Niños con autismo: 5 ejercicios importantes
Revisado y aprobado por la bióloga, médica María Belén del Río
El trastorno del espectro autista (TEA) es una disfunción de origen neurobiológico con marcada base genética y de carácter crónico que afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral.
Los síntomas están relacionados con la interacción social y la comunicación, además de una falta de flexibilidad en el razonamiento y la restricción de intereses y comportamiento. Así lo evidencia este estudio sobre autismo infantil publicado en la Revista Cúpula.
No obstante, ninguna persona que presenta este síndrome neuropsiquiátrico refiere las mismas características observables que otra. Por ello, hay distintas categorías diagnósticas en función del grado de intensidad y la forma de aparición de dichos síntomas.
Importancia del diagnóstico y la evaluación antes de los ejercicios
Sin duda, para iniciar una terapia con ejercicios es necesario conocer los niveles y el grado de autismo que presenta el pequeño.
En un trabajo sobre los efectos de intervenciones mediadas con ejercicio físico para personas con autismo, se advierte que estas deben ser diferentes para cada niño.
Habrá «niños atípicos con la actividad, niños hiperactivos o niños que presenten ambas; además, la evaluación del tono muscular, la actitud postural, la marcha y los retrasos psicomotores».
Destacan los investigadores que las estrategias de intervención no solo inciden en el área motora, sino que se reflejan en el contexto familiar y social del niño.
Ejercicios para niños con autismo
Veamos a continuación una serie de ejercicios o actividades que favorecen la estimulación de las capacidades cognitivas de los niños que presentan TEA.
1. Actividades con números
Como señala esta investigación publicada en MMWR Surveillance Summaries, los intereses de los niños con autismo suelen ser restringidos, sin embargo, muchos se sienten especialmente atraídos por los números.
Por la edad, a veces no son capaces de comprender los razonamientos de los cálculos, pero disfrutan jugando con la misma cantidad de objetos.
Además, presentan gran fascinación por los objetos llamativos, por tanto, puedes ayudarte con juguetes atractivos para estimular el interés que estos sienten de manera natural por los números. Un ejemplo puede ser hacer pompas de jabón e ir contándolas.
También puedes realizar actividades de clasificación en función de las distintas formas o colores, para que los pequeños establezcan categorías y enumeren los objetos. Te puedes ayudar de piezas grandes de LEGO, pinturas, peluches pequeños o pelotas.
Este tipo de actividades amplía los intereses de los niños y favorece la interacción con otras personas de su entorno.
2. Musicoterapia para niños con autismo
La musicoterapia es una disciplina que puede favorecer el desarrollo del comportamiento humano. La expresión musical funciona a un nivel de lenguaje no verbal y promueve canales de comunicación. En especial cuando las funciones expresivas presentan dificultad, como en los niños con trastorno del espectro autista.
Estas actividades están enfocadas en favorecer el desarrollo emocional y la expresión individual, así lo evidencia este trabajo publicado en La Biblioteca Cochrane Plus en el año 2008.
De este modo, podéis jugar a reconocer los sonidos de su cuerpo, como la risa, los aplausos o los bostezos. Reconocer es el primer paso para controlar, por tanto, siéntate con él y repite los gestos que provocan sonido, indicando su nombre y significado.
Asimismo, otra actividad interesante es que el niño aprenda contigo una canción corta y repetitiva que incluya gestos corporales. El objetivo es que el pequeño se vea interesado y desafiado por el reto de aprender la canción y disfrute durante todo el proceso.
3. Juegos de imitación
Reproducir o imitar un determinado comportamiento puede permitir al niño comprender mejor el mundo que lo rodea y desarrollar sus habilidades sociales, tal como muestra esta investigación llevada a cabo por profesionales de la Universidad Iberoamericana de Puebla, México.
Es importante que las actividades vayan acompañadas de un refuerzo positivo. Sé paciente y no esperes que los pequeños lo entiendan a la primera.
En este sentido, un juego de imitación interesante puede ser dibujar gestos cotidianos, como peinarse, lavarse los dientes, comer…, y hacer que el niño lo imite. También se pueden dibujar animales y enseñarles el sonido que emiten.
A continuación, se le enseñará una de las láminas en las que se han dibujado los animales. El pequeño tendrá que reproducir los sonidos y gestos propios de cada animal.
De igual forma, cualquier actividad que implique una repetición es válida. Puedes inventarte una basándote en lo que más le llama la atención a tu hijo para que le resulte más atractiva.
4. Ejercicio físico
Las actividades físicas favorecen la psicomotricidad y la relación del niño con su entorno. En este sentido, un estudio realizado por profesionales de la Universidad de Burgos junto a personal de la Confederación Autismo España evidencia que el bienestar físico mejora la calidad de vida de las personas con autismo.
Lo ideal sería realizar la actividad física al aire libre y en presencia de otros niños. Una investigación publicada en Health & Place encontró que la exposición a la naturaleza tienen beneficios motores, sensoriales, emocionales y sociales en los niños autistas.
Si las actividades al aire libre no son posibles, se puede preparar un recorrido de obstáculos en casa con juguetes blandos. O una búsqueda del tesoro que implique correr, saltar, agacharse o arrastrarse.
La actividad física es apropiada para el manejo del TEA. Un estudio halló que el entrenamiento en artes marciales reduce los comportamientos estereotipados en niños con autismo. También se ha encontrado que las técnicas de Karate disminuyen el déficit de comunicación.
Es importante que el pequeño se sienta atraído por las actividades para que no pierda el interés. Por ello, debes adaptarlas en función de sus gustos y necesidades.
5. Ejercitar las emociones
Entre los recursos más efectivos para trabajar las emociones se encuentran los pictogramas con expresiones de «contento», «triste», «enfadado» o «asustado».
Con pictogramas, fotografías y palabras también se elaboran «historias sociales». Funcionan como guiones que representan contextos o situaciones y con los que se pueden reforzar comportamientos.
Aunque la efectividad de las historias sociales sigue en estudio, su uso es recurrente y se han valorado de manera positiva.
Otro recurso consiste en la lectura de cuentos como «El monstruo de colores» o «El emocionario». Al respecto, en una tesis sobre el desarrollo de las emociones de niños con TEA, la investigadora Cristina Nadal comenta la importancia de la gesticulación facial y el apoyo en pictogramas con la expresión correspondiente.
Los talentos del niño autista, un mundo por descubrir
Valga resaltar que los niños con autismo suelen manifestar talentos que favorecen su inclusión familiar y social.
La minuciosidad para algunas tareas, las habilidades mecánicas o la mera curiosidad, hablan de un potencial que amerita atención personalizada y canalización profesional.
En este aspecto, como leemos en un hermoso trabajo para entender el autismo en la familia, «es importante descubrir las destrezas que posee el niño para que así pueda adquirir la independencia en cada una de ellas, disfrutando lo que hace con entusiasmo, alegría y serenidad».
Esperamos que estos ejercicios para niños con autismo te sirvan de ayuda a la hora de potenciar el desarrollo de tu pequeño y su integración social, mientras pasáis tiempo de calidad juntos.
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