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¿Limpias bien tu cara? Dermatóloga señala 3 errores típicos que pasan factura a la piel

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Una buena técnica es más importante que los productos que usas. Evita la irritación y los granitos corrigiendo estos tres fallos comunes en la rutina de limpieza.
¿Limpias bien tu cara? Dermatóloga señala 3 errores típicos que pasan factura a la piel
Publicado: 18 noviembre, 2025 09:00

Limpiar la cara cada día es un hábito que repetimos sin pensar demasiado. Y, aunque parezca el paso más simple dentro de la rutina de cuidado facial, cometemos errores que pueden irritar nuestra piel o causar brotes.

La dermatóloga Ana Molina explica cuáles son los 3 hábitos frecuentes que deberíamos evitar al momento de limpiar el rostro, sobre todo si queremos “cambiar la piel” y lograr que se vea mucho mejor desde el primer paso.

1. Olvidar limpiar el contorno del rostro

Es fácil concentrarte en limpiar “lo que ves”, como la frente, las mejillas, la nariz y la barbilla. Sin embargo, la línea donde comienza el cabello o debajo de la mandíbula también se ensucian y requieren de una limpieza diaria. 

Ana Molina menciona que “se acumulan restos de protector solar, maquillaje, grasa y hasta champú”. Como resultado, pueden aparecer brotes de acné y puntos negros típicos del acné cosmético.

Cuando apliques el limpiador, asegúrate de masajear el producto por todo el contorno facial, incluido el cuello y detrás de las orejas, antes de aclarar con agua.

2. Usar agua demasiado caliente

El mito de que el agua caliente “abre los poros” y limpia mejor es un mito, ya que los poros no son capaces de abrirse o cerrarse. “El agua caliente limpia demasiado bien y destruye la barrera lipídica de la piel”, menciona Molina. Al debilitar esa barrera, la piel se deshidrata y puede sentirse más tirante, enrojecida y sensible.

Utiliza siempre agua tibia o templada para lavar el rostro. Es igual de eficaz para limpiar, pero lo hace sin agredirlo.

3. Secar la piel con la toalla incorrecta

El secado es el último paso de la limpieza y puede parecer poco importante, pero también cuenta. Frotar con fuerza y usar la toalla equivocada son hábitos muy extendidos que pueden arruinar todo el proceso anterior.

Muchas personas utilizan la misma toalla con que se secan al bañarse, pero “la toalla del cuerpo acumula bacterias, células muertas y restos de jabón”, señala la especialista. Entonces, pueden aparecer granitos e irritación.

Destina una toalla pequeña y suave exclusivamente para la cara. Lávala cada dos o tres días y seca la piel con pequeños toques, sin arrastrar.

Consejos adicionales que potencian la limpieza facial

Una vez corregidos los fallos básicos, es posible perfeccionar la rutina con estos hábitos sencillos.

  • Lavarse las manos antes de empezar, para evitar transferir suciedad y bacterias a la piel del rostro.
  • Masajear el producto durante 60 segundos en lugar de aclarar al instante. Este tiempo es suficiente para que los ingredientes actúen y remuevan mejor las impurezas.
  • Usar un limpiador adecuado para el tipo de piel, que esté formulado específicamente para piel seca, grasa, mixta o sensible. Un limpiador demasiado agresivo o genérico puede alterar el pH de la piel y dañar su barrera protectora.
  • Realizar una doble limpieza por las noches, sobre todo después de usar maquillaje o protector solar. Este método se basa en aplicar un limpiador de base oleosa para disolver bien esos productos y luego usar un limpiador de base acuosa para retirar los restos.

Muchas veces, para tener una piel más sana no es necesario añadir más productos a la rutina. En realidad, modificar algunos hábitos diarios puede marcar la diferencia.

Puedes empezar hoy mismo limpiando aquellas zonas olvidadas del rostro con agua tibia y usando una toalla específica para la cara. Estos pequeños cambios harán que cualquier tratamiento posterior funcione mejor. Pero, si notas que no funcionan y tienes algún problema persistente, nadie mejor que un dermatólogo para evaluar tu situación.

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Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.