Cólico nefrítico: síntomas, causas y tratamiento
Escrito y verificado por la farmacéutica Sara Viruega
El cólico nefrítico es uno de los dolores más intensos que se pueden padecer. Quienes lo han sufrido, entienden la potencia a la que nos referimos. Se localiza en la zona lumbar, a la altura de la posición de los riñones o un poco por debajo, donde se ubica la vía urinaria.
La característica de cualquier dolor que se denomine ‘cólico’ está en su comportamiento espasmódico. Aparece y desaparece el dolor, rítmicamente, provocando picos intensos de sufrimiento con periodos pequeños de relajación intermedios.
En el caso del cólico nefrítico, el dolor se origina en el sistema urinario, por una obstrucción en el trayecto que debe recorrer la orina para llegar a la vejiga. Al aparecer una obstrucción en el sistema, las vías urinarias intentan superarla ejerciendo contracción de sus conductos. Esa contracción se expresa como un cólico.
El dolor del cólico nefrítico se localiza en la región lumbar y se irradia a la zona inguinal de la persona que lo padece, formando un semicinturón. Será del lado izquierdo o del lado derecho, dependiendo de dónde se localice la obstrucción.
Causas del cólico nefrítico
La causa del dolor es una obstrucción de las vías urinarias. Esta obstrucción no deja circular la orina formada en el riñón que debe llegar a la vejiga. Si bien los cálculos renales son la causa más frecuente de obstrucción, y por ello le dedicamos un apartado específico, también hay otras causas.
Entre las causas malignas de obstrucción se encuentran los tumores cancerígenos del sistema renal, ya sea riñón, uréteres o aquellos de vejiga que crecen hacia arriba. También un tumor maligno de un órgano adyacente puede apretar la vía urinaria, como es el caso de los cánceres intestinales, por ejemplo.
Entre las causas benignas tenemos el aneurisma de la aorta: una dilatación de la arteria aórtica en su paso por el abdomen, que puede presionar al uréter apretándolo. También provoca la obstrucción la fibrosis retroperitoneal, una formación de tejido fibroso en la parte posterior del abdomen.
Los cálculos renales
Como hemos dicho, la causa más frecuente de cólico nefrítico son los cálculos renales. Se trata de piedras de diferentes tamaños que se localizan en los riñones o en el uréter. Al intentar descender para salir al exterior provocan la obstrucción y el consiguiente dolor.
Los cálculos son de calcio casi en el 80 % de los casos. Por ello, se vinculan ciertas situaciones del cuerpo humano con el aumento en la probabilidad de sufrirlos. Es así que cuando existe hipoparatiroidismo, sedentarismo, postración por mucho tiempo o consumo excesivo de calcio externo –en pastillas– es más posible su formación.
Las personas que sufren infecciones urinarias de repetición también tienen más posibilidad de formar cálculos renales. Es más frecuente entre las mujeres que entre los varones. Los pacientes que portan una sonda urinaria o un catéter se ven más expuestos a las infecciones y, por ende, más expuestos a los cálculos.
Menos del 10 % de los cálculos renales son de ácido úrico. Es habitual en pacientes con el trastorno de gota. A veces, las dietas excesivamente ricas en proteínas –dietas de gimnasio y musculación– que aumentan el ácido úrico en la sangre, culminan provocando cálculos.
Finalmente, menos del 1 % de los cálculos se vinculan a una enfermedad genética llamada cistinuria. Es poco frecuente y se transmite de padres a hijos como herencia.
Síntomas del cólico nefrítico
El síntoma predominante del cólico nefrítico es el dolor que ya describimos. Aparece de manera repentina y es sumamente intenso. Comienza en la zona lumbar y se irradia hacia adelante hacia la ingle como un medio cinturón. Este dolor se suele acompañar de:
- Fiebre: no siempre está presente. Puede originarse por el dolor mismo o por una infección urinaria concomitante.
- Disuria: es la dificultad para expulsar la orina, que se relaciona a la obstrucción.
- Polaquiuria: es el aumento en la frecuencia de las micciones. El paciente orina más veces, pero pequeñas cantidades cada vez.
- Hematuria: en algunos casos los cálculos pueden lastimar la uretra y provocar algo de sangre en la orina.
Diagnóstico y tratamiento
En general, el médico diagnostica rápidamente el cólico nefrítico una vez que se instalan los síntomas. El dolor es muy característico y casi ninguna otra patología lo presenta de esa forma. Se pueden realizar análisis de orina y radiografías para complementar.
Pero el diagnóstico definitivo se logra con la ecografía renal y vesical, donde en la gran mayoría de los casos se llega a identificar la presencia de la obstrucción y, en el caso de los cálculos, el tamaño de los mismos. Solo cuadros clínicos muy dudosos requieren tomografía.
Una vez diagnosticado, el tratamiento se basa en la analgesia. Es prioridad calmar el dolor del paciente. Para ello, se utilizan antiinflamatorios y analgésicos. Se pueden administrar por vía oral o por vía intramuscular. Se utiliza la vía intravenosa cuando el dolor es demasiado intenso o el paciente tiene vómitos.
Una vez resuelto el dolor, el siguiente paso es programar la resolución de la obstrucción. Si se trata de una patología que requiere cirugía, se programará con tiempo. Si se trata de cálculos renales, las opciones terapéuticas son variadas:
- Hidratación: en cálculos pequeños, es preferible esperar la expulsión espontánea ayudando el proceso con mucho líquido.
- Litotricia por ondas de choque: es un procedimiento que utiliza ondas desde fuera del cuerpo para romper los cálculos y que sean orinados como arenilla.
- Ureteroscopía: es la extracción quirúrgica de cálculos más grandes mediante la inserción endoscópica de un aparato a través de la vía urinaria, hasta llegar a los cálculos para extraerlos.
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