Cómo enseñar a los niños a tragar pastillas y medicamentos
Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz
Todos, en diversos momentos de nuestra vida, necesitamos recurrir a tomarnos una pastilla, bien sea para aliviar un dolor puntual o para seguir un tratamiento bajo prescripción médica. Por eso, te compartimos algunos consejos para enseñar a los niños a tragar pastillas.
Al fin y al cabo, la habilidad de ingerir fármacos en cápsulas resulta fundamental. Para los adultos es ya una acción sencilla y automática a la que no prestamos atención, pero para los más pequeños puede ser complicado.
Durante los primeros años de la vida de tu hijo no tendrás que lidiar con esta situación, ya que las medicinas infantiles suelen venir en formato líquido (jarabe) o en comprimidos masticables.
Sin embargo, a medida que el niño crezca será importante animarle a intentarlo y practicar, pues no siempre dispondrá de estas otras alternativas. Si no sabes por dónde empezar, presta atención a las siguientes sugerencias.
¿Por qué enseñar a los niños a tragar pastillas?
En primer lugar, es importante tener claro por qué es necesario enseñar a los niños a tomar pastillas. Esta claridad nos motivará a comenzar el proceso, ya que es posible que terminemos dejándolo de lado, si les vemos pequeños o ellos se resisten.
Ten en cuenta que este aprendizaje les será muy útil durante toda su vida. No todos los medicamentos pueden tomarse en forma líquida ni pueden machacarse o triturarse; de hecho, hacer esto muchas veces reduce su eficacia, altera su función y puede generar complicaciones.
Si tu hijo aprende en su momento, con tu ayuda y tu guía, ya habrá dado un paso que no olvidará de aquí en adelante. Por el contrario, si por cualquier motivo pospones el aprendizaje, tendrá que adquirirlo en un futuro, quizá bajo mayor presión o con más temor.
Intentarlo y lograrlo favorecerá también su autoestima y su confianza en sus capacidades; así, llegado el momento, no dudes en acompañarle en este proceso. ¿Estás preparado?
¿Cómo enseñar a los niños a tragar pastillas?
Una cuestión inicial a considerar es la edad adecuada para enseñar a los niños a tragar pastillas. No existe una única respuesta correcta y siempre dependerá de la madurez y la disposición del menor (es preferible abordar el asunto cuando tu hijo esté abierto y motivado para intentarlo).
No obstante, debe tener al menos cuatro o cinco años de edad, ya que antes de este momento puede resultar peligroso. Ahora bien, si te has decidido a comenzar este proceso, ten en cuenta las siguientes consideraciones para culminarlo con éxito.
El momento y el lugar adecuados
Además de esperar a que el niño tenga una edad adecuada, has de buscar los momentos más propicios para comenzar a enseñarle a tragar pastillas. Por ejemplo, procura hacerlo en vuestra propia casa, en momentos en los que estéis tranquilos, relajados y sin prisa y en los que no existan otras distracciones.
Tu hijo debe poner toda su atención en lo que va a hacer, por lo que no puede estar viendo la tele o jugando al mismo tiempo. Por otro lado, es preferible empezar a entrenar con él cuando esté sano.
Si tratas de enseñarle a tomar pastillas cuando se encuentre enfermo, su estado de ánimo y su disposición serán mucho peores; además, se sentirá presionado porque necesitará el medicamento para curarse. Es mejor evitar estas complicaciones.
¿Qué utilizar durante el entrenamiento?
Un niño no aprende a pasar un comprimido en un solo día y no pueden estar administrándosele medicamentos sin motivo ni razón. Así, para el entrenamiento podéis comenzar por utilizar alimentos pequeños y atractivos como el confeti para tartas.
A medida que el menor gane confianza, se puede pasar a otras opciones más voluminosas, como las chispas de chocolate o algunos caramelos. Finalmente, es posible realizar la recta final con pastillas reales como por ejemplo multivitamínicos apropiados para su edad.
Instrucciones claras y supervisión
Para tu hijo, esta es una experiencia nueva y es posible que le cause cierto temor y recelo. Por ello, para facilitarle el proceso, procura ofrecerle instrucciones secuenciadas, sencillas y claras. Ve acompañándole en cada paso y sírvele como ejemplo. Puedes orientarle con instrucciones similares a las siguientes:
- Pídele que se ponga en una posición adecuada (bien sea que esté sentado o de pie, la espalda ha de estar recta y la cabeza erguida y ligeramente inclinada hacia atrás)
- Dale un vaso de agua y anímale a tomar un sorbo, para que practique el movimiento de tragar.
- Ahora, ínstale a tomar el confeti, el caramelo o la pastilla y colocarlo en el centro de su lengua.
- Por último, ha de beber agua de nuevo para pasar la pastilla. Puede continuar bebiendo si siente que no ha pasado del todo a la primera.
Paciencia y constancia
Recuerda que para que el aprendizaje sea completo se requerirán varios días o semanas. Así, podéis dedicar unos minutos cada jornada a practicar e ir avanzando. En cualquier caso, asegúrate de premiar a tu hijo por su esfuerzo y sus intentos, aunque aún no logre el resultado final. La clave es ser persistentes.
¿Cuándo hablar con un profesional?
Por norma general, al enseñar a los niños a tragar pastillas la mayoría lo aprenden sin problema. Sin embargo, algunos menores pueden encontrar especiales dificultades. Por ejemplo, si no confían en sí mismos, se ponen muy nerviosos o tienen miedo a los cambios y retos nuevos.
Si han tenido malas experiencias anteriormente al probar medicamentos, es posible que muestren una gran resistencia a volver a intentarlo; y lo mismo sucede si han sufrido algún episodio de atragantamiento con la comida.
Además, los niños especialmente sensibles a ciertas texturas o que presentan problemas de desarrollo, trastornos de deglución o de conducta pueden representar una dificultad mayor.
En estos casos, no es conveniente forzar al niño y generar desagradables y constantes discusiones. Es preferible consultar con un especialista y seguir sus recomendaciones al respecto.
En suma, este es solo uno más de los aprendizajes que debemos transmitirles a nuestros hijos a lo largo de su crecimiento. Y, como en todos los demás, la paciencia, la comprensión y la motivación son la clave. Recuerda que lo que para nosotros es sencillo, para ellos puede ser todo un desafío.
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