos. Un estímulo que genera placer activa la producción de dopamina. Sin embargo, con el tiempo el organismo se adapta y entonces se necesita un estímulo más intenso para sentir placer.

Por lo tanto, dicen los seguidores del ayuno de dopamina, abstenerse de algunos estímulos es una vía para evitar el placer efímero que proporciona una adicción. Luego, los niveles de dopamina se van a regular mejor y habrá más capacidad para disfrutar de todo.

Joven adicto a las pantallas.
La propuesta de esta teoría es dejar de lado los estímulos de las pantallas, entre otros, para resetear el cerebro.

Entendiendo el funcionamiento de la dopamina

Los neurocientíficos han cuestionado las premisas del ayuno de dopamina, comenzando por el funcionamiento mismo de este neurotransmisor. La dopamina no está relacionada necesariamente con el placer, aunque sí con la motivación.

La sustancia incita o inclina a un comportamiento determinado, pero no implica placer per se. Es algo así como suscitar el deseo.

Cuando suena la notificación del teléfono, por ejemplo, hay un golpe de dopamina. Aparece el deseo de saber de qué se trata. Cuando se lee el mensaje puede haber felicidad, tristeza o neutralidad y esto ya no depende del neurotransmisor.

En las adicciones, en efecto, hay un deseo compulsivo de acceder al estímulo del que se depende. Y en ello interviene el neurotransmisor. Sin embargo, hacer ayuno de dopamina no es algo que conduzca de manera automática a un reinicio en el cerebro.


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¿Sirve o no sirve?

La pregunta del millón sería si sirve o no el ayuno de dopamina. La respuesta es sí, pero hay que matizarla.

En primer lugar, lo que se ha llamado ayuno de dopamina es lo mismo que desde hace 2500 años se conoce como meditación vipassana. Es evitar intoxicarse antes de meditar.

Esto implica abstenerse de consumir sustancias e incluso abstenerse de situaciones que obstaculicen la atención plena. Por lo tanto, esa pausa es muy positiva, aunque en realidad tenga poco que ver con la dopamina.

De otro lado, en el tratamiento de las adicciones sí es muy importante comenzar con un periodo de abstinencia. Esto concuerda con un ayuno de dopamina. En efecto, ayuda a que se recomponga el sistema de recompensa del cerebro.

Sin embargo, lo anterior es solo el primer paso en el tratamiento de una adicción. Esta abstinencia, por sí sola, no ofrece resultados eficaces.

Ayuno de dopamina en la meditación.
La meditación real exige una separación de los elementos distractores que se asemeja bastante al ayuno de dopamina.

Lo que se puede esperar del ayuno de dopamina

De momento, no existe ninguna evidencia científica de que el ayuno de dopamina ofrezca los beneficios que se le atribuyen. De hecho, no existe una relación directa entre este neurotransmisor y los estados de ánimo.

La dopamina no solo interviene en la motivación, sino en muchas otras funciones de tipo fisiológico y cognitivo. Si estuviera en un nivel muy bajo, solo induciría a que estemos más pasivos, lo que no implica mayor bienestar.

Dicho lo anterior, es claro que hacer pausas y reducir el número de estímulos que se reciben es positivo. La clave está en no llevar esto al extremo y no esperar cambios radicales.

El descanso emocional y cognitivo es necesario para la mente. En efecto, aumenta su potencial y su productividad.

Si el problema es el uso compulsivo de los dispositivos electrónicos y la afición desmedida por las redes sociales, el ayuno de dopamina no es la solución. Podría ser un primer paso, pero por sí solo no va a resolver el problema.

Lo ideal es que se logre un uso racional de los aparatos. Lo indicado es que, sin renunciar a ellos, se consiga un mayor equilibrio.


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