Consumo inteligente: ¿qué es y cómo aplicarlo?

A muchos nos ha pasado que, luego de adquirir un determinado producto o servicio, nos preguntamos para qué lo hemos comprado. Quizás estaba en rebaja o era el más económico del mercado y pensamos que sería una buena idea aprovechar esa oportunidad. Esta situación sería todo lo opuesto a lo que propone el consumo inteligente.
Todos tenemos la capacidad de ser conscientes a la hora de comprar; solo que a veces nos dejamos llevar por publicidades que nos persuaden con facilidad. A continuación, estaremos repasando de qué se trata ser consumidores inteligentes, cuáles son los beneficios de este tipo de consumo y de qué manera podemos acercarnos a él.

¿Qué es el consumo inteligente?

A menudo se asocia la palabra consumo con una actividad compulsiva y desmedida. Sin embargo, todos somos consumidores de una u otra forma. Al margen del poder adquisitivo, consumimos alimentos, ropa, calzado, servicios, tecnología, educación.
En este contexto, el consumo inteligente recomienda pensar antes de tomar la decisión de comprar un bien o un servicio. Y quisiéramos detenernos en el hecho de decidir, porque nos da la idea de un proceso reflexivo que deberíamos atravesar antes de comprar.
Justamente, a ello apunta el consumo inteligente: analizar el impacto de esa compra a nivel personal y ambiental. En lo individual, es reflexionar qué necesidades reales viene a satisfacer la nueva adquisición. En cuanto a las repercusiones ambientales, es importante conocer si lo que queremos comprar es amigable o no con el medioambiente.

¿Por qué conviene ser consumidores inteligentes?

Existen diversas razones para convertirnos en consumidores astutos. Una de ellas es que nos volvemos conscientes de nuestros derechos y obligaciones, por lo que estaremos en condiciones de exigir lo que nos corresponde. Este estado de alerta nos da la responsabilidad para asumir las consecuencias que tienen las compras que efectuamos.
Por otro lado, el consumo inteligente apela al conocimiento sobre lo que estamos por comprar. Al margen de un precio bajo y de la relación precio-calidad, es fundamental saber qué estamos a punto de adquirir.
¿Es la mejor alternativa de todas? ¿Por qué? No siempre lo más barato es lo mejor. A veces es más conveniente pensar una compra en términos de inversión y no de gasto, por más que sea la opción más costosa.
De igual manera, quienes consumen de forma inteligente se vuelven críticos frente a propagandas. Estas crean una necesidad irreal y nos invitan a comprar lo que en realidad no necesitamos.
Las publicidades asocian determinado producto con un buen estatus social y con el sentido de pertenencia a una determinada élite. Sin embargo, no tenemos que perdernos de vista a nosotros mismos y entender que lo material no nos define.
Asimismo, una de las ventajas más importantes de ser consumidores inteligentes es que estaremos en condiciones de que nuestras compras sean saludables, sustentables y solidarias. Esta última característica se asocia a contribuir con la adquisición a artesanos y proveedores responsables.

Consejos para un consumo inteligente

Existen algunos hábitos que podemos incorporar para hacer que nuestros consumos sean inteligentes:

• Necesidad versus deseo: es fundamental aprender a diferenciar lo que necesitamos de lo que deseamos. Necesitas unas zapatillas, pero no las más costosas. No queremos decir que no puedes darte algunos gustos, solo que el lujo podría convertirse en un hábito innecesario.
• Ventajas y desventajas: poner en la balanza los pros y los contras antes de concretar una compra. Nos referimos a bienes costosos como un electrodoméstico o un coche. Analizar si te vas a endeudar, el tiempo de amortización, el uso.
• Lista de compras: ir al supermercado con el estómago lleno y una lista te hará ahorrar mucho dinero.
• Proveedores conocidos: por ejemplo, en el caso de las frutas y verduras, es mejor comprarlas en mercados locales, cuyos procesos de envasado y trasporte son menos contaminantes.
• Emociones: no es conveniente realizar compras cuando tienes las emociones a flor de piel. Muchas veces la ansiedad, la depresión o el estrés invitan a comprar compulsivamente, pensando que te sentirás mejor luegocaso. Después vienen el arrepentimiento y la culpa.

Consumo inteligente: un estilo de vida

El consumo inteligente no es un concepto nuevo, sino que nos invita a volvernos reflexivos antes de comprar. Responder mentalmente estas preguntas nos puede ayudar a evaluar la situación:

• ¿Necesito este bien o servicio?
• ¿Qué beneficios me traerá?
• ¿Tiene un impacto negativo en el medioambiente?
• ¿Es la mejor opción? ¿Por qué?

Esperamos que estos consejos te puedan ayudar a que comprar sea una necesidad interna y no una imposición que provenga de afuera.