Logo image

Así se limpian las sillas de mimbre sin que se deformen ni pierdan color

3 minutos
Los muebles de mimbre y ratán pueden recuperar su aspecto original con una limpieza suave: agua, jabón neutro y buen secado bastan para eliminar el polvo sin dañar las fibras.
Así se limpian las sillas de mimbre sin que se deformen ni pierdan color
Escrito por Valentina Vallejo
Última actualización: 28 septiembre, 2025

El mimbre y el ratán aportan calidez y textura a cualquier espacio, pero su tejido trenzado tiende a acumular polvo y suciedad con facilidad. Aunque muchas personas dudan al momento de limpiarlos por temor a dañar las fibras, el proceso es más sencillo de lo que parece si se emplean las herramientas adecuadas.

A diferencia de la madera maciza, estas fibras vegetales son porosas y delicadas, lo que las hace vulnerables al exceso de agua y a los productos químicos agresivos. Si se saturan de humedad, pueden deformarse o desarrollar moho, mientras que los limpiadores fuertes tienden a resecarlas y agrietarlas. Para conservar su flexibilidad y color, es fundamental aplicar un método de limpieza cuidadoso y adaptado a su naturaleza. A continuación, te explicamos qué herramientas usar y cómo hacerlo sin dañar el tejido:

  • Limpieza en seco: basta con una aspiradora que tenga accesorio de cepillo, un cepillo de cerdas suaves (puede ser uno de dientes que ya no uses) y un paño de microfibra para repasar la superficie.
  • Limpieza profunda: prepara un balde con agua tibia y añade apenas unas gotas de jabón neutro o de platos. Ten a mano dos paños suaves: uno para aplicar la mezcla y otro para enjuagar.
  • Limpieza de manchas difíciles: en este caso, puedes usar vinagre blanco, aunque no siempre será necesario.

Una vez tengas todo a mano, puedes seguir esta guía detallada de limpieza. 

1. Eliminar el polvo

Este primer paso es clave para evitar daños durante la limpieza. Pasa la aspiradora con el accesorio de cepillo por toda la superficie, prestando especial atención a las grietas y uniones del tejido. Si hay polvo más incrustado, usa un cepillo de dientes seco para aflojarlo con suavidad. De esta manera, eliminas la suciedad suelta y evitas que, al aplicar agua, se forme una pasta que pueda manchar o deformar las fibras.

2. Preparar una mezcla ligera y segura

Llena un balde con agua tibia y agrega algunas gotas de jabón neutro. Mezcla suavemente hasta que se formen burbujas ligeras, sin exagerar. Si usas demasiado jabón, puede quedar un residuo pegajoso sobre las fibras que, en lugar de limpiar, terminaría atrayendo más polvo y suciedad.

3. Limpiar la superficie

Sumerge un paño suave en la mezcla jabonosa y escúrrelo con firmeza hasta que quede apenas húmedo. Evita que esté empapado, ya que el exceso de agua puede dañar las fibras. Limpia toda la superficie del mueble con movimientos suaves, siguiendo la dirección del tejido para no alterar su forma. Este paso ayuda a retirar la suciedad sin saturar el material ni comprometer su estructura.

4. Aclarar y secar al aire libre

Este paso es clave para que el resultado sea duradero. Humedece un segundo paño limpio solo con agua, escúrrelo bien y pásalo por toda la superficie para eliminar cualquier resto de jabón. Luego, deja que el mueble se seque por completo al aire, en un lugar cálido y ventilado. Evita la luz solar directa, ya que puede resecar las fibras y provocar grietas. No lo uses hasta que esté completamente seco al tacto.

Si hay manchas de moho o zonas resecas, esto puede ayudarte

  • Si aparecen manchas de moho, mezcla partes iguales de agua y vinagre blanco, humedece un cepillo de dientes y frota con suavidad. Luego, aclara con un paño húmedo y deja secar bien.
  • Para hidratar las fibras resecas, aplica una capa muy fina de aceite de limón con un paño limpio. Hazlo siempre después de una limpieza y con el mueble completamente seco.

Más allá de la limpieza puntual, cuidar el mimbre y el ratán implica observar sus cambios con el tiempo y actuar con suavidad cada vez que lo necesiten. Un mantenimiento adecuado no solo preserva su aspecto, sino que refuerza su lugar en casa como piezas vivas, cálidas y duraderas. Con atención a los detalles, estos muebles pueden acompañarte por años sin perder su encanto.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.