Pólipos en la nariz: síntomas, causas y tratamiento
Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto
Los pólipos en la nariz son masas blandas, similares a pequeños sacos, que crecen en el revestimiento de la nariz o en los senos nasales. Esta afección se presenta con mayor frecuencia en las personas adultas y solo muy rara vez en los niños menores de 10 años.
Se estima que los pólipos en la nariz aparecen en un segmento de entre el 1 y el 5 % de la población. Afectan más o menos por igual a hombres y mujeres, aunque su incidencia es ligeramente mayor en los varones. Lo más habitual es que se presenten en personas de entre 30 y 40 años.
Esta enfermedad se considera como una variante de la sinusitis, más exactamente de la sinusitis polipoidea. El tamaño de los pólipos en la nariz es muy variado: pueden ser muy pequeños o alcanzar un gran volumen. En algunos casos no causan mayor problema, pero en otros generan obstrucción de la vía aérea nasal.
¿Qué son los pólipos en la nariz?
Los pólipos en la nariz son formaciones de aspecto blanquecino, textura blanda y frecuentemente con forma de lágrima. Su apariencia es similar a la de una uva pelada sin semillas. Aparecen en el interior de las fosas nasales o de los senos paranasales. Pueden ser únicos o múltiples.
Se les considera lesiones benignas. A diferencia de los pólipos que aparecen en la vejiga o en el colon, los pólipos de la nariz no son tumores y suponen un mínimo riesgo de cáncer. Por lo general, obedecen a una inflamación crónica y, con frecuencia, se les relaciona con el asma, trastornos inmunitarios, alergias, etc.
Estas formaciones aparecen cuando se hipertrofia la mucosa natural que está presente en las fosas nasales o en los senos paranasales. En esos casos, la mucosa crece y se llena de un líquido espeso. Poco a poco esa acumulación va tomando forma y configura los pólipos. A esa condición se le llama poliposis nasal.
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Causas
Hay cierta controversia en cuanto a las causas de la poliposis nasal. Tradicionalmente se ha aceptado que este proceso está relacionado con algún tipo de alergia, pero también hay casos en los que esta condición no está presente. Tampoco se comprende del todo la evolución de esta enfermedad.
Existen datos en los que se señala que los marcadores químicos de las mucosas, así como las respuestas del sistema inmunitario son diferentes en quienes desarrollan pólipos en la nariz y en quienes esto no ocurre. Esto sugiere que podrían estar involucradas algunas mutaciones genéticas en este problema.
De cualquier modo, se ha logrado establecer una lista de las condiciones que operan como factores de riesgo para esta enfermedad. Dicha lista incluye:
- Asma.
- Sinusitis micótica alérgica.
- Fibrosis quística.
- Sensibilidad a la aspirina.
- Deficiencia de vitamina D.
- Síndrome de Churg-Strauss (granulomatosis eosinofílica con poliangitis).
En algunos casos, los pólipos aparecen durante algún proceso infeccioso en la nariz y luego desaparecen, cuando remite la infección. También se forman cuando hay algún cuerpo extraño alojado en la nariz.
Síntomas de pólipos en la nariz
Cuando los pólipos son pequeños, generalmente no dan lugar a ningún síntoma y por eso suelen pasar desapercibidos. Si comienzan a aumentar de tamaño entonces se hacen perceptibles y es posible que causen molestias o se conviertan en una fuente de obstrucción de la vía aérea nasal.
Es frecuente que los pólipos grandes ocasionen una infección sinusal, lo que se convierte en un síntoma habitual de la poliposis. También es usual que haya congestión nasal, algún grado de pérdida del sentido del olfato y del gusto, así como rinorrea, cefalea, dolor en la zona y signos de resfriado.
En algunos casos, quienes tienen pólipos nasales se vean obligados a respirar por la boca. Esto se debe a que la vía nasal está obstruida, en mayor o menor medida. Hay ocasiones en las que el pólipo llega a verse presente en las fosas nasales.
Tratamiento
La medida más eficaz para tratar los pólipos nasales es la cirugía extractiva. Sin embargo, lo más habitual es que antes de esta se tome otra serie de medidas para curarlos, especialmente si no tienen un tamaño excesivo.
Lo más común es que el tratamiento se inicie con la administración de corticoides, por medio de nebulizaciones en las fosas nasales o a través de la vía oral. Los corticoides suelen producir efectos secundarios, por lo que se requiere un seguimiento estricto.
También es habitual que se empleen antihistamínicos y antibióticos. Si el pólipo es muy grande y causa algún grado de obstrucción, lo aconsejable es realizar una cirugía. Sin embargo, se ha evidenciado que los pólipos pueden volver a formarse tras este procedimiento.
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