¿Chirimoya dura? El truco casero para que madure perfectamente

La chirimoya es una fruta deliciosa, pero disfrutarla en su punto justo no siempre es fácil. A menudo, en la frutería, o están duras como piedras o corremos el riesgo de que estén demasiado maduras. Por fortuna, existe un método para no fallar. En este artículo te enseñamos a elegir la pieza ideal y a madurarla en casa hasta alcanzar la perfección.
¿Cómo escoger la chirimoya ideal en la tienda?
El primer paso empieza en la compra; hay que fijarse en el aspecto. Sigue estos consejos:
- Peso: tómala en la mano. Si se siente pesada para su tamaño, es buena señal, significa que está llena de pulpa.
- Piel: revisa que esté intacta, sin grietas. Las escamas de la fruta deben verse bien definidas y empezar a aplanarse.
- Color: que tenga un tono verde claro o verde-amarillento parejo. Si ves manchas negras grandes, mejor no la cojas; esto suele ser señal de golpes. Y si está muy verde oscuro, quizás le falta madurar.
La regla de oro: Que esté firme al tacto. Es mejor llevarte una chirimoya un poco dura y dejar que madure en casa bajo tu control, que arriesgarte a una muy madura por dentro.
El truco para madurar la chirimoya en casa: periódico y paciencia
El método correcto es muy simple y tampoco necesitas muchos materiales: caja, paño y periódico. Con eso, haces lo siguiente:
- Envuélvela: usa para ello un paño limpio, papel de periódico o colócala dentro de una caja de cartón. Este envoltorio ayuda a conservar el calor y a concentrar el gas etileno que la fruta libera de forma natural, acelerando y uniformando la maduración.
- Aléjala de la luz: después de envolverla, llévala a un rincón seco de la cocina, lejos de la luz directa y a temperatura ambiente. Según lo verde que estuviera en el momento de la compra, el proceso puede tardar entre dos y cuatro días.
Nunca guardes una chirimoya verde o dura en la nevera. El frío intenso detiene el proceso de maduración por completo.
Cómo saber si tu chirimoya está lista
Para saber si está en su punto, confía en lo que ves, sientes y hueles; la fruta lo dice todo. Además, realízale estas pruebas:
- Aroma: si huele dulce y fragante, es señal de que ha alcanzado su punto óptimo
- Tallo: intenta retirar el tallito. Si se suelta con facilidad, es una señal clara de que la fruta está en su punto.
- Color: notarás que la piel pasa de un verde vivo a un tono más pálido, casi verde amarillento. La aparición de algunas pequeñas manchas oscuras es normal.
- Tacto (el indicador principal): tómala en la palma de la mano y presiona con suavidad. Si cede ligeramente, como lo haría un aguacate maduro, está lista. Si los dedos se hunden con facilidad, probablemente se ha pasado.
Una vez que la chirimoya ha alcanzado su punto justo, es momento de llevarla a la nevera. El frío detiene el proceso de maduración y permite conservarla en buen estado durante dos o tres días.
La forma más habitual de disfrutarla es sencilla: se corta por la mitad, se toma una cuchara y se saborea la pulpa directamente de la piel. Las semillas negras, que no son comestibles, se retiran mientras se come. La chirimoya es una fruta que no necesita más: su sabor y textura lo tienen todo para deleitar desde el primer bocado.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.