Gua, la chimpancé que creció como un bebé humano

El avance del conocimiento no puede realizarse bajo cualquier condición. Los experimentos deben guiarse por la ética. Conozcamos el caso de Gua y sus implicancias morales.
Gua, la chimpancé que creció como un bebé humano
Maria Fatima Seppi Vinuales

Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales.

Última actualización: 25 mayo, 2023

La preocupación por las semejanzas y las diferencias entre los humanos y los animales atravesó un gran número de disciplinas científicas. La psicología es una de ellas. El caso de Gua, la chimpancé que creció como un bebé humano, es paradigmático.

En el nombre del conocimiento y el avance de la ciencia se realizaron numerosos experimentos con animales y con humanos. El condicionamiento de los perros de Pavlov, las palomas de Skinner y el caso de Gua se inscriben en esta línea de hipótesis.

Gua: la chimpancé criada como un bebé humano

Gua. Así se llamó la chimpancé que fue criada junto a su hermano humano Donald. No se trata de una anécdota, sino de un experimento realizado por el psicólogo W. Kellogg, interesado en profundizar en la investigación sobre el aprendizaje y la conducta.

Gua tenía 7 meses y Donald 10. De acuerdo al experimento de Kellogg y su pareja Luella, ambos recibirían la misma atención, afecto y cariño.

Entre los objetivos, se buscaba conocer el modo en que aprendía la chimpancé y la influencia del ambiente. De esta manera, al brindar una crianza semejante, Kellogg buscaba establecer el peso relativo de una clásica dicotomía: lo hereditario versus el ambiente.

Todos los días, la pareja tomaba medidas y realizaba pruebas a Donald y a Gua. Había un gran detalle y rigor científico en las evaluaciones para medir percepción visual y motora, desplazamiento, memoria, resolución de tareas, entre otros aspectos.

Crianza humana.
La crianza es un tema de discusión en la ciencia. ¿Cómo influye el ambiente en lo que aprenden los humanos?


Algunos puntos cuestionables sobre el experimento con Gua

El experimento no tuvo los frutos que esperaban sus diseñadores. El comportamiento de Donald mostraba retrasos en el aprendizaje en comparación con pares de su edad. Por ejemplo, el niño tenía un repertorio muy limitado de palabras. Era capaz de pronunciar solo 3, mientras que otros pares ya podían reconocer 50 palabras.

Asimismo, había adquirido conductas y hábitos esperables para Gua, como gruñidos a la hora de comunicarse o trasladarse en cuatro patas. Sin embargo, Gua había desarrollado comportamientos más complejos, como saludar, dar besos y bañarse sola. Es decir, mientras Donald se parecía más a un primate, Gua se asemejaba más a un humano. Todo lo contrario de lo que esperaba Kellogg.

El psicólogo se dio cuenta de cómo estaba afectando a su hijo, por lo que decidió interrumpir el experimento.  Al cabo de 9 meses, Gua fue devuelta al zoológico. Allí no pudo adaptarse al cambio, por lo que enfermó y en el período de un año murió.

Por su parte, Donald pudo adquirir habilidades vinculadas con el lenguaje y aprender cosas nuevas. No obstante, si bien se desconocen las causas, se quitó la vida a la edad de 43 años, una vez que sus progenitores habían fallecido. Ambos fueron desenlaces desafortunados.



Lo que nos enseña la experiencia

¿Qué enseñanzas podemos extraer de este experimento? Que no se tuvo en cuenta el lazo creado en dicho grupo familiar.

Es decir, Gua recibió atención y cuidados, pero se instrumentalizó, por lo que, cuando el experimento debió llegar a su fin, valorando solo el estado del niño, se interrumpieron los cuidados. Ambos participantes fueron criados como hermanos, por lo tanto, era de esperar que la separación, ese apego que habían desarrollado al compartir tanto tiempo y actividades juntos, los afectara.

Por otro lado, en el detalle del experimento también se incluyen pruebas que implicaban dolor o malestar. Esto no debería estar justificado bajo ningún punto de vista, aunque el objetivo sea el avance del conocimiento.

Mucho menos porque ninguna de las partes implicadas dieron su consentimiento ni estaban al tanto de lo que se hacía con ellos ni las posibles consecuencias. Al día de hoy, ambas son condiciones necesarias y exigidas para cualquier tratamiento o experimento.

Donald se quitó la vida en el experimento con Gua.
El suicidio de Donald luego de los 40 años podría estar vinculado con las experiencias que tuvo en su infancia.

El límite debe ser el respeto por los seres vivos y sus derechos

Nadie duda de lo importante que es la evolución del conocimiento y el progreso que eso significa a todos los niveles: salud, calidad de vida, mejor uso de recursos. Por supuesto, la psicología, tal como hoy la conocemos, ha evolucionado por muchos experimentos realizados.

Sin embargo, cuando entramos en detalle y nos damos cuenta de cuáles fueron las condiciones que facilitaron un determinado descubrimiento, se disparan algunas alertas. Negligencias en experimentos, consecuencias no previstas, falta de empatía, por mencionar algunas.

Los experimentos deben realizarse en condiciones controladas, cuidadas y poniendo a las personas y seres vivos en el centro de atención. La ética es el primer y último horizonte; algo que con Gua, la chimpancé, no se cumplió.

Hoy en día, la complejidad de los seres humanos y de la realidad nos invita a trascender los planteos dicotómicos y simplistas, en los que solo se concede importancia a uno de los dos factores: herencia o ambiente. Podríamos reconocer que ambos tienen una influencia en el desarrollo, pues no nacemos vacíos ni tampoco crecemos en un entorno aséptico.


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