Bloqueo mental o emocional: causas y cómo afrontarlo

Un bloqueo mental y emocional nos deja envueltos en un círculo vicioso en el que repetimos una y otra vez el mismo problema. ¿Cómo afrontarlo?
Bloqueo mental o emocional: causas y cómo afrontarlo
Maria Fatima Seppi Vinuales

Revisado y aprobado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales.

Última actualización: 10 julio, 2023

Sin ganas, sin fuerzas, en blanco, en cero, detenida, inmóvil… estas son algunas de las sensaciones que referimos las personas al atravesar un bloqueo mental y emocional. Es un fenómeno en el que se ponen en marcha mecanismos de defensa para evitar poner en evidencia aquello que nos causa sufrimiento o que nos disgusta. ¿De qué se trata?

Bloqueo mental o emocional: ¿qué es y cuáles son sus causas?

Si tuviéramos que pensar en una forma sencilla de pensar en el bloqueo mental y emocional, podríamos apelar a la imagen de un callejón sin salida, como encontrarse atrapados en un laberinto. Es decir, por más que se intente encontrar una solución, no se consigue visualizar una situación diferente.

Se trata de esa sensación de inmovilidad en la que quisiéramos ser capaces de dar una respuesta, pero esta no aparece, no fluye. Además, procede mediante la negación o la evitación de las vivencias que nos disgustan o nos causan displacer. Ahora bien, esto no quiere decir que no exista; aún está presente, pero mantenerla «a raya», implica un enorme gasto de energía.

Respecto a los bloqueos mentales y emocionales, debemos pensarlos de la mano. Las persona no somos «una cosa o la otra», «emoción o pensamiento», sino que ambos aspectos se presentan de manera simultánea.

Muchas veces, un pensamiento negativo nos dispara una determinada emoción y nos inhibe a la acción. Asimismo, un determinado temor —basado en una experiencia anterior— puede alimentar de forma recurrente dicho pensamiento.

Por ejemplo, los sesgos cognitivos nos llevan a interpretar la realidad en una determinada dirección, haciendo énfasis en algunos aspectos y descartando otros. Esto nos provoca ansiedad, angustia y bloqueo, ya que nos hace sentir que no tenemos recursos para afrontar dicha situación.

Otra de las consecuencias de no tomar contacto con nuestras emociones tiene que ver con la sobreadaptación. Es decir, hacemos grandes esfuerzos por hacer como si todo estuviera bien, lo que nos lleva a funcionar «en apariencia». Sin embargo, en el fondo, esas emociones y todo lo «no procesado» va a encontrar su forma de salir a la luz.

Muchas enfermedades, como la depresión y los trastornos de ansiedad, derivan de esta falta de contacto con las emociones. Por ejemplo, es conocida la somatización de determinados malestares junto a la imposibilidad de expresarlos de un modo más saludable.

Bloqueo mental o emocional: ¿qué es y cuáles son sus causas?
Los bloqueos mentales pueden manifestarse con ansiedad, pensamientos negativos o angustia.

Causas del bloqueo mental

Hay una amplia variedad de factores que inciden en el bloqueo mental. En sí, esto depende de las circunstancias, de la persona, de sus experiencias anteriores, etcétera. Una de las más frecuentes tiene que ver con el burnout, que es una situación extrema de agotamiento mental y físico; el estrés en su punto más alto.

La cabeza se encuentra en un punto tal de fatiga que reconoce que está cansada, pero se siente incapaz de pensar en qué hacer para salir de dicha situación. Por supuesto, esto genera aún más frustración, impotencia y enojo.

También las emociones desempeñan un papel relevante. Es decir, el bloqueo mental y emocional van de la mano porque hay una dificultad para reconocer y gestionar las emociones. Aparece como un mecanismo de defensa.

Por otro lado, haber vivido alguna experiencia traumática, sin haber podido procesarla, puede desembocar en un bloqueo. Así, evitamos reproducir una situación compleja y vivenciarla de nuevo. Sin embargo, dejarla en «suspenso» termina por dominarnos y paralizarnos.

Cómo afrontar el bloqueo mental o emocional

Algunas de las indicaciones que podemos tener en cuenta para afrontar un bloqueo mental y emocional son las siguientes:

  • Pregúntate sobre tus necesidades. ¿Qué necesito para sentirme mejor? ¿Qué debería cambiar para sentirme de otra manera? A veces, no tenemos en claro qué podemos hacer, pero sí qué necesitamos cambiar.
  • Habla con otras personas. En ocasiones, «sacar» hacia afuera un problema o un asunto nos permite escuchar el punto de vista de otras personas y facilita que afloren algunas ideas o sentimientos diferentes.
  • Permítete sentir. Fuimos educados en las «formas correctas» de mostrarnos y presentarnos, como si llorar, enojarse o estar decepcionado no fueran también estados emocionales válidos. Por el contrario, las relaciones humanas tienen matices y no siempre nos encontramos a gusto. En este caso, es importante poder darnos ese lugar de pensarnos, de expresar ante otros el modo en que nos sentimos y cómo nos afectan sus acciones. Empleando la asertividad y siendo respetuosos, no solo nos cuidamos a nosotros mismos, sino también la relación con otros.
  • Realiza actividad física. Este tipo de actividades nos ayuda a desbloquearnos, ya que mientras la practicamos, producimos distintos tipos de hormonas asociadas al bienestar y al placer.
  • Conecta con tus placeres, desde el ocio y la recreación. Permitirte recuperar aquellos momentos en los que disfrutas y en los que piensas solo en «el aquí y el ahora», desconectando de las preocupaciones del futuro.
  • Pide ayuda terapéutica. Muchas veces, los bloqueos mentales y emocionales deben afrontarse con herramientas más elaboradas y profesionales que aquellas que podemos implementar de manera espontánea.
Mujer en psicologia
La consulta psicológica es necesaria cuando los bloqueos mentales se vuelven recurrentes e interrumpen actividades cotidianas.

La señal de incomodidad como una oportunidad

A priori, al pensar en un bloqueo, podemos quedarnos con la sensación de que hay poco para hacer. Que estamos atrapados, con escasas posibilidades de algo diferente. Sin embargo, también puede tomarse como una oportunidad para recuperar el valor de «señal» que tienen las emociones.

De hecho, llegamos a los bloqueos cuando dejamos de escuchar eso que sentimos. Reconocer, aceptar y gestionar las emociones nos permitirá ser dueños de nosotros mismos, recuperar nuestra soberanía. De allí que ese «estancamiento» pueda convertirse en una oportunidad para lograr el movimiento contrario.


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