Liberación miofascial: en qué consiste y cuáles son sus beneficios
Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina
La liberación miofascial alivia dolores tras una lesión. Se basa en masajes manuales que estimulan la zona afectada y logran el movimiento de fascias musculares que se encuentran debajo de la piel.
También se conoce como inducción miofascial y la aplican fisioterapeutas o masajistas para recobrar la funcionalidad de los tejidos. Incide directamente en el aparato locomotor y se extiende al resto del cuerpo, calmando las molestias mediante presiones y estiramientos.
¿En qué consiste la liberación miofascial?
Antes de explicar la técnica es necesario conocer qué es una fascia. Se trata del tejido que rodea músculos, nervios, vasos sanguíneos, linfáticos y vísceras, además de conectar los órganos permitiendo la actividad biomecánica.
De acuerdo con un artículo publicado en la Revista Cubana de Investigaciones Biomédicas, la miofascia facilita la movilidad, la circulación celular y la elasticidad de los tejidos ante espasmos por estrés, lesiones e inactividad. Esto conlleva puntos de dolor que, de no atenderse, serían crónicos.
Frente a este diagnóstico, especialistas apelan a las terapias de liberación miofascial, debido a que activan de forma mecánica el tejido para soltar la tensión y calmar el malestar, tanto en el área específica como en zonas alejadas.
Las presiones son sostenidas y ligeras, igual que el estiramiento y el movimiento. El objetivo es suprimir las restricciones funcionales gracias al estímulo del colágeno y sus propiedades.
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Partes del cuerpo que se tratan con la técnica
La inducción miofascial sirve para manejar el entumecimiento de partes que se mantiene fijas por largo rato o que usamos con frecuencia, como la cabeza, la mandíbula, el cuello, los cuádriceps, los brazos, la espalda, las caderas, los pies y las pantorrillas.
Sucede que muchos dolores articulares o musculares son producto de lesiones, del ajetreo o el ritmo de vida. De igual forma, se asocian a movimientos fisiológicos que pasan desapercibidos, como la expansión pulmonar cuando respiramos.
Con ella se atienden fibromialgias, lumbalgias, migrañas, tendinitis, cicatrices postraumáticas y posquirúrgicas, rigidez por afectaciones neurológicas, latigazo cervical y prostatitis crónica. De todas maneras, no es un abordaje de primera línea. Siempre debe ser un complemento terapéutico a la prescripción médica específica.
Beneficios de la liberación miofascial
El mayor beneficio es la movilidad óptima del cuerpo, debido a la relajación en los puntos de gatillo. La técnica mantiene el organismo en buen estado, hay mejor circulación y se eliminan toxinas por vía de los conductos linfáticos.
Otras bondades de la liberación miofascial son las siguientes:
- Relaja por completo el cuerpo.
- El aparato locomotor recobra su funcionalidad.
- Aplaca malestares de patologías como artritis reumatoide, lupus y esclerodermia.
- Equilibra el sistema musculoesquelético.
- Amplía el rango de movimiento.
- Minimiza la tensión y el estrés.
Con las terapias de liberación fascial el alivio es global. Por esto es usada como complemento para calentamientos deportivos junto con la técnica foam roller. De igual forma la ofrecen en salas de fisioterapia.
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Contraindicaciones de la liberación miofascial
Antes de las sesiones, el experto evalúa al paciente para determinar los ejercicios. Pero no todos son candidatos a este tratamiento.
Está contraindicado en quienes toman anticoagulantes o sufren condiciones metabólicas, fracturas, aneurismas y osteoporosis. Tampoco se emplea si hay heridas abiertas, quemaduras, fiebre, patologías infecciosas o estado de gestación.
Además de centros de fisioterapia, la liberación miofascial puede realizarse en casa con métodos sencillos, siempre orientados por un conocedor de la materia. Aunque hay tutoriales en línea, lo correcto es contar con un profesional.
¿Cómo se hace una sesión?
Las sesiones no pasan de 1 hora y consta de los pasos explicados a continuación:
- Valoración: es la prueba estática y dinámica del paciente para verificar el estado del sistema fascial y precisar las alteraciones.
- Calentamiento: con los dedos, palmas y codos el fisioterapeuta, masajista o quiropráctico prepara la fascia.
- Estiramiento: son movimientos manuales largos, suaves y sostenidos que extienden y liberan la fascia sin forzarla.
Las técnicas son superficiales o profundas. Las primeras incluyen deslizamientos en J que aumentan el movimiento de la piel, deslizamientos transversos a las fibras y deslizamientos longitudinales hechos con los dedos, codos o nudillos.
Por otro lado, las profundas se ejercen en planos transversos, con manos cruzadas y en dirección craneosacral, es decir, desde la cabeza hacia los pies.
Lo que debes tener en cuenta sobre la inducción miofascial
La inducción miofascial es más efectiva cuando se combina con neurodinamia, osteopatía y reeducación postural global. El fisioterapeuta sabrá cuáles son idóneas para tu condición.
Asimismo, establece la cantidad de sesiones según la tensión que evidencia la fascia, el dolor y los puntos gatillo. Lo frecuente es una semanal y 6 en total. Cada terapia dura 1 hora, pero si el dolor es extremo es posible que llegue a 3.
Para mayor eficacia es recomendable beber abundante agua. De igual forma, recuerda que las tensiones o dolores no se producen solo por lesiones; las emociones, el estrés y traumas también se atienden con este método.
Este no es un tratamiento estético ni mucho menos masajes para moldear la figura. Quien lo aplique tiene que poseer los conocimientos y llevarlo a cabo en clínicas especializadas.
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