Mononucleosis infecciosa
Revisado y aprobado por el médico José Gerardo Rosciano Paganelli
La mononucleosis infecciosa es una enfermedad de origen vírico. Es producida por el virus de Epstein–Barr (VEB) o herpesvirus humano 4 (VHH 4). Este es un patógeno exclusivamente humano que afecta normalmente a niños, adolescentes y adultos jóvenes.
El virus de Epstein Barr tiene dos características fundamentales:
- En primer lugar, se trata de un virus con afinidad por los linfocitos B y las células de la orofaringe.
- En segundo lugar, es un virus con capacidad de permanecer latente (en estado de reposo) y de reactivarse en situaciones de debilidad del sistema inmunitario.
¿Cómo se contagia?
- La infección se transmite de manera directa, por contacto con la saliva de personas infectadas (normalmente portadores asintomáticos). Esta es la razón por la que se conoce comúnmente como “enfermedad del beso”.
- El contagio también puede deberse al contacto con objetos como vasos o cepillos de dientes empleados por las personas infectadas.
- Igualmente, existe la posibilidad de que se transmita por medio de la sangre (transfusiones) o de un trasplante de células hematopoyéticas.
La edad a la cual se produce el contagio está directamente relacionada con el nivel socio-económico. Mientras que en países en desarrollo se trata de una enfermedad propia de la infancia, en países más desarrollados es una enfermedad común de la adolescencia.
Infección por el virus de Epstein-Barr
La infección por el virus de Epstein-Barr en personas con un sistema inmunitario intacto normalmente es asintomática y pasa desapercibida.
No obstante, existen diferencias relacionadas con la edad:
- Durante la infancia la infección en la mayoría de los casos es asintomática.
- En adolescentes y en adultos jóvenes existen dos posibilidades: asintomática, o bien que dé lugar a un cuadro de mononucleosis infecciosa.
- En adultos mayores de 40 años, en la mayoría de los casos, la primoinfección por VEB da lugar a una hepatitis vírica.
La situación es diferente en individuos con un sistema inmunitario deprimido (como las personas con sida, o en tratamiento con fármacos antirrechazo). En tales casos una infección por este virus puede dar lugar a trastornos del tejido linfoide que comprometan gravemente su vida.
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Clínica de la mononucleosis infecciosa
La mononucleosis infecciosa tiene un periodo de incubación de entre 4 y 6 semanas. Durante estas el individuo suele presentar un cuadro pseudogripal (fatiga, malestar general, febrícula o fiebre inferior a 38 ºC).
Tras este periodo de tiempo, aparecen los síntomas típicos de la mononucleosis infecciosa:
- Faringoamigdalitis muy dolorosa.
- Fiebre alta (por encima de 38 ºC)
- Adenopatías cervicales: Los ganglios linfáticos del cuello suelen inflamarse de manera muy llamativa, siendo uno de los signos más característicos de la enfermedad.
- Esplenomegalia (aumento del tamaño del bazo) en la mayoría de los casos y hepatoesplenomegalia (aumento del tamaño del bazo y del hígado), hasta en un 50% de los pacientes.
- En algunos casos la infección puede cursar con intensa fatiga (astenia).
A nivel analítico es importante destacar la presencia de linfomonocitosis, con linfocitos atípicos y de anticuerpos heterófilos en la sangre de estos pacientes. Esto supone información fundamental de cara al diagnóstico de la enfermedad.
Diagnóstico
Una analítica completa demuestra la presencia de linfomonocitosis (aumento del número de linfocitos por encima de 4,5 mil/mm³). Sin embargo, no es suficiente para el diagnóstico definitivo de mononucleosis infecciosa.
Una linfocitosis puede tener origen benigno y traducirse en la existencia de un proceso infeccioso o inflamatorio. O bien tener un origen maligno (como ocurre en las leucemias).
- Los linfocitos atípicos o reactivos pueden observarse en un frotis (análisis de visu) de sangre periférica.
- Se diferencian de los linfocitos normales por ser de mayor tamaño y tener un núcleo más desorganizado debido a la estimulación antigénica.
- Su presencia es indicativa de benignidad.
La prueba más rápida para confirmar el diagnóstico de la mononucleosis infecciosa es el Monospot.
Esta es una técnica de seroaglutinación que permite determinar la presencia de anticuerpos heterófilos en estos pacientes. Y que es negativa en el resto de los casos.
Esta prueba es positiva en el 85% de los casos de mononucleosis infecciosa.
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Diagnóstico diferencial
Es fundamental realizar el diagnóstico diferencial de la infección por el VEB con los agentes etiológicos del síndrome mononucleósico con anticuerpos heterófilos negativos como el producido por citomegalovirus (CMV), por Toxoplasma ghondii o el que aparece en la primoinfección por VIH.
El diagnóstico diferencial debe realizarse también con otras causas de linfocitosis, como la leucemia y los linfomas.
Complicaciones de la mononucleosis infecciosa
Se puede producir la rotura de bazo debida a la esplenomegalia (se produce en menos del 1% de los casos). También puede haber cuadros de anemia hemolítica debido a que los anticuerpos heterófilos pueden provocar la lisis (destrucción) de los hematíes. Al destruirse, la bilirrubina de su interior se libera, razón por la que los pacientes con mononucleosis infecciosa pueden presentar ictericia.
También pueden aparecer:
- Síndrome de fatiga crónica
- Síndrome de Guillain-Barré
- En pacientes con Síndrome de Duncan la infección por virus de Epstein-Barr puede dar lugar a trastornos del tejido linfoide de elevada mortalidad.
Otras enfermedades asociadas al VEB
- Síndromes linfoprolifertativos, entre los cuales el más importante es el linfoma de Burkitt
- Cáncer de cavum (cáncer de orofaringe)
- Lupus eritemtoso sistémico y otras enfermedades autoinmunitarias
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