Logo image

5 malos hábitos que debilitan tu cabello (y cómo corregirlos)

3 minutos
Si notas más caída de cabello en el cepillo o la ducha, puede deberse a ciertos hábitos cotidianos que puedes cambiar. Detectarlos y corregirlos fortalece la fibra capilar y mejora visiblemente la salud de tu pelo.
5 malos hábitos que debilitan tu cabello (y cómo corregirlos)
Escrito por Valentina Vallejo
Última actualización: 02 octubre, 2025

Aunque la genética y ciertas condiciones médicas influyen en la salud capilar, no siempre son las únicas responsables de un cabello débil. En muchos casos, son hábitos cotidianos los que deterioran progresivamente la fibra capilar. Esta guía te invita a analizar cómo lo cuidas: identificar cinco prácticas comunes que podrían estar afectándolo y aprender a corregirlas para fortalecerlo desde la raíz.

1. Secar y peinar el pelo con demasiada fuerza

Frotar el cabello con fuerza al salir de la ducha, cepillarlo bruscamente cuando está mojado o llevar peinados muy tirantes son gestos cotidianos que pueden parecer inofensivos, pero dañan profundamente la fibra capilar. El pelo húmedo es más elástico y vulnerable, y la fricción excesiva rompe su cutícula, provocando frizz y quiebre. Además, la tensión constante sobre el folículo puede derivar en una caída progresiva conocida como alopecia por tracción.

¿Qué hacer? Seca el cabello presionando suavemente con una toalla de microfibra. Usa un peine de púas anchas para desenredar desde las puntas hacia la raíz, y opta por peinados más sueltos en tu rutina diaria.

2. Abusar del calor y de los champús fuertes

Usar con frecuencia secadores, planchas o rizadores a altas temperaturas sin protección térmica, junto con champús demasiado agresivos, puede deteriorar profundamente la salud capilar. El calor extremo deshidrata la fibra al evaporar el agua de su interior, lo que debilita su estructura proteica y la vuelve quebradiza. Por otro lado, los sulfatos fuertes eliminan los aceites naturales del cuero cabelludo, dejándolo seco, irritado y sin defensa frente a factores externos.

¿Qué hacer? Aplica siempre un protector térmico antes de usar herramientas de calor y ajústalas a una temperatura media. Limita su uso a dos o tres veces por semana. Alterna tu champú habitual con uno más suave para cuidar el equilibrio del cuero cabelludo.

3. No darle a tu pelo los nutrientes que necesita

Una alimentación pobre en nutrientes esenciales puede debilitar el cabello desde su origen, aunque no siempre lo relacionamos. Como la hebra capilar está compuesta principalmente de queratina, su crecimiento y fortaleza dependen de un suministro constante de proteínas, hierro, zinc, biotina y otras vitaminas que llegan al folículo a través de la sangre. Cuando estos nutrientes escasean, el folículo se debilita, el cabello crece más fino y frágil, y se vuelve más propenso a la caída.

¿Qué hacer? Incluye en tu dieta alimentos ricos en proteínas (huevos, pescado, carnes magras y legumbres), hierro (espinaca, lentejas), zinc (semillas, frutos secos) y vitaminas del grupo B. La nutrición interna es clave para un cabello sano y resistente

4. Subestimar el impacto del estrés

Vivir bajo estrés prolongado puede afectar la salud capilar más de lo que parece. El exceso de cortisol, la principal hormona del estrés, altera el ciclo natural del cabello y acelera su caída, aunque los efectos suelen aparecer semanas después.

¿Qué hacer? Incorpora prácticas de gestión emocional en tu rutina diaria. El ejercicio regular, las técnicas de respiración, la meditación o dedicar tiempo a actividades que disfrutes pueden ayudarte a regular los niveles de cortisol y proteger la salud capilar a largo plazo.

5. Lavarlo demasiado o muy poco

Lavar el cabello con demasiada frecuencia—especialmente con productos agresivos—puede eliminar los aceites naturales que protegen el cuero cabelludo, causando sequedad e irritación. En cambio, espaciar demasiado los lavados permite que se acumulen residuos y sebo, lo que puede obstruir los folículos y generar inflamación.

¿Qué hacer? Encuentra un ritmo de lavado que se adapte a tu tipo de cabello. Para la mayoría de las personas, cada dos o tres días es suficiente. Al lavar, masajea suavemente el champú solo en el cuero cabelludo y deja que la espuma limpie el resto del cabello al enjuagar.

El estado de tu cabello no solo habla de cómo lo cuidas, sino también de cómo vives. Estrés, alimentación, gestos automáticos… todo influye. El cuerpo es un sistema interconectado, y el cabello responde a lo que ocurre dentro y fuera. Cuidarlo es también una forma de escucharte.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.