Nick Keomahavong, monje budista: los 6 hábitos diarios que te ayudarán a vivir en paz

Para el monje budista Nick Keomahavong, la felicidad no depende del azar ni de cambios externos. Su enfoque es claro, entrenar la mente conduce a la paz. Y ese entrenamiento no es abstracto ni reservado a quienes viven en un monasterio, él construyó una idea a partir de seis hábitos diarios que alinean cuerpo y mente para que cualquier persona pueda incorporar a su rutina.
A continuación, te explicamos en qué consiste cada uno de estos hábitos y cómo pueden ayudarte a cultivar serenidad desde lo más simple.
1. Acuéstate y levántate a la misma hora
Establecer un horario de sueño consistente es el primer paso para organizar tu vida. Keomahavong cuenta cómo sus horarios anteriores lo dejaban siempre cansado. Al adoptar la rutina del monasterio (acostarse a las 22:00 y levantarse a las 4:00), notó el efecto del ritmo. La consistencia y estabilidad dan al cuerpo y la mente una sensación de seguridad y calma.
2. Haz ejercicio regular y sencillo
La filosofía del monasterio prioriza la disciplina sobre la motivación para el ejercicio. El objetivo es mantener el cuerpo sano, sin buscar entrenamientos intensos ni un físico perfecto. Keomahavong dice que no necesitas ropa especial ni un gimnasio. Basta con caminar un poco más rápido para elevar tu ritmo cardíaco. Su maestro le enseñó que, aunque no te guste, es necesario para mantener el cuerpo fuerte y la mente despejada.
3. Modera tu alimentación
Comer para sostener el cuerpo es una práctica de atención plena. El enfoque budista invita a comer a horas fijas y en la cantidad adecuada, sin dejarse llevar por impulsos. Keomahavong relata cómo los monjes novatos, tentados por la comida tailandesa, comen en exceso y terminan tan llenos que no pueden meditar. Comer con moderación evita la somnolencia y mantiene la mente atenta.
4. Mantén un entorno limpio y ordenado
Tu espacio exterior influye en tu estado interior.Un dormitorio o escritorio desordenado genera ruido mental. Keomahavong dice que ordenar el entorno físico ayuda a calmar la mente. Hacer la cama, limpiar el plato o despejar tu espacio de trabajo crea una sensación de claridad mental.
5. Medita a diario
Keomahavong usa una analogía: la meditación limpia la mente como la ducha limpia el cuerpo. Cada día, la mente “se ensucia” con preocupaciones y pensamientos. Meditar a diario limpia esa suciedad mental para recuperar la claridad. No necesitas empezar con sesiones largas; Keomahavong recomienda solo cinco minutos. La clave es la constancia de crear el hábito cada día.
6. Medita justo antes de dormir
Este hábito puede mejorar tu descanso. Keomahavong aprendió en el monasterio que “lo último que piensas antes de dormir es lo primero que piensas al despertar“. Si te acuestas repasando problemas, te despertarás con esa carga. En cambio, meditar unos minutos antes de dormir calma la mente, ayuda a soltar las preocupaciones y te permite entrar al sueño con tranquilidad.
Los seis hábitos que propone Nick Keomahavong no son una fórmula mágica ni una lista que se marca y se olvida. Son una práctica diaria que, al repetirse, transforma la relación con uno mismo. Cada hábito, desde ordenar el espacio hasta meditar antes de dormir, es una forma de estar presente, de cuidar el cuerpo y de aquietar la mente. No se trata de perfección ni de velocidad, sino de coherencia: vivir cada día con intención, con respeto por el ritmo propio y con la certeza de que la paz no se encuentra afuera, sino en lo que elegimos hacer con lo que tenemos.
Para el monje budista Nick Keomahavong, la felicidad no depende del azar ni de cambios externos. Su enfoque es claro, entrenar la mente conduce a la paz. Y ese entrenamiento no es abstracto ni reservado a quienes viven en un monasterio, él construyó una idea a partir de seis hábitos diarios que alinean cuerpo y mente para que cualquier persona pueda incorporar a su rutina.
A continuación, te explicamos en qué consiste cada uno de estos hábitos y cómo pueden ayudarte a cultivar serenidad desde lo más simple.
1. Acuéstate y levántate a la misma hora
Establecer un horario de sueño consistente es el primer paso para organizar tu vida. Keomahavong cuenta cómo sus horarios anteriores lo dejaban siempre cansado. Al adoptar la rutina del monasterio (acostarse a las 22:00 y levantarse a las 4:00), notó el efecto del ritmo. La consistencia y estabilidad dan al cuerpo y la mente una sensación de seguridad y calma.
2. Haz ejercicio regular y sencillo
La filosofía del monasterio prioriza la disciplina sobre la motivación para el ejercicio. El objetivo es mantener el cuerpo sano, sin buscar entrenamientos intensos ni un físico perfecto. Keomahavong dice que no necesitas ropa especial ni un gimnasio. Basta con caminar un poco más rápido para elevar tu ritmo cardíaco. Su maestro le enseñó que, aunque no te guste, es necesario para mantener el cuerpo fuerte y la mente despejada.
3. Modera tu alimentación
Comer para sostener el cuerpo es una práctica de atención plena. El enfoque budista invita a comer a horas fijas y en la cantidad adecuada, sin dejarse llevar por impulsos. Keomahavong relata cómo los monjes novatos, tentados por la comida tailandesa, comen en exceso y terminan tan llenos que no pueden meditar. Comer con moderación evita la somnolencia y mantiene la mente atenta.
4. Mantén un entorno limpio y ordenado
Tu espacio exterior influye en tu estado interior.Un dormitorio o escritorio desordenado genera ruido mental. Keomahavong dice que ordenar el entorno físico ayuda a calmar la mente. Hacer la cama, limpiar el plato o despejar tu espacio de trabajo crea una sensación de claridad mental.
5. Medita a diario
Keomahavong usa una analogía: la meditación limpia la mente como la ducha limpia el cuerpo. Cada día, la mente “se ensucia” con preocupaciones y pensamientos. Meditar a diario limpia esa suciedad mental para recuperar la claridad. No necesitas empezar con sesiones largas; Keomahavong recomienda solo cinco minutos. La clave es la constancia de crear el hábito cada día.
6. Medita justo antes de dormir
Este hábito puede mejorar tu descanso. Keomahavong aprendió en el monasterio que “lo último que piensas antes de dormir es lo primero que piensas al despertar“. Si te acuestas repasando problemas, te despertarás con esa carga. En cambio, meditar unos minutos antes de dormir calma la mente, ayuda a soltar las preocupaciones y te permite entrar al sueño con tranquilidad.
Los seis hábitos que propone Nick Keomahavong no son una fórmula mágica ni una lista que se marca y se olvida. Son una práctica diaria que, al repetirse, transforma la relación con uno mismo. Cada hábito, desde ordenar el espacio hasta meditar antes de dormir, es una forma de estar presente, de cuidar el cuerpo y de aquietar la mente. No se trata de perfección ni de velocidad, sino de coherencia: vivir cada día con intención, con respeto por el ritmo propio y con la certeza de que la paz no se encuentra afuera, sino en lo que elegimos hacer con lo que tenemos.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.







