¿Por qué no es bueno compartir el cepillo de dientes?

Si en casa somos varios y todos ponemos el cepillo en el mismo vaso, trataremos de que estén lo más separados posible.
¿Por qué no es bueno compartir el cepillo de dientes?
Gilberto Adaulfo Sánchez Abreu

Revisado y aprobado por el médico Gilberto Adaulfo Sánchez Abreu.

Escrito por Yamila Papa Pintor

Última actualización: 06 julio, 2023

Si besamos a una persona o compartimos una botella de agua con ella, ¿por qué no podemos entonces usar el mismo cepillo de dientes? En este artículo, responderemos no solo a esa pregunta. Te daremos, además, datos que te sorprenderán sobre este objeto de la higiene personal.

Datos llamativos sobre el cepillo de dientes

Quizás no le des la importancia que merece a este instrumento de aseo cotidiano. El cepillo de dientes debe ser tratado como lo que es, ya que la flora bucal de una persona contiene diversos tipos de microorganismos y va cambiando con el crecimiento y el paso de los años, así lo indica esta información.

He aquí algunos datos que te lo harán comprender a cabalidad:

  • El cepillo de dientes es el hogar de millones de microorganismos. La boca alberga infinidad de microorganismos que se transfieren al cepillo de dientes cuando lo usamos. Los estafilococos, las bacterias coliformes y las levaduras son solo algunos de ellos.
  • Podría contener muchas más bacterias que las de la boca. ¿Esto qué quiere decir? Que si lo dejamos en el baño, lo expondremos a las bacterias entéricas alojadas en el intestino y que se eliminan con las heces. Por extraño o exagerado que parezca, lo cierto es que los microorganismos tienen la capacidad de “saltar” del retrete al cepillo de dientes.

Atención al lugar donde lo guardamos

Algunas personas optan por poner el cepillo de dientes en un estuche con el objetivo de que no se llene de bacterias. Lo mismo ocurre durante un viaje. Sin embargo, el ambiente húmedo que se crea es propicio para la proliferación de microorganismos. De ahí que se recomiende dejarlo en posición vertical para que el agua pueda caer por completo. No se debe volver a usar hasta que esté completamente seco.

Si en casa somos varios y todos ponemos el cepillo en el mismo vaso, trataremos de que estén lo más separados posible. ¡Y que no se toquen entre sí! Por más de que las bacterias puedan saltar, hay más probabilidades de que pasen de uno a otro si están pegados.

El cepillo por sí solo no alcanza

Para cumplir con una limpieza correcta y completa de la boca sería bueno que utilizaras enjuague bucal e hilo dental. Además, tienes que enjuagar por completo el cepillo cada vez que lo uses para evitar que queden restos de comida.

Asimismo, se aconseja introducirlo una vez por semana, en un vaso con agua limpia y una cucharada de bicarbonato de sodio. Así, nos aseguramos de quitarle todos los gérmenes.

El cepillo por sí solo no alcanza

Cámbialo con asiduidad

Parece una campaña de marketing, pero no lo es. Es preciso sustituir el cepillo de dientes periódicamente.

¿Cada cuánto tiempo? Depende. Ha de tenerse en cuenta si se ha tenido alguna enfermedad o brote. Si el baño es muy húmedo o si se ha compartido el cepillo de dientes, se recomienda cambiarlo por uno nuevo. En condiciones normales, conviene no usar el mismo más allá de los tres meses de uso.

Riesgos de compartir el cepillo de dientes

He aquí la situación: Nos quedamos a dormir en casa de nuestra pareja y no llevamos el cepillo dental. Por la mañana, al levantarnos, corremos al baño a cepillarnos los dientes. Cuando nos damos cuenta de que no tenemos el nuestro, automáticamente decimos: “Si igual intercambiamos saliva a través de los besos, ¿qué problema habría en usar su cepillo?”

Los dentistas aseguran que no se trata únicamente de cuestiones de higiene, sino de tipo sanitario también. A las bacterias que normalmente tenemos en la boca, se sumarían las de nuestra pareja. Por tanto, el riesgo de contraer alguna enfermedad o infección por esta causa aumenta considerablemente.

Como la placa dental, muchos de estos microorganismos no se transmiten a través de la saliva. ¿Dónde se quedan? ¡En las cerdas del cepillo! De ahí que al usarlo, te los pases a la boca sin darte cuenta. Todo lo contrario ocurre con ciertos virus que no pueden sobrevivir al aire libre. La gripe y la mononucleosis, sin embargo, sí se contagian por los besos y no por usar el mismo cepillo.

En cualquier caso, es un hecho que si compartimos este objeto personal, tendremos más posibilidades de padecer patologías, tales como:

  • Herpes labial
  • Caries por Streptococcus mutans
  • Hongos

Otra cuestión muy importante es que cada persona tiene una herramienta de limpieza acorde a sus necesidades. Si bien no se confeccionan a medida como un traje, existen decenas de modelos: con las cerdas más suaves, más duras; ergonómicos; de plástico, de goma; eléctricos, etcétera.

Si, por ejemplo, tienes encías sensibles y usas un cepillo de cerdas muy gruesas podrías provocarte un sangrado. Por el contrario, si las encías son más fuertes y se emplea un cepillo con cerdas suaves la eficacia del cepillado será menor que la deseable.

Entonces, ¿qué hacer si se ha olvidado el cepillo de dientes? Ya que no puedes usar el de tu pareja, te recomendamos que comas una goma de mascar o una pastilla de menta. O bien, que te enjuague con un colutorio o que te pases un poco de hilo dental.

¿A que a partir de ahora le prestarás más atención al cepillo de dientes? Desde luego, la conveniencia de hacerlo está fuera de toda duda.


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