La enfermedad del hígado graso: qué es y cómo se puede tratar
Revisado y aprobado por la médico Maricela Jiménez López
La esteatosis hepática, conocida como “ la enfermedad del hígado graso”, es una condición reversible que suele desaparecer al modificar algunos hábitos diarios. Si bien no es algo normal, tampoco llega a ser grave si el médico trata el problema a tiempo.
Algunos remedios naturales pueden ser efectivos para ayudar a mejorar la función hepática. Dicho esto, descubre en este artículo las características de esta dolencia y cómo se puede combatir
Características y tipos de hígado graso
Esta dolencia se presenta en aquellas personas cuyo nivel de grasa en este órgano representa entre un 5 % y un 10 % del peso hepático. En la mayoría de los casos, lo padecen los enfermos de diabetes o las personas con un exceso de peso.
Según explica la Asociación Catalana de Enfermos de Hepatitis, esta enfermedad puede clasificarse en dos tipos:
- Hígado graso por alcohol: la causa es el consumo excesivo de alcohol. Es la etapa más temprana de un trastorno hepático, como puede ser la cirrosis (etapa tardía de la cicatrización del hígado).
El hígado, al no estar sano, no puede descomponer las grasas y estas se van acumulando. Si el paciente deja el alcohol a tiempo, la condición puede mejorar (después de seis a ocho semanas de abstinencia). Sin embargo, si la persona continua, se pueden producir otras complicaciones más severas.
- Hígado graso no alcohólico: según los expertos, no se debe a la ingesta de alcohol aunque también es una de las causas de la cirrosis. Esta enfermedad sustituye el tejido sano del hígado por uno “cicatrizado”; lo que a medio o largo plazo impide que el órgano pueda funcionar como es debido.
La obesidad, la diabetes tipo II, el colesterol elevado, el síndrome metabólico o el síndrome X (discapacidad intelectual hereditaria), niveles elevados de triglicéridos o perder peso demasiado rápido pueden ser algunos de los desencadenantes.
Síntomas frecuentes de la enfermedad de hígado graso
Como indica el Manual MSD, la particularidad de tener la enfermedad de hígado graso es que no suele presentar síntomas demasiado evidentes o característicos. Es decir, que se pueden confundir con otras dolencias o padecimientos.
En el caso de que el trastorno avance, los signos que lo alertan son:
- Fibromialgia.
- Agrandamiento del hígado y aumento perceptible de la grasa abdominal.
- Síndrome metabólico: acido úrico, colesterol y triglicéridos elevados.
- Apnea de sueño (ronquidos).
- Fatiga.
- Problemas para bajar de peso.
Además de estos síntomas, otras señales menos frecuentes del hígado graso serían: caída del cabello, acné, verrugas en cuello y axilas, pérdida del apetito, náuseas o dificultad para concentrarse.
Remedios naturales para combatir el hígado graso
Antes de empezar, cabe decir que la consulta médica es indispensable y solo el profesional será capaz de recomendar un tratamiento adecuado después de analizar la situación de cada paciente.
Por otro lado, además de aprovechar las ventajas de los remedios caseros, es preciso que la persona que padezca esta condición realice algunos cambios en su vida cotidiana. Sobre todo, según especifican varios investigadores de la Universidad de Ciencias Médicas de Irán, en lo relacionado a su alimentación y a excesos relacionados, por ejemplo, con beber alcohol.
La recuperación hepática puede llevar su tiempo si el paciente no se compromete y no deja aquello que pone en riesgo a este órgano. En esta línea, los remedios caseros más eficaces para acompañar estos cambios y complementar el tratamiento médico son los siguientes.
Frutas
- Níspero: se conocen sus ventajas para diferentes dolencias, entre ellas, para el hígado graso. Esto se debe a que, según un estudio desarrollado en 2019, mejora las funciones hepáticas y tiene ayuda a depurar el organismo. Consume algunas frutas como postre.
- Toronja o pomelo: es buena para los enfermos de hígado graso debido a uno de sus componentes principales: la naringenina, que activa los químicos responsables de oxidar los ácidos grasos. Asimismo, según experimentos realizados en animales, sirve para disminuir la grasa del cuerpo y atenuar el síndrome metabólico. Dos factores que se relacionan a menudo con esta enfermedad.
Verduras y hortalizas
- Alcachofa: si bien este vegetal posee varios beneficios para el organismo, todavía falta evidencia que confirme sus efectos para mejorar la salud del hígado. Pero lo que sí es cierto es que no tiene demasiadas calorías y ayuda a regular el azúcar en sangre. Por lo general, se aconseja consumirla al menos dos veces por semana en preparaciones ligeras, cocidas o al horno.
- Rábano y remolacha: según una investigación desarrollada en 2017, ambos se deben incorporar a la dieta porque tienen propiedades antioxidantes, son nutritivos y aportan pocas calorías. El rábano se puede consumir crudo o rallado en ensaladas y la remolacha se hierve para ensaladas o como acompañamiento.
- Achicoria: se ha usado de forma tradicional para ayudar ante malestares digestivos. Una receta popular para su consumo es la siguiente: lava y pica un kilo de raíz de achicoria tierna; pasa por la licuadora, coloca en una cacerola y añade medio kilo de azúcar. Hierve hasta conseguir una consistencia similar a la de un jarabe. Después, conserva en una botella de vidrio con cierre hermético y bebe una cucharadita por día (consultar con el médico antes de consumirla).
Plantas medicinales
- Cardo mariano: es una planta que, según explican varios gastroenterólogos de Estados Unidos, es usada como remedio natural para problemas de hígado graso. Según la medicina tradicional, sus hojas secas sirven para hacer una infusión que protegen y mejoran sus funciones. Consume tres tazas diarias, con una cucharada del cardo mariano en cada una.
- Diente de león: de acuerdo con una investigación realizada en la Universidad de Rijeka, ayuda a limpiar el hígado y a mejorar la salud hepática. Las creencias populares aconsejan consumir tres tazas al día de una infusión hecha con una cucharada de diente de león por cada ¼ litro de agua hirviendo.
- Boldo: un estudio publicado en 2008 confirmó que sirve para proteger el hígado; facilitando la recuperación ante enfermedades relacionadas con este órgano. Se puede consumir un té de boldo después de las comidas porque también ayuda a hacer la digestión.
- Jengibre: según datos de una investigación publicada por la Revista Nutrición y Metabolismo, también serviría para combatir el hígado graso; ya que contiene antioxidantes que ayudan a reducir los triglicéridos. Se aconseja realizar un té triturando dos cucharaditas de su raíz en una taza de agua hirviendo. Deja reposar unos minutos y bebe antes de que se enfríe. También se puede usar rallado en las ensaladas.
Tratar a tiempo la enfermedad del hígado graso es clave para no agravar el problema
Es verdad que realizar una dieta equilibrada y llevar un estilo de vida saludable son dos factores claves que te harán ganar en salud. Pero no olvides que los remedios naturales aquí recomendados deben complementarse al tratamiento recetado bajo previa aprobación médica.
Si tienes la mínima sospecha de padecer hígado graso, consulta al especialista para obtener un diagnóstico preciso. En general, es un problema que tiene solución si se detecta a tiempo; pero no bajes la guardia.
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