Las 7 parafilias más frecuentes
Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz
El término parafilia es uno de los más complejos y ambiguos relacionados al sexo. En general describe aquellos comportamientos sexuales que se alejan de lo convencional, de lo normativo. Aspectos culturales, religiosos, morales y éticos inciden para considerar algo como normal o anormal, de manera que en ello radica la polémica. Aun así preparamos una lista con las parafilias más frecuentes del mundo.
Conviene hacer una distinción entre parafilia y trastornos sexuales parafílicos. La distinción la hacen los expertos con base en el daño, la angustia y el deterioro funcional que causan de por medio. En definitiva, tener una parafilia no implica siempre un trastorno mental, depende de su naturaleza y con qué intensidad se manifieste. Por ejemplo, hasta hace unos 40 años la homosexualidad se consideraba una parafilia.
7 parafilias más frecuentes
Los trastornos parafílicos se incluyen en el DSM-V y se catalogan por los investigadores en un total de ocho tipos: pedofilia, exhibicionismo, voyerismo sexual, sadismo, masoquismo, fetichismo, fetichismo travesti y froteurismo. Estos se convierten en trastornos en la medida que controlan la vida de la persona hasta tal punto que les impide la vida en sociedad, son incapaces de controlar sus impulsos y su bienestar se deteriora.
La evidencia ha logrado reportar más de 100 parafilias, aunque en la práctica un puñado de ellas predominan en el comportamiento sexual de las personas. Son más comunes de lo que pensamos, ya que de acuerdo con los expertos hasta la mitad de la población puede presentar un interés parafílico.
También es importante señalar que los investigadores están de acuerdo en que los hombres desarrollan estas conductas con mayor frecuencia que las mujeres. Con todo esto como preámbulo, y recordando la distinción con respecto a los trastornos parafílicos, te dejamos con las 7 parafilias más frecuentes.
1. Froteurismo
Consiste en el placer sexual generado al frotar los genitales en una persona que no consiente la acción. También se puede desarrollar al tocar o frotar los genitales de los demás con la mano o con otra parte del cuerpo. Es una práctica que a menudo eligen hacer en lugares abarrotados, como lo puede ser el metro, un concierto y demás.
De acuerdo con los expertos, su prevalencia oscila entre el 9 % y el 35 % de la población, principalmente en hombres entre los 15 y los 25 años. No es una parafilia frecuente en las mujeres, de hecho ellas suelen ser las principales víctimas. Este comportamiento se interpreta como abuso sexual en la mayoría de las sociedades y está penado en casi todas ellas.
2. Voyerismo
El voyerismo es otra de las parafilias más frecuentes, una que consiste en observar a una persona desnuda o teniendo relaciones sexuales sin el consentimiento del que es observado. Los voyeristas pueden usar cámaras, espejos, resquicios y demás para poder presenciar el desnudo o el acto sexual sin que la o las personas se den cuenta.
Para algunos el voyerismo también incluye los actos en los que se observa a una pareja tener sexo con consentimiento (en la habitación, por ejemplo). En muchos países el voyerismo sin consentimiento previo acarrea penas de delito sexual.
3. Exhibicionismo
Describe a aquellas personas que sienten placer al exponer sus genitales a personas desprevenidas o al fuerte deseo de ser observados mientras tienen relaciones sexuales. Los exhibicionistas no sienten deseo de tener relaciones ante las personas que se muestran, de manera que el placer lo encuentran en el acto de mostrarse en sí mismo. A menudo lo hacen frente a mujeres y niños.
4. Masoquismo sexual
Es una fantasía en la cual el sujeto adquiere placer al ser humillado, atado, golpeado o cualquier tipo de vejación similar.
Tal y como concuerdan los expertos, el masoquismo casi nunca es patológico, y la mayoría de las personas lo han experimentado alguna vez. El sexo duro es una variante de masoquismo, uno en el que se estima que hasta el 80 % de las parejas ha practicado alguna vez.
5. Sadismo sexual
Es la otra cara de la moneda de la parafilia anterior. Esta vez se concentra en el sujeto que encuentra placer al ocasionar dolor, humillación o vejación hacia su pareja. Este puede ser tanto físico como emocional, y no siempre está relacionado con un trastorno patológico. Con frecuencia se engloba dentro de las prácticas BDSM: Bondage, Discipline, Dominance, Submission y Sadis & Masochism.
6. Fetichismo
El fetichismo es el uso de un objeto inanimado (conocido como fetiche) para provocar el placer sexual. Sostener, tocar, ver o usar determinamos objetos despierta en los fetichistas un sentimiento de inmenso placer. En un concepto más amplio también incluye el placer por una parte específica de una persona (pies, manos) o por un estado (como cuando está inconsciente, conocido como somnofilia).
7. Fetichismo travesti
Aunque pertenece al grupo anterior, la popularidad del fetichismo travesti demanda un apartado en nuestra lista de parafilias más comunes. Describe el hábito de vestirse con ropa de mujer u hombre para alcanzar un máximo placer sexual. Algunos pueden usar una o dos prendas distintivas (ropa interior), mientras que otros prefieren asumir todo el personaje (peinado, maquillaje y demás).
Resumir a las parafilias más comunes en una selección de 7 candidatas se queda un poco corto. Es por esto que completamos nuestra lista con las siguientes:
- Urofilia: placer sexual por ver a alguien orinar o ser orinado.
- Asfixiofilia: placer sexual por restringir la respiración.
- Parcialismo: placer sexual por una parte específica del cuerpo ajena a los genitales (como lo es la podofilia, por ejemplo).
- Acomoclitismo: placer sexual por los genitales depilados.
- Altocalcifilia: placer sexual por los tacones altos, con frecuencia aquellos de color rojo.
- Odaxelagnia: placer sexual por morder o ser mordido durante el sexo.
- Agalmatofilia: placer sexual por muñecos, maniquís y cualquier objeto similar.
No existe un consenso de lo que se considera normal y anormal durante el sexo. En general, mientras los hábitos no comprometan la vida en sociedad, su integridad, su salud o la de las personas con las cuales se practica, no se considera un trastorno o un comportamiento patológico. La línea es muy delgada, y cada persona debería estar atenta de ella para buscar ayuda si así la requiere.
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