¿Por qué se terminan las relaciones?

No todas las relaciones duran toda la vida. Algunas cumplen un ciclo en nuestra vida y, cuando este termina, solo queda sacar un buen aprendizaje y seguir adelante.
¿Por qué se terminan las relaciones?
Isbelia Esther Farías López

Revisado y aprobado por la filósofa Isbelia Esther Farías López.

Última actualización: 07 octubre, 2020

Hay muchas razones por las que se terminan las relaciones. Generalmente pensamos en las más negativas, como una infidelidad, una falta de respeto, una pelea física, maltrato psicológico… Sin embargo, estas no son las únicas razones que existen. Muchas veces las personas deciden cortar su vínculo porque se aprecian y respetan, pero simplemente ya no comparten puntos en común de peso. Por esto, prefieren dejarse ir, cortar por lo sano, para así darse la oportunidad de construir otros vínculos más significativos.

A continuación reflexionaremos un poco más en este tema, partiendo del principio de que las relaciones de pareja son parte importante en la vida de toda persona y que hoy en día ha cobrado gran importancia distinguir entre aquellas que son positivas o beneficiosas, de las negativas o perjudiciales.

Todos cambiamos, así como también nuestras relaciones

Si a los 30 años echamos la vista hacia atrás, cuando teníamos 15-18 años, es posible que notemos varias diferencias respecto a cómo éramos, qué creíamos, qué necesitábamos, qué nos impulsaba, cómo eran nuestras relaciones, qué elegíamos conservar y qué no, a quiénes preferíamos y a quiénes no, etc. Esto es algo normal, pues en cada etapa de la vida tenemos la oportunidad de crecer y desarrollar distintas formas de interacción.

Es posible que también notemos que muchas relaciones que en su momento nos aportaron mucho ya no las conservamos, y no necesariamente por algo desagradable, sino simplemente porque nuestra vida tomó otro rumbo y no coincidió más con el camino de las personas con quienes nos relacionábamos. 

La psicólogo Raquel Aldana afirma que las relaciones caducan: “de cualquier modo, las relaciones son etapas y, como etapas, son cambiantes. Si aceptas las reglas del juego podrás avanzar, si no lo haces te estancarás”.

Así como siempre se pueden empezar relaciones, también se pueden terminar, por muchos motivos. Existen numerosos factores que pueden causar la rotura de algo que en algún momento pensamos “indisoluble” o “para toda la vida”. Ahora bien, dichos factores no siempre son negativos.

Hay muchas relaciones que terminan porque aquello que las unió en un principio ha dejado de existir. Por ejemplo, hay buenos compañeros de clase de idiomas que, una vez que finaliza el curso, ya no vuelven a tener contacto. Cada quien hace su vida y sigue adelante, dejando atrás solamente el recuerdo de un buen compañerismo.

También hay que tener en cuenta que lo que muchas personas entienden por “el fin” de una relación, en realidad puede ser simplemente un cambio. Por ejemplo, hay amigos que en la universidad compartían a menudo, pero que después de graduarse, al adoptar nuevos ritmos de vida, no pueden compartir tanto. Sin embargo, cuando tienen la oportunidad de hacerlo, se sienten a gusto, con esa agradable sensación de que todo está “cómo siempre”, aunque todo sea distinto alrededor.

No todo lo que empieza bien termina bien

A diferencia de lo que dice el título de un famoso cuento de hadas, no todo lo que empieza bien termina bien. Muchas veces, ocurren cuestiones a lo largo de la relación (de amistad, pareja, trabajo, etc.) que nos hacen ponerle un fin. Infidelidades, faltas de respeto, maltratos (físicos o psicológicos), mentiras, etc.

Cuando las relaciones terminan por alguna de las causas anteriores, es lo mejor, aunque al principio duela. De nada sirve atarse a una relación que solo va a generar malestar y abrir heridas una y otra vez.

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Como no siempre es posible tener una certeza total sobre el rumbo que va a tomar una relación, es importante mantener una actitud abierta a que, así como algo puede empezar, funcionar y quedarse (por un largo tiempo), otras cosas pueden empezar y terminarse más pronto que tarde porque simplemente no son para nosotros, y que de todo podemos aprender, crecer y mejorar.

Después de todo, el aprendizaje forma parte del hecho de compartir y dejar que una persona forma parte de nuestra vida.

En definitiva, más allá de la causa y de cómo haya sido la experiencia general en la relación, debemos tener en cuenta que cada relación, buena o mala, es una oportunidad para crecer, ser mejores personas y construir otros vínculos, de una forma más profunda y positiva.


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