Gonorrea

Revisado y aprobado por el médico José Gerardo Rosciano Paganelli

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 09 julio, 2023

La gonorrea es una enfermedad de transmisión sexual (ETS) producida por la bacteria Neisseria gonorrhoeae, también conocida como gonococo. Por desgracia, se trata de una de las ITS más comunes en la sociedad.

Al ser una ETS, la forma de contagio es exclusivamente por contacto sexual con una persona infectada. Esto incluye coito (sexo vaginal), sexo anal y oral. Sin embargo, también se puede contagiar de madre a hijo en el momento del parto, cuando el bebé sale por la vagina.

Un factor muy importante a tener en cuenta es que muchos portadores no presentan ninguna sintomatología en especial. En efecto, parte de los individuos infectados desconocen su condición, por lo que no suelen seguir ningún tipo de tratamiento. De esta forma, la enfermedad se propaga.

Ante todo, es necesario aclarar que una ETS no se puede contagiar por utilizar un baño público. De hecho, aunque sí existan microbios en las tazas de baño, la única forma de contagio de una ETS es manteniendo relaciones sexuales con una persona infectada.

Clínica de la gonorrea

En primer lugar, es necesario realizar una distinción de acuerdo al sexo del paciente y la edad: varones, mujeres y niños.

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En varones

Menos de un 10% de los varones son asintomáticos. El otro 90% restante desarrolla síntomas al contagiarse de gonorrea. Después de un periodo de incubación de una semana, aparecen los siguientes síntomas:

• Secreciones (con aspecto de pus) por el pene. Estas secreciones aparecen al orinar y/o apretar el pene. En algunos casos, se presentan de manera continuada.
• Irritación en la zona pélvico– genital generalizada, pudiendo aparecer picor o escozor.

• Dolor y escozor al orinar.

• Dolor e inflamación testicular.

En mujeres

• Secreción amarillenta (con aspecto de pus) y mal olor en la vagina y la uretra.
• Aumento de la necesidad de orinar y sensación de dolor y escozor al hacerlo.
• Enrojecimiento de la mucosa genital, que puede estar dolorida, escocer y/o picar.
• Dolor abdominal.
• Sangrados fuera del período menstrual.

En las mujeres, el mayor riesgo es que la infección se disemine, dando lugar a un cuadro de enfermedad pélvica inflamatoria (EPI) el cual es doloroso, con tendencia a hacerse crónico.

Por otra parte, también pueden quedar afectadas las trompas de Falopio, apareciendo una salpingitis, endometritis…

En definitiva, la mayor complejidad del aparato reproductor femenino es lo que explica que pueda afectarse cualquiera de las partes. Además, al comunicarse con la cavidad abdominal, puede extenderse la infección a otras partes del cuerpo con mayor facilidad.

En niños

Durante el parto, un bebé puede infectarse con gonorrea si su madre está infectada. Esto ocurre cuando el bebé entra en contacto con las secreciones y la mucosa del canal del parto de la madre, los cuales están contaminados. 
En la mayoría de los casos, los bebés infectados desarrollan un tipo de conjuntivitis denominada Oftalmia neonatorum u oftalmía neonatal. Actualmente, este tipo de conjuntivitis no se está presentando con tanta frecuencia ya que, apenas nacen, los ojos de los bebés se limpian con eritromicina en colirio o sales de plata, para evitarles cualquier tipo de complicaciones.

En cualquier caso, debemos destacar que, en caso de pacientes menores de edad que presentan infección por gonococo, el médico debe descartar la posibilidad de abuso sexual.

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Otros cuadros

También existe la posibilidad de que, a través de la gonorrea, se desarrollen otros cuadros, aunque ciertamente estos se producen con menor frecuencia y dependen exclusivamente de las prácticas sexuales del individuo.

• Gonococia anorrectal. El cuadro puede producirse bien por diseminación bien por la práctica de sexo anal. Al inflamarse el recto, se nota dolor y escozor en la defecación. Además, se presentan lesiones en la mucosa, en forma de verrugas y hemorroides. A veces las heces pueden acompañarse de pus y sangre.

• Gonococia faríngea. Se trata de un cuadro asociado al sexo oral. El cuadro clínico es muy similar al de una faringitis común.

Diagnóstico y prevención

Para poder realizar el diagnóstico que determine que se trata de un caso de gonorrea, se ha de evaluar el historial clínico del paciente así como una exploración física. A través de la exploración, se evaluarán los signos que presenta el paciente y se procederá a hacer un descarte. 
En el caso de las mujeres, además de los dos procedimientos mencionados, el médico solicitará que el paciente se haga una citología vaginal para evaluar a profundidad y así garantizar mayor precisión en el diagnóstico.

Siempre que se sospeche de una ETS se debe pedir una serología de ETS completa. Esto se debe a que, en muchos casos, las ETS se presentan juntas.

Al igual que el resto de infecciones de transmisión sexual, el número de casos ha aumentado en los últimos años. Puede parecer irónico que, teniendo relativamente al alcance de la mano los métodos de barrera (como los condones) ocurra esto. Sin embargo, es una realidad.

La única forma de prevenir esta enfermedad es mediante una buena educación sexual, la cual recomendará el uso de métodos de barrera a la hora de mantener relaciones sexuales (independientemente de si son vaginales, anales u orales) y visitar periódicamente al ginecólogo (en el caso de las mujeres) y al urólogo en el caso de los hombres.

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Tratamiento de la gonorrea

En lo que respecta al tratamiento de la gonorrea, es farmacológico. Específicamente, este tratamiento se basa en la administración de antibióticos al paciente. Por lo general, se pauta ceftriaxona con doxicilina, ya que esta última sirve para cubrir el espectro de clamidia.

Por otra parte, deben estudiarse todos los contactos sexuales y tratarse, incluso sin son asintomáticos. Asimismo, el médico podrá recomendar al paciente la abstinencia sexual al menos hasta la resolución del cuadro.