Endocarditis: una infección en el corazón

La endocarditis infecciosa es letal en el 100 % de los casos si no se recibe un tratamiento de forma rápida. Aprende a identificarla.
Endocarditis: una infección en el corazón
Samuel Antonio Sánchez Amador

Revisado y aprobado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador.

Última actualización: 09 julio, 2023

Una endocarditis infecciosa es una enfermedad que se produce por la inflamación del endocardio —membrana que recubre el interior del corazón— por un evento infeccioso, ya sea de origen bacteriano o fúngico. Se caracteriza por una colonización o invasión de las válvulas del corazón compuesta por plaquetas, fibrina y colonias de microorganismos patógenos.

Según la Revista Española de Cardiología, la endocarditis es una patología muy poco frecuente, pues afecta de forma global a 3-4 pacientes por cada 100 000 habitantes al año. Además, su presentación es máxima en personas de edad avanzada. Si quieres conocer todo sobre la endocarditis y su pronóstico, continúa leyendo.

¿Qué es una endocarditis infecciosa?

Endocarditis: una infección en el corazón
La endocarditis es una inflamación del revestimiento de las cámaras y válvulas cardíacas a causa, generalmente, de una infección bacteriana.

La Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos define la endocarditis infecciosa (EI) como una inflamación del revestimiento de las cámaras y válvulas cardíacas. Es causada por una infección bacteriana o, en raras ocasiones, de naturaleza fúngica. Se pueden distinguir tres grandes tipos:

  1. Endocarditis bacteriana aguda: cuando el cuadro clínico lleva menos de un mes de evolución.
  2. Subaguda: cuando el cuadro clínico lleva menos de seis meses de evolución.
  3. Crónica: los síntomas llevan más de seis meses de evolución.

Según el portal Intramed, la tasa de mortalidad de pacientes con EI es del 15-20 % con una mortandad al año que se acerca al 40 %.  Cuanto más se desarrolle la infección en el tejido cardíaco, menores serán las probabilidades de recuperación del paciente.

También cabe destacar que, si bien se conoce como endocarditis o EI al evento a causa de una infección, existen tipos no infecciosos. La disfuncionalidad del tejido cardíaco también se puede producir por la formación de coágulos de sangre fibrosos no compuestos por microorganismos en las válvulas.

Para saber más: ¿Existen bacterias en el corazón?

¿Cuáles son sus causas?

Tal y como indica la Fundación Española del Corazón, la infección del corazón se produce cuando ciertos gérmenes ingresan en el torrente sanguíneo del paciente. Desde allí, estos agentes patógenos se transportan con la sangre hasta el corazón y terminan por asentarse en tejidos cardíacos dañados o en las válvulas fisiológicamente anormales.

En general, los leucocitos presentes en el sistema inmunitario de una persona sana acaban con estas bacterias antes de que puedan asentarse en cualquier tejido. Por desgracia, en algunas condiciones específicas esto no es así. Entre las causas más comunes de la endocarditis encontramos los siguientes eventos:

  • Una infección u otra afección médica: las bacterias pueden ingresar al torrente sanguíneo por heridas tanto internas como externas. Por esta razón, algo tan simple como una infección oral, bajo ciertas circunstancias, podría convertirse en una endocarditis.
  • Catéteres: un catéter mal higienizado puede contener bacterias en sus materiales, por lo que estas podrían ingresar cuando se inyecta en el paciente.
  • Intervenciones médicas, odontológicas y quirúrgicas: por ejemplo, una bacteria puede entrar directamente al tejido cardíaco durante una operación a corazón abierto, si bien esto es muy poco común.
  • Consumo de drogas ilegales por vía intravenosa: una jeringuilla sucia es una vía libre de entrada para los patógenos en el organismo.

Cabe destacar que las válvulas cardíacas anómalas o las prótesis del corazón son más proclives a infectarse que un tejido sano. Por lo tanto, las personas que han pasado por intervenciones quirúrgicas de esta índole o que tienen defectos congénitos en el órgano son más propensas a sufrir esta patología.

¿Cuáles son sus síntomas?

Síntomas de endocarditis
El dolor en el pecho y la fatiga son dos de los síntomas de la endocarditis.

Los portales especializados citados con anterioridad y la web médica MSDmanuals explican los síntomas típicos de la endocarditis infecciosa. Entre ellos, se encuentran los siguientes:

  • Fiebre y escalofríos con presentación similar a la de una gripe.
  • Un soplo cardíaco; es decir, un sonido anormal del corazón producido por una turbulencia por aceleración de la sangre.
  • Fatiga y dolor en las articulaciones y los músculos.
  • Sudoraciones nocturnas.
  • Dificultad para respirar y dolor en el pecho al hacerlo.
  • Hinchazón en las piernas y el abdomen.
  • Síntomas menos frecuentes: adelgazamiento sin causa aparente, sangre en la orina, dolor del bazo y aparición de manchas epidérmicas en distintas partes del cuerpo.

La endocarditis aguda se presenta con muchos de estos síntomas de forma clara, mientras que la variante subaguda puede permanecer por meses con signos clínicos más sucintos antes de que se produzca una obstrucción arterial o la lesión de alguna de las válvulas del corazón.

Diagnóstico y tratamiento de la endocarditis infecciosa

En general, la aparición de un soplo cardíaco en el paciente o la modificación de uno ya existente suelen ser signos de alerta para el profesional sanitario. Tras esto, se someterá al enfermo potencial a hemocultivos —para identificar al agente patógeno—, análisis de sangre y ecocardiografías para observar el estado de las válvulas del corazón.

Una endocarditis infecciosa debe ser tratada de inmediato, pues en muchos casos los pacientes que la adquieren han estado en entornos hospitalarios recientemente o acaban de ser operados, es decir que su salud es aún más frágil en esta situación. Se requiere su hospitalización y la administración de antibióticos por vía intravenosa.

Una vez el momento de mayor riesgo ha pasado, el Consenso de Endocarditis Infecciosa publicado en la Revista Argentina de Cardiología muestra que se consideran los siguientes tratamientos adicionales:

  • Terapia antibiótica desde el domicilio durante 4-6 semanas para eliminar a todas las bacterias del tejido cardíaco.
  • Cirugía cardíaca: esta se puede considerar cuando el paciente ha sufrido daños en las válvulas del corazón, hay datos que indican el daño grave a un órgano o se producen accidentes cerebrovasculares por este evento infeccioso.

¿Se puede prevenir?

En cierto modo, sí. Se recomienda que a las personas que presenten un riesgo elevado de sufrir endocarditis infecciosa se les administren antibióticos antes de someterlas a ciertos procedimientos quirúrgicos, médicos y odontológicos. Esto engloba a los pacientes con prótesis en el corazón, defectos congénitos o trasplantes.

Por otro lado, las probabilidades de que una persona sana desarrolle una endocarditis infecciosa son mínimas. Aun así, acudir al médico con presteza ante la sospecha de una infección —por leve que sea— es esencial. Así, se previene de forma rápida cualquier probabilidad de diseminación a otros sistemas.

Quizás te pueda interesar: ¿Qué es una bacteriemia?

Mejor prevenir que curar

Como has podido leer en las líneas previas, la endocarditis infecciosa se trata de una enfermedad aislada que se produce en pocos pacientes, pero sin tratamiento es letal en el 100 % de los casos. Por esta razón, es necesario tener cuidado a la hora de abordar cualquier proceso infeccioso.

Si tienes enfermedades cardíacas congénitas, si te han realizado trasplantes o si presentas prótesis en el corazón, debes tener cuidado antes de someterte a cualquier procedimiento quirúrgico importante. Habla con tu profesional de confianza, pues él te guiará en todo el proceso teniendo en cuenta tu condición.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.



Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.