El truco de la pajita para sellar bolsas: ¿útil o peligroso?

El truco de la pajita para sellar bolsas al vacío se ha vuelto viral por su aparente practicidad. Sin embargo, como ocurre con muchas soluciones caseras, no siempre es tan confiable como parece. Antes de aplicarlo indiscriminadamente en tu cocina, conviene entender sus verdaderos alcances, sus limitaciones y las condiciones en las que puede resultar útil. A continuación, te mostramos cuándo sí conviene usarlo, cuándo es mejor evitarlo y cómo lograr un sellado más seguro y eficiente.
¿En qué consiste el truco de la pajita?
Este método casero busca simular el sellado al vacío sin necesidad de una máquina. El procedimiento básico es el siguiente:
- Introduce los alimentos en una bolsa tipo zip, procurando que estén bien distribuidos.
- Deja una pequeña abertura en la cremallera, suficiente para insertar una pajita.
- Coloca la pajita en la abertura, sin que toque directamente los alimentos.
- Succiona el aire de la bolsa con la boca, hasta que el plástico se adhiera al contenido.
- Retira la pajita rápidamente y cierra por completo la bolsa para mantener el vacío.
Aunque es práctico, no siempre resulta conveniente, ya que puede implicar riesgos que es mejor evitar.
¿En qué casos es seguro aplicar el truco?
Este método puede ser útil en situaciones muy específicas, siempre que se cumplan ciertas condiciones básicas:
- Bolsas limpias y resistentes, preferiblemente con cierre hermético tipo zip.
- Alimentos secos o con muy poca humedad, como frutos secos, galletas, cereales o hierbas aromáticas.
- Conservaciones cortas, en las que el objetivo principal sea reducir el volumen y organizar mejor la despensa o el congelador.
El beneficio real es sencillo pero útil: al reducir el contacto con el aire, se retrasa ligeramente la oxidación y se mejora la conservación temporal del alimento.
¿En qué casos es peligroso aplicar el truco?
Aunque el truco de la pajita puede parecer inofensivo, su uso en ciertos contextos puede generar riesgos sanitarios y resultados engañosos. Estos son los escenarios en los que conviene evitarlo por completo:
- Con carnes, aves o pescados crudos: al succionar el aire, se pueden aspirar microgotas contaminadas con bacterias como Salmonella o E. coli. Además, se corre el riesgo de introducir saliva en la bolsa, generando contaminación cruzada.
- Con alimentos húmedos o líquidos: el método pierde eficacia y puede incluso provocar que se aspire parte del contenido, lo que contamina el entorno y compromete la higiene del alimento.
- Para conservaciones prolongadas: este truco no elimina todo el oxígeno, lo que puede dar una falsa sensación de conservación. En realidad, el aire residual favorece la proliferación de moho y bacterias.
El vacío real requiere una presión negativa constante que no se logra soplando ni aspirando manualmente. Sin esa presión, el sellado es incompleto y no garantiza seguridad microbiológica.
Una alternativa que sí funciona: sellado por inmersión en agua
Existe un método casero que es mucho más seguro y funciona con todo tipo de alimentos. Se basa en la presión del agua. Te explicamos el paso a paso:
- Coloca los alimentos en una bolsa zip de buena calidad. Cierra la cremallera casi por completo, dejando solo una esquina de unos 2-3 cm abierta.
- Llena un recipiente grande o el fregadero con agua fría.
- Sumerge lentamente la bolsa en el agua. Notarás que la presión del agua empieza a expulsar todo el aire hacia arriba, a través de la pequeña abertura.
- Continúa sumergiendo hasta que solo quede la esquina abierta fuera del agua. Justo en ese momento, sella completamente la bolsa.
- Saca la bolsa del agua. El resultado es un sellado casi perfecto, muy superior al de la pajita.
En este caso, no hay riesgo de contaminación cruzada, elimina una mayor cantidad de aire y funciona a la perfección con alimentos húmedos.
En definitiva, si buscas un sellado casero que sea confiable e higiénico, el truco de inmersión en agua es el que realmente funciona. Además, independientemente del método, recuerda siempre usar bolsas de calidad diseñadas para congelación, secar bien los alimentos antes de guardarlos y etiquetar cada bolsa con su contenido y fecha. Son detalles simples que marcan la diferencia.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.