4 hábitos de amor propio que toda mujer debe adoptar
Los hábitos de amor propio son aquellos que favorecen una conexión profunda con los deseos y necesidades de cada persona. Estos hábitos se van desarrollando día a día. El amor a sí mismo tiene que ver con saber lo que se quiere y luchar por ello. Amarse no es egoísta, es respetarse siempre.
Amor propio
A lo largo de los siglos, las mujeres y sus deseos han ido quedando relegados a la sociedad patriarcal. Las mujeres acabaron creyendo que ser “buena madre y esposa” era amarse a sí misma. Pensaron que aguantar el maltrato, que aguantar en silencio, que satisfacer al otro… significaba amarse a sí misma.
Afortunadamente, los tiempos van cambiando poco a poco. En realidad, aún queda un largo trecho hacia la igualdad entre mujeres y varones. Sin embargo, en el ámbito personal, cada mujer aporta el cambio al amarse a sí misma, al priorizar sus deseos y sus sueños.
Para el empoderamiento femenino, estos hábitos de amor propio pueden ser muy positivos. Entre ellos está permitirse soñar, permitirse cumplir esos sueños, tener un cuerpo natural y sano, permitirse salir o quedarse. En definitiva, aprender a bucear en el propio deseo y sentir, para saber lo que es o no bueno para cada una.
4 Hábitos de amor propio que potencian la personalidad
Para conseguir el objetivo de una vida plena y feliz, puede ser clave integrar estos hábitos de amor propio en el día a día:
Hábitos de amor propio: escucharse a una misma
Parece una obviedad, pero las mujeres están siempre condicionadas por la opinión social que pesa sobre ellas. La mayoría de las culturas ha considerado a la mujer como un bien de cambio o como empleada doméstica. La crianza de hijos propios o hijos ajenos eran, básicamente, los deberes femeninos.
No ha sido nada fácil conquistar derechos, y todavía en muchos países las mujeres siguen privadas de ellos. Sin embargo, en Occidente se pueden elegir estilos de vida con relativa libertad. Relativa, porque si una mujer no quiere hijos ni marido será juzgada por un sector de la sociedad, incluso por su propia familia.
Por todo ello, escuchar el propio deseo es, de los hábitos de amor propio, el más importante. Ya sea para elegir carrera, para elegir pareja o para elegir vestuario, lo primordial es conectar con el propio deseo. Ya lo decía Simone de Beauvoir: “mujer se hace, no se nace”. Nada está dicho sobre tu vida y tu vida eres tú.
Decirse que sí: aceptación total
Claramente, los hábitos de amor propio están estrechamente interconectados entre sí. Aceptarse con todos sus defectos es lo más bello que una mujer puede hacer por sí misma.
La imagen de la doncella sonriente, sumisa, maternal y complaciente ya puede ir quedando estampada en figuras y cuadros antiguos. Nadie puede definir lo que es ser mujer, ni puede compararse a una mujer con otra.
Permitirse ser feliz
Son muchas las mujeres que permanecen en relaciones de infelicidad y no se dan cuenta de que tienen las puertas abiertas para salir. Para la mujer, distanciarse del sufrimiento es mucho más difícil que para los varones. El varón, desde que nace, es configurado como un ser libre e independiente.
Sabiendo esto, sabiendo que para el patriarcado la felicidad no estaría en el mismo plano que las mujeres, es imposible permanecer impasibles. Hay que dar ese paso hacia la autoestima, ya sea en las relaciones de pareja, en las amistades, en el trabajo o en la familia.
Cultivarse
Siempre es aconsejable pensar en grande, en todos los sentidos, y también en lo personal. Hay que cultivarse en lo que nos apasiona, en nuestros sueños, insistir y vivir con pasión.
Hay que cultivar nuevas amistades, el amor hacia la naturaleza, lo bello y lo bueno. No es necesario hacer grandes cambios de un día para el otro. La palabra ‘cultivo’ nos habla de paciencia y dedicación.
Cultivarse implica ponerse metas, proyectarse. De esa forma, se puede hacer una vida en permanente florecimiento, felicidad y deseo. Los hábitos de amor propio son eso, semillas en la propia tierra. Donde hay amor, hay alegría, donde hay hábitos, hay esperanza.
En definitiva, el primer paso ya está dado. El camino hacia el propio deseo ya se inició. Unos simples hábitos de amor propio bastan para que todo lo demás vaya llegando.
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Luis García, I. (2019). Antes de entrar, toca el amor propio.
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