Miedo a decepcionar a los demás: causas y cómo afrontarlo

El miedo a decepcionar a los demás nos lleva a cuestionarnos todo lo que hacemos. Por tal razón, nos paraliza y nos impide avanzar.

Revisado y aprobado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales.

Escrito por Maria Fatima Seppi Vinuales

Última actualización: 06 julio, 2023

En ocasiones, las dudas para tomar una decisión provienen del miedo a decepcionar a los demás. No es de extrañar, ya que buena parte de nuestra educación apunta a actuar en consideración de los demás.

De hecho, tener en cuenta a otras personas está bien, hasta cierto punto. No obstante, cuando la situación se pone en contra nuestra, o nos impide hacer las cosas que queremos, puede convertirse en un obstáculo. ¿Cómo afrontar esto?

¿En qué consiste el miedo a decepcionar a los demás?

El miedo a decepcionar a los demás se relaciona con el temor a dejar de ser aceptados o estimados cuando no complacemos a otras personas. Dicha situación trae consigo problemas, dado que nos encontramos expuestos a la inseguridad, a la incertidumbre y a la incapacidad para hacer o no determinadas acciones.

De esta manera, quedamos envueltos en un bucle de preguntas que refuerzan dicha inseguridad. Con el tiempo, esto nos pone en jaque, nos paraliza y nos impide avanzar.

Causas del miedo a decepcionar a los demás

Algunas de las causas que mantienen el miedo a decepcionar a los demás son las siguientes:

• Una educación autoritaria, exigente y represora.
• Ser demasiado perfeccionistas.
• Una autoestima baja, empobrecida.
• Inseguridad.
• Vergüenza de mostrarnos tal y como somos.

Posibles consecuencias

Sin duda, vivir pendientes de satisfacer a otros tiene consecuencias para el desarrollo y el crecimiento personal. Además, es tremendamente agotador, ya que por mucho esfuerzo que haya de por medio, puede ser difícil lograrlo. Algunas de las consecuencias son las siguientes:

• Llevar una vida poco auténtica, en la que los deseos y las necesidades propias pasan a un segundo plano.
• Dejar de comprometernos con nuestros sueños o nuestros proyectos por temor a que no salgan bien, a lo que digan de nosotros.
• Quedar anclados en la zona de confort; allí donde sabemos que estamos seguros y que agradamos a todos.
• Mantener sometidos al estrés, con la sensación de ser observados y juzgados por otros, lo que nos impide ser espontáneos.

Cómo afrontar el miedo a decepcionar a los demás

Hay algunas estrategias para empezar a afrontar el miedo a decepcionar a los demás. No obstante, si el problema no se resuelve con recursos propios, lo mejor es acudir al psicólogo. 

Determinar cuál es la base de ese miedo

¿Miedo al rechazo?, ¿a quedarte solo? Muchas veces ese temor tiene una base irracional, con consecuencias que no son reales. Cuando empezamos a cuestionar esos pensamientos, podemos permitirnos desafiar las emociones asociadas y pensar en otras alternativas posibles.

Registrar las emociones

Hacer un registro de las emociones que experimentamos cuando respondemos para complacer a otros. Esto nos permite detectar aquello que nos lleva a tomar decisiones que no queremos. Luego, nos daremos cuenta que no es para nada saludable. Todas esas emociones negativas provocan malestar y atentan contra la calidad de vida.

Romper las expectativas

¿Decepcionarlos… de qué? Es importante comprender que muchas veces las personas se hacen imágenes sobre nosotros que no son (ni tienen por qué ser así) un reflejo de la realidad. Simplemente son proyecciones de sus propios anhelos, deseos o temores puestos en los demás.

Entonces, es importante reconocer que esa decepción responde más a lo que ellos creen que somos, que a lo que en realidad somos. Sostener esa imagen o ese reflejo no es nuestro deber, y mucho menos si lo que se pone en juego es nuestra propia felicidad.

Aceptar que no siempre vamos a gustar

A la mayoría de las personas nos han educado para agradar. Así es como muchas veces actuamos de manera complaciente. Sin embargo, para poner fin al miedo a decepcionar a los demás, lo primero es aceptarnos y, sobre todo, aceptar que no siempre vamos a gustar a todos. Más vale estar cómodos y a gusto con poca gente, que ser poco genuinos solo por sostener más relaciones.

Reconocer nuestros derechos

Parece una obviedad, pero muchas veces nos olvidamos que tenemos derechos como personas; a tomar nuestras decisiones, a elegir, a decir que no, a que nos respeten.

Aprender a poner limites

Aunque podemos mantener una actitud respetuosa y considerada con quienes nos rodean, eso no implica que debamos ajustarnos a sus pedidos. También será importante trabajar en la culpa y aprender a poner límites desde la asertividad.

Liberarnos de la decepción

Liberarnos del miedo a decepcionar a los demás también nos hace libres de la propia decepción, de ese temor de no ser suficientes. Incluso, también nos aleja de las exigencias que tenemos sobre los demás, aunque sea de manera inconsciente.

Es importante ser más benevolentes y menos exigentes con nosotros mismos y con los otros. Entender también que en un «sí» o un «no» no se juega una relación. Valemos mucho más que actos aislados, y es necesario que empecemos a reconocerlo. Con todo esto, estableceremos relaciones fructíferas y duraderas.