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5 trucos para que una fregona de microfibra absorba siempre como el primer día

2 minutos
Si tu fregona solo esparce el agua, es probable que sus fibras estén obstruidas por suavizante o pelusas. Lávala solo con agua fría, sin suavizante ni lejía, y sécala siempre al aire.
5 trucos para que una fregona de microfibra absorba siempre como el primer día
Escrito por Valentina Vallejo
Última actualización: 28 septiembre, 2025

Una fregona de microfibra recién estrenada absorbe líquidos con facilidad y deja los suelos impecables. Sin embargo, esa eficacia inicial suele desaparecer tras algunas lavadas, cuando las fibras dejan de retener el agua y comienzan a esparcirla.

Aunque parezca desgaste natural, casi siempre se trata de una obstrucción provocada por el calor, los productos inadecuados o el contacto con tejidos que sueltan pelusa. La buena noticia es que este daño puede evitarse o revertirse. Solo tienes que cambiar hábitos de lavado y secado. Te explicamos cada truco y cómo aplicarlos.

1. Evita suavizante y lejía

Lava la fregona sin suavizante ni lejía. El suavizante la deja impermeable, mientras que la lejía es demasiado fuerte y daña las fibras sintéticas.

2. Lávala por separado

Lava los recambios solos o con otras prendas de microfibra, como bayetas, para que las pelusas no se le peguen.

3. Usa agua fría y un detergente suave

Usa agua fría o tibia (nunca a más de 40 °C) y un poco de detergente líquido suave. El agua caliente puede estropear las fibras y hacer que duren menos.

4. Seca al aire, no en secadora

Una vez lavada, cuelga la fregona y deja que seque al aire. El calor intenso de la secadora es el peor enemigo de la microfibra: derrite las fibras sintéticas y le quita capacidad de absorción.

5. Recupera la absorción con vinagre blanco

Si la fregona ya no absorbe bien, puedes recuperarla. Antes de lavarla, remójala una hora con agua fría y una taza de vinagre blanco, para disolver los residuos y liberar las fibras.

Cuidados esenciales para mantener la fregona en buen estado

  • Enjuágala después de cada uso: adopta el hábito de enjuagar la fregona con agua limpia al terminar de usarla, así evitarás que la suciedad se pegue a las fibras.
  • Sécala siempre: nunca dejes la fregona húmeda dentro del cubo. Escúrrela a fondo y cuélgala en un lugar ventilado para que se seque por completo. Esto previene el mal olor y el crecimiento de bacterias.

Cuidar una fregona de microfibra no solo mejora los resultados de limpieza, también revela cuánto puede durar una herramienta cuando se entiende su funcionamiento. En tiempos donde lo desechable parece la norma, apostar por el mantenimiento consciente es una forma sencilla de ahorrar, reducir residuos y hacer que cada gesto doméstico cuente.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.