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¿Cuándo habrá una cura para la EM? Entérate de los avances

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La cura para la EM sigue siendo una meta difícil de alcanzar. Sin embargo, las pautas terapéuticas actuales permiten a los pacientes llevar una mejor calidad de vida.
¿Cuándo habrá una cura para la EM? Entérate de los avances
Maryel Alvarado Nieto

Escrito y verificado por la médica Maryel Alvarado Nieto

Última actualización: 06 julio, 2023

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad neurodegenerativa, lo que significa que sus síntomas empeoran con el transcurso del tiempo. En la actualidad, no existe una cura definitiva para la EM, pero el tratamiento ha evolucionado de forma amplia, incluyendo fármacos que parecen modificar su curso.

En la esclerosis múltiple se produce un daño de la capa de mielina, que es la cubierta protectora de los axones neuronales. Al comienzo, esta lesión es resultado de un complejo proceso inflamatorio de causa desconocida. Sin embargo, a medida que avanza la patología, es evidente que aparece también un daño axonal difícil de revertir, lo que ocasiona diversos grados de discapacidad.

Tratamiento actual de la esclerosis múltiple

En la EM se solapa un proceso inflamatorio con uno degenerativo. Y ambos parecen depender de un componente inmunitario, por lo que la pauta terapéutica actual busca regular esta respuesta inmune.

Como resultado, el tratamiento no abarca solo el control de la sintomatología y el manejo de los brotes, sino que además intenta disminuir el componente inmunitario. Esto se conoce como tratamiento modificador de la enfermedad o TME.

Abordaje de los brotes

Para el tratamiento de los brotes de la EM se usan esteroides a altas dosis (metilprednisolona). Sin embargo, cuando no pueden indicarse, se emplea la plasmaféresis e incluso está como opción la administración de inmunoglobulinas.

El objetivo de esta terapia es disminuir el proceso inflamatorio para acortar la duración de los síntomas. Pero esto no modifica el curso de la enfermedad.

Tratamiento sintomático

Los síntomas de la esclerosis múltiple son diversos, puesto que dependen de la localización de las lesiones. Estas manifestaciones clínicas empeoran con el tiempo, repercutiendo en la calidad de vida de los pacientes. Debido a ello, se han propuesto diversos enfoques terapéuticos con evidencia variable en cuanto a su seguridad y efectividad.

Los medicamentos usados en pacientes con EM deben estar indicados por un especialista.
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El diagnóstico del tipo de EM es clave para plantear cómo será el tratamiento y el seguimiento.

¿Los tipos de la enfermedad esconden una posible cura para la EM?

Ya que en la esclerosis múltiple existe un complejo proceso neurodegenerativo variable, se ha hecho difícil clasificar a la enfermedad. No obstante, la forma en la que evolucionan los síntomas en el tiempo ha permitido dividirla en varias clases.

Esta clasificación ayuda a comprender el grado de afectación de la EM en cada paciente. Así se facilita la instauración de un tratamiento que pudiese ser efectivo.

Esclerosis múltiple remitente recurrente (EMRR)

Esta es la forma más frecuente en la que aparece la enfermedad. En este tipo de EM, los síntomas se presentan en brotes que remiten para volver a aparecer, dejando tras de sí diversos grados de incapacidad.

En estos pacientes, el tratamiento ha mostrado una mayor eficacia, siempre y cuando se instaure en etapas tempranas. Por ello hay quienes consideran que la cura para la EM es una posibilidad cercana para esta variedad.

Esclerosis múltiple progresiva (EMP)

En este tipo de EM, los síntomas empeoran con el tiempo. Si esto ocurre después de años de aparición de los brotes, se cataloga como esclerosis múltiple secundariamente progresiva (EMSP).

En cambio, si desde que comenzaron las manifestaciones de la enfermedad, el curso de los síntomas es progresivo, se clasifica como esclerosis múltiple primariamente progresiva (EMPP).

El pronóstico es peor que en la EMRR, por lo que el tratamiento modificador es menos efectivo y más complejo.

Síndromes aislados relacionados con EM

Además, existen situaciones en las que un paciente puede cursar con lesiones sugestivas de esclerosis múltiple evidenciadas en un estudio por imagen, sin que haya presentado ningún síntoma. O por el contrario, hay pacientes que manifiestan alteraciones sin que exista una prueba por imagen que lo compruebe, denominándose a estas situaciones síndrome desmielinizante aislado.

El TME en estos pacientes también se encuentra descrito en la literatura. Se basa, sobre todo, en interferones.

Nuevos enfoques terapéuticos para modificar el curso de la enfermedad

El tratamiento modificador de la enfermedad (TME) cuenta con fármacos que se agrupan en dos grandes categorías:

  1. Inmunomoduladores.
  2. Inmunodepresores.

Estos medicamentos buscan controlar la respuesta inmune, reduciendo así el proceso inflamatorio. Pero el componente degenerativo no cuenta con un tratamiento efectivo conocido. Por esta razón, en la actualidad no existe una cura definitiva para la EM.

Aun así, el TME ha sido de gran ayuda en disminuir la aparición de los brotes, resultando en menor grado de lesión. Esto permite a los pacientes tener una mejor calidad de vida, aunque sin mostrar alivio de sus secuelas.

Los especialistas intentan diseñar fármacos que ayuden en algún grado a rehabilitar las áreas lesionadas. Los medicamentos actuales han permitido mantener a los pacientes libres de actividad de la enfermedad por algunos periodos breves.

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Muchos de los fármacos utilizados buscan modular la reacción inmunitaria para detener o enlentecer la desmielinización.

Primera línea de medicamentos

Los fármacos inmunomoduladores son considerados la primera línea terapéutica en la EM. En la teoría, estos medicamentos son los indicados para comenzar el abordaje del paciente. Si estos no muestran efectividad, se pasaría a la segunda línea, que veremos luego.

Dentro de los compuestos con efecto inmunomodulador se encuentran los siguientes:

  • Interferones.
  • Acetato de glatirámero.
  • Dimetilfumarato.

Fármacos de segunda línea

En cambio, a los inmunodepresores se les considera la segunda línea del tratamiento de la EM. Estos medicamentos son para pacientes en los que los inmunomoduladores no han mostrado efectividad y en aquellos con un pronóstico más precario.

El uso es más complejo, ya que requieren un control extenso de los casos. Dentro de la segunda línea se encuentran los siguientes:

  • Fingolimod.
  • Siponimod.
  • Teriflunomida.
  • Natalizumab.
  • Ocrelizumab.
  • Alemtuzumab.
  • Cladribina.

Otras pautas terapéuticas

Medicamentos como la mitoxantrona y la azatioprina no suelen ser usados en la actualidad para tratar la esclerosis múltiple. Mientras que la ciclofosfamida, el metotrexato y el rituximab tienen indicaciones muy precisas, por lo que su utilización es excepcional.

Además, el trasplante autólogo de células madre de la médula ósea también está descrito. Aunque debido a la gran cantidad de fármacos disponibles y a los riesgos de este tipo de terapia, se recurre a su uso en situaciones muy particulares.

La esperanza de tener una cura para la EM se mantiene

Aunque el TME ha mostrado mejorar la calidad de vida de los pacientes con esclerosis múltiple, son medicamentos de uso delicado. Por ello, la recomendación es siempre individualizar cada caso, tomando en cuenta la forma clínica de la enfermedad, la edad, el género y las preferencias del paciente. Del mismo modo, el seguimiento estricto con controles regulares es indispensable.

Mientras la terapia controladora de la enfermedad se instaure en etapas tempranas, el tratamiento muestra mayor efectividad. Por ello, la educación del paciente en cuanto a los beneficios, los efectos adversos, la adherencia, la tolerancia y el seguimiento es fundamental.

Esto permite tener un manejo adecuado de la esclerosis múltiple. A pesar de no contar con una cura definitiva.


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