La manzanilla: beneficios de consumirla
La manzanilla es una hierba que goza de gran popularidad a nivel mundial dada la cantidad de propiedades curativas que posee. Y aunque es más común encontrarla en infusiones, también es utilizada en lociones, cremas, tónicos y otros ungüentos para el ámbito estético.
Más allá de poder aliviar malestares estomacales y calmar la ansiedad, la manzanilla es una de las hierbas más consumidas debido a su buen aroma y sabor. Sin duda, se trata de una verdadera bondad que nos brinda la naturaleza. A continuación, te comentamos cuáles son los beneficios que implica su consumo.
Breve resumen histórico
Se tiene constancia de que esta planta aromática ya se aplicaba como “medicina” desde los tiempos del Antiguo Egipto y que llegó a ser muy popular tanto entre los sanadores y médicos de la Antigua Grecia como en los del Imperio romano.
Durante la Edad Media, se popularizó su consumo como remedio para el asma, pero también para calmar los nervios y las náuseas, e incluso para tratar ciertas afecciones de la piel, pues se consideraba una planta con mucho potencial en el organismo. De ahí que se realizasen numerosos estudios acerca de las propiedades y aplicaciones de esta planta. Gracias a ello, se consiguieron aliviar las dolencias de muchos.
Con el paso del tiempo, la manzanilla se hizo un espacio en la gran mayoría de los hogares, huertos y jardines, y gracias a ello, su comercialización adquirió diversos formatos. ¿Quién no ha probado una infusión en bolsita de té? Definitivamente, es difícil que falten en nuestras alacenas.
Propiedades y beneficios de la manzanilla
- Sedantes.
- Antialérgicas.
- Antibacterianas.
- Antiinflamatorias.
Las propiedades de la manzanilla están más que comprobadas por la ciencia. Ahora bien, ¿cómo favorecen estas propiedades al organismo? Para empezar, al tener un efecto sedante, la manzanilla puede prevenir espasmos, inflamaciones y molestias afines. También puede ayudar a:
- Hacer una buena digestión.
- Relajarse (lo cual favorece incluso un buen dormir).
- Abrir el apetito (para favorecer la recuperación del paciente).
- Eliminar toxinas a través de la orina.
- Aliviar los espasmos estomacales y menstruales.
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En el mercado, se puede conseguir manzanilla en varias presentaciones: cremas, aceites esenciales, lociones y cápsulas. Sin embargo, lo más común es beber su infusión, ya que se aprovechan al máximo sus propiedades.
¿Cómo se aprovecha en la estética?
Cuando se utiliza de vía tópica (cutánea, ocular, ótica), la manzanilla también puede resultar beneficiosa.
Según un estudio publicado en el International Journal of Molecular Sciences, esta hierba es muy buena para la piel. Las cremas o cataplasmas que la contengan son excelentes para regenerar los tejidos quemados o lesionados. Por otra parte, los enjuagues de manzanilla son muy buenos para cicatrizar más rápido aftas o herpes bucales.
Ahora bien, en el ámbito de la belleza, la manzanilla se utiliza en cosmética para mantener los cabellos rubios o bien, dar ciertas «luces» a los cabellos castaños y rojizos.
Por otra parte, las mascarillas faciales y los productos desmaquillantes con manzanilla ayudan a refrescar, aliviar y limpiar adecuadamente la piel.
¿Cómo preparar una buena infusión?
Para disfrutar de una buena infusión de manzanilla tan solo hay que poner una taza con agua a hervir. Esto se puede hacer tanto en una olla, o bien, en el microondas. Lo importante es introducir la bolsa de manzanilla mientras el agua está burbujeando.
Seguidamente, tapamos el recipiente y lo dejamos reposar durante unos 3- 5 minutos. Es importante respetar este tiempo para que la hierba pueda cocerse bien.
Ahora bien, se puede disfrutar esta infusión tanto caliente como fría en cualquier momento del año. De hecho, se recomienda beber, como mínimo, una taza al día, y como máximo, 1 litro para aprovechar sus beneficios.
En caso de que no nos agrade demasiado el sabor de la manzanilla, podemos preparar un licuado o un batido y, en lugar de utilizar solamente agua, emplear una infusión de manzanilla. El resto de los ingredientes disimularán su sabor y podremos irnos acostumbrando poco a poco hasta conseguir beberla sin acompañantes.
No se aconseja añadir azúcar a las infusiones. En su lugar, se puede añadir un punto de miel de abejas, que también tiene un efecto similar y resulta mucho más saludable que el azúcar refinado.
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