Flor esqueleto: el paso a paso para cultivarla y disfrutar de su increíble transformación

¿Te fascinan los tesoros de la botánica? Entonces, te invitamos a conocer la flor esqueleto (Diphylleia grayi) que, al entrar en contacto con el agua, sus pétalos blancos se vuelven transparentes, debido a su estructura celular.
Esta planta perenne, originaria de las laderas boscosas de Japón, China y los Montes Apalaches, requiere protección de la luz solar directa y la aplicación de abono cada 15 a 20 días, durante la primavera y el verano. Acompáñanos a descubrir el paso a paso para cultivarla y sus cuidados esenciales.
1. Ubícala en la sombra
Elige un lugar con sombra (total o parcial) para evitar que la luz solar directa queme sus delicados pétalos. ¿No sabes si plantarla en el jardín o en contenedores? Considera que en el primer caso sus raíces pueden extenderse con vigorosidad y se beneficia de la humedad y la materia orgánica; mientras que en maceta se dificulta el crecimiento radicular, aunque, llegado el invierno, facilita el traslado de la planta al interior para su protección.
Asimismo, recuerda que esta planta prefiere condiciones de alta humedad, que oscilan entre 15 °C y 24 °C (59 °F y 75 °F).
2. Garantiza un sustrato húmedo y con buen drenaje
A principios de primavera es el mejor momento para alistar el terreno donde cultivarás esta planta. La flor esqueleto necesita un suelo con humedad constante, que sea rico en materia orgánica, y un drenaje que evite el encharcamiento.
Por eso, te recomendamos preparar una mezcla con turba rubia, ideal para retener la humedad; humus de lombriz para el aporte de nutrientes; y arena o perlita, que ayuda a que el agua drene bien.
No olvides regarla con frecuencia en primavera y verano. Por su parte, durante el invierno, asegúrate de que la tierra no se seque por completo.
3. Coloca la planta y riega con abundante agua
Una vez seleccionado el contenedor, que sea más ancho que profundo, o el lugar en el jardín, cava un hoyo del doble del tamaño del cepellón, coloca la planta y cubre la corona. Después, debes apretar la tierra alrededor de las raíces y regar con abundante agua. Para cuidarla, puedes recurrir al riego por goteo o mangueras de remojo.
4. Aplica fertilizante orgánico líquido
En primavera y verano, abona tu planta con fertilizante orgánico líquido, como humus de lombriz, cada 15 a 20 días. Este abono favorece el desarrollo de las hojas y flores.
5. Realiza una poda mínima
Llegado el invierno, retira las hojas y tallos muertos para prevenir la aparición de hongos y facilitar nuevos brotes en primavera. Además, puedes recortar los tallos dañados para que la energía de la planta se dirija hacia el crecimiento vigoroso y saludable.
El retiro de las flores marchitas también es importante para la floración. Con ayuda de unas tijeras afiladas, córtalas por encima del primer grupo de hojas sanas.
6. Protege la maceta en invierno
¿Vives en zonas con heladas fuertes? En este caso, lo mejor es trasladar la maceta a un invernadero. Además, no pierda de vista que las hojas y los tallos de esta planta pueden desaparecer durante el invierno, ya que sus raíces entran en letargo para garantizar la protección de las raíces.
Si sigues esta guía para cultivarla, solo resta esperar a que florezca a finales de primavera o principios de verano. Con la llegada de las lluvias, serás testigo de una maravilla de la naturaleza: ver a sus pétalos convertirse en cristales traslúcidos. ¿Y si no llueve? Opta por un pulverizador para mojar sus pétalos.
Ten presente que la flor esqueleto prefiere la sombra, así como el suelo bien drenado y que se mantenga constantemente húmedo, pero no encharcado para evitar la pudrición de las raíces. También es fundamental protegerla de las plagas con jabón potásico o tierra de diatomeas y enfermedades fúngicas con una buena ventilación.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.