Qué son los espasmos al dormir y por qué ocurren

¿Te has despertado con un repentino sacudón de brazos o piernas? Las causas de estos movimientos involuntarios son diversas y abarcan desde un estado de ansiedad hasta enfermedades severas.
Qué son los espasmos al dormir y por qué ocurren
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Escrito por Jonatan Menguez

Última actualización: 27 febrero, 2024

Los procesos neurológicos que suceden durante las diferentes fases del sueño continúan en estudio y bajo un cierto halo de misterio. Aquí debemos incluir, por ejemplo, a los espasmos al dormir. Se trata de esas contracciones musculares involuntarias que aparecen mientras descansamos o cuando nos estamos quedando dormidos. A veces, hasta se asocian a un sueño o pesadilla.

Estos movimientos son bastante comunes, pero no tienen una causa única. El consumo de cafeína, de alcohol y la actividad física poco antes de acostarnos influyen en su aparición. Aunque también hay enfermedades severas que pueden manifestarse con el síntoma.

¿Cómo son los espasmos nocturnos?

Los espasmos al dormir, también conocidos como mioclonías o sacudidas hípnicas, son movimientos bruscos que se producen de manera involuntaria en la fase previa al sueño o durante el mismo. En general, se manifiestan en músculos de brazos y piernas, por lo que derivan en un sacudón de manos o una patada que puede despertarnos por completo.

Es posible que involucren a muchos músculos del cuerpo al mismo tiempo. Y con frecuencia se asocian a sueños de caídas o tropiezos.

Si bien no se consideran una enfermedad en sí mismos, para algunos investigadores deberían propiciar el estudio de los pacientes que los tienen con frecuencia. En algunos casos, podrían ser indicios tempranos de trastornos motores del sueño o de enfermedades neurodegenerativas.

Existen dos tipos de mioclonías que se pueden registrar al dormir:

  • Positivas: son contracciones, por lo tanto, se trata de las que entendemos como espasmos o sacudidas.
  • Negativas: menos frecuentes, consisten en la pérdida del tono muscular, con flacidez y falta de fuerzas. No podrían denominarse espasmos en el sentido estricto del término.

¿En qué momento suceden?

Para comprender los espasmos al dormir, hay que considerar que el pasaje de la vigilia al sueño no es lineal. En la última fase previa a quedarnos dormidos, el cerebro intenta desconectarse y podrían aparecen estas sacudidas.

Sería un último intento del sistema motriz diurno del cerebro por tomar el control. Incluso, el sistema nervioso central podría interpretar el descenso de las pulsaciones como una posible señal de muerte. Por lo tanto, generaría un impulso como forma preventiva de reactivación.

Ahora bien, durante el sueño mismo también suceden mioclonías. Algunas son leves y no nos despiertan, pero otras sí lo hacen.

El patrón de presentación es variable. Hay personas que tienen los espasmos una sola vez cada tanto, mientras que otras presentan hasta dos o tres episodios por noche.



¿Cuáles son las causas de los espasmos al dormir?

Los motivos concretos que generan las sacudidas hípnicas se desconocen en personas sanas. Hay varias hipótesis que intentan explicar la influencia de los factores externos como potenciadores y los mecanismos cerebrales implicados.

La aparición aleatoria, sin tanta repetición y sin otros síntomas acompañantes, no debería causar preocupación. Se debe considerar un hecho más de la fisiología humana.

Sin embargo, hay condiciones y circunstancias asociadas que sí se deben abordar o prevenir. Algunas de las más importantes son las siguientes.

Ansiedad y estrés

El estado de alerta constante que caracteriza a la ansiedad generalizada es un detonante de tensión muscular en todo el cuerpo. Dicha tensión acumulada aumenta la posibilidad de las sacudidas hípnicas al acostarse.

Esto será más evidente si la persona también sufre un desorden del sueño. En un círculo vicioso, la ansiedad interrumpirá el descanso, el mal descanso llevará a mayor contractura muscular, la contractura acarreará mioclonías.

Del mismo modo, sin llegar al diagnóstico de ansiedad, el estrés y la falta de sueño podrían relacionarse. De modo momentáneo, podremos estar atravesando épocas de mayores complicaciones o preocupaciones que modificarán nuestros patrones de descanso.

Actividad física

El ejercicio tiene múltiples beneficios para el organismo, pero realizarlo de manera intensa antes de dormir no es recomendable. La fatiga muscular provocará que los músculos reactiven su contracción cuando nos acostemos.

También se pueden registrar espasmos nocturnos en la fatiga acumulada. Esto sucede cuando llevamos varios días de actividad física extenuante.

Estímulos externos

La luz en la habitación, los ruidos dentro o fuera de la casa y cualquier condición externa que interrumpa el sueño puede generar sacudidas. Una buena higiene del sueño podría prevenir los espasmos.

De todas maneras, hay personas con hiperreactividad a los estímulos que presentarán durante toda su vida una especie de síndrome del susto. Es decir, tendrán sacudidas aparatosas ante situaciones que generen sorpresa, temor o pánico.

Para la mayoría será solo eso, una hiperreacción. Sin embargo, algunos podrán padecer la variante genética del síndrome del susto, que no es peligrosa, pero incluye a las mioclonías como síntoma recurrente.

Sueños de caída al vacío

La sensación de caída al vacío que muchas veces antecede a la sacudida tiene una curiosa explicación, según la teoría del psicólogo Frederick Coolidge. En su estudio para la Universidad de Colorado sugiere que los espasmos son un reflejo arcaico del cerebro que malinterpreta la relajación muscular.

Coolidge explica que esta reacción proviene de los primates. El objetivo primitivo habría sido evitar las caídas cuando se dormía en los árboles.

Malas posturas

Es posible que ciertas posiciones intervengan en la frecuencia e intensidad de los espasmos nocturnos. Sobre todo, aquellas que resultan incómodas o poco fisiológicas.

Sustancias químicas ingeridas

El alcohol, la cafeína y otras sustancias estimulantes, como las de recreación y los fármacos, pueden propiciar los espasmos al dormir. De acuerdo con una publicación en el Journal of Neurology, los opioides y los antidepresivos son las drogas más asociadas al síntoma.

Inclusive, algunos antibióticos fueron reportados como culpables de este efecto secundario. De todas maneras, se trata de una situación que cesa al suspender la ingesta de la sustancia en cuestión.

Miorritmia

Sobre todo en los niños con desórdenes rítmicos del movimiento, es posible observar mioclonías nocturnas. Forman parte de todo el cuadro de presentación de la miorritmia de base.

En general, no se trata de una enfermedad por sí misma. Se suele asociar a trastornos del espectro autista o al déficit de atención con hiperactividad. En los adultos mayores, podría ser un signo más de la manifestación de la enfermedad de Parkinson.

Epilepsia mioclónica juvenil

Esta enfermedad se relaciona, según las últimas investigaciones, con una hiperexcitabilidad y una hiperconectividad neuronal. Tiene su inicio entre los 12 y los 18 años de edad, por lo que se considera una patología de la adolescencia.

En la actualidad, aunque se encuentra catalogada dentro de las epilepsias, es una enfermedad que se considera más compleja. Los pacientes no solo tienen espasmos, sino también problemas de coordinación motora, dificultades para el habla y déficits cognitivos.



Síndrome de las piernas inquietas

Considerado un trastorno neurológico, pero sin que se pueda explicar la causa por completo, el síndrome de las piernas inquietas afecta a los adultos jóvenes. En general, aparecen movimientos involuntarios de los miembros inferiores al estar acostado, dificultando la conciliación del sueño.

Esclerosis múltiple

Los trastornos asociados al sueño son muy prevalentes en los pacientes que viven con esclerosis múltiple. De acuerdo con los reportes de casos recopilados en la evidencia científica, las mioclonías pueden aparecer esporádicamente, junto con la narcolepsia y los desórdenes del sueño REM.

Es muy probable que primero haya otras manifestaciones de la enfermedad. Ello significa que los espasmos al dormir no suelen considerarse signos tempranos de la esclerosis múltiple.

Mioclonía propioespinal

Esta forma particular de espasmo se concentra en los músculos del tórax y se propaga a lo largo de la línea de la columna vertebral. Genera torsiones y flexiones del tronco y del cuello.

Su momento de aparición en el día se relaciona con la posición acostada. Por ello, ha sido incluida dentro de los trastornos del sueño, aunque no se sabe todavía cuál es su origen neurológico.

Corea de Huntington

La enfermedad de Huntington tiene como síntomas principales los movimientos involuntarios. Los mismos podrán aparecer en la transición de la vigilia al sueño, pero no serán los únicos signos evidentes del problema.

Aun así, es posible que se genere confusión en el diagnóstico de esta patología poco frecuente. Por ejemplo, reportes de casos han comentado cómo la epilepsia mioclónica juvenil comparte su presentación clínica con la corea de Huntington.

Enfermedad de Alzheimer

Entre las personas con alzhéimer y demencia frontotemporal, las convulsiones y las mioclonías son más frecuentes. Entre ellas, la aparición de los espamos nocturnos podría preceder hasta en 5 años el diagnóstico de la enfermedad. La explicación estaría en la pérdida del control de los movimientos que acompaña al deterioro cognitivo.

Síndrome paraneoplásico

Algunos tipos de cáncer generan síntomas en lugares distantes al sitio del tumor primario. Y no es por las metástasis, sino por la fabricación de sustancias que circulan por la sangre e inciden en tejidos diferentes.

El cáncer de pulmón de células pequeñas es uno de los tumores malignos que más manifestaciones paraneoplásicas registra. De acuerdo con un reporte de caso publicado en 2020, podría causar mioclonías severas.

¿Cómo prevenir los espasmos al dormir?

Las medidas para prevenir las sacudidas nocturnas están relacionadas con sus posibles causas. Si hay una enfermedad de base, como la esclerosis múltiple o el alzhéimer, los consejos generales no servirán de mucho para evitar las mioclonías.

La aparición frecuente de espasmos nocturnos debe llevarte a la consulta médica.

No obstante, la mayoría de los casos responden a situaciones que se pueden manejar, como la fatiga, el estrés o los estímulos externos. Por ello, los siguientes hábitos podrían ayudar:

  • Medita: ciertos ejercicios de meditación están pensados para reducir el estrés y la tensión muscular. Si los practicas antes de acostarte, quizás te relajen.
  • Minimiza el consumo de cafeína y alcohol: en especial, en las horas previas a acostarse. Como regla general, no deberías tomar café ni bebidas alcohólicas después de las 18 horas.
  • Aumenta el magnesio y el potasio en la dieta: ambos micronutrientes se relacionan con la correcta contracción muscular. Los encuentras en la espinaca, el aguacate, las almendras y el salmón.
  • Fomenta una buena higiene del sueño: busca horarios regulares para acostarte a diario, planifica una duración del sueño de 7 a 9 horas, limita el uso de pantallas en la habitación y crea un ambiente adecuado en cuanto a luz y sonido.
  • Evita la actividad física intensa desde el atardecer: trata de ejercitarte por la mañana o en la siesta. Si el único momento para hacerlo que tienes disponible es a la noche, prueba con rutinas más relajantes, como posturas de yoga o estiramientos.


¿Me debo preocupar por los espasmos al dormir?

Mas allá de la molestia que significa despertarse de manera repentina, los espasmos mioclónicos no se consideran peligrosos para la mayoría de los adultos sanos. No obstante, si se tornan frecuentes e intensos, es importante consultar con un especialista.

Casi todas las personas que los experimentan lo hacen de manera esporádica, a veces por un sueño o una pesadilla previa. Aparecen a cualquier edad, incluso durante la infancia, y no existe evidencia sobre diferencias entre varones y mujeres.

Intenta identificar si los espasmos provienen del estrés, de un estado de ansiedad o de malos hábitos al dormir. Si las sacudidas afectan tu calidad de sueño, las repercusiones pueden ser diversas durante el día. En definitiva, un mal descanso ocasiona un peor rendimiento en la vigilia.


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