Puente de Varolio: características y funciones

El puente de Varolio es un área del tronco del encéfalo encargada de regular funciones automáticas. Hoy te mostramos estas funciones y sus características.
Puente de Varolio: características y funciones
Elena Sanz

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 24 mayo, 2023

El puente de Varolio, también conocido como puente troncoencefálico o protuberancia anular, es una sección del encéfalo en el ser humano y otros bípedos. Se encuentra al frente del cerebelo, sobre el bulbo raquídeo y justo debajo del mesencéfalo. Por tanto, es una estructura del sistema nervioso central (SNC) con funciones propias.

Aunque no podemos entender la función del cerebro de manera aislada, ya que este órgano funciona como un conjunto, se han atribuido varias actividades específicas a esta zona. Recibe su nombre en honor a Costanzo Varolio (1543-1575) y emula a una autopista que permite la comunicación permanente entre el cerebro y la médula espinal. Veamos todo lo que deberías saber sobre él.

Estructura del puente de Varolio

El puente de Varolio y su estructura
Buena parte de la estructura interna de la protuberancia son núcleos neuronales que se relacionan con los nervios craneales.

El puente de Varolio es una protuberancia que se encuentra en el tronco del encéfalo. Comparte lugar con otras áreas como el mesencéfalo y el bulbo raquídeo. Podemos dividir funcionalmente su estructura en las partes siguientes:

  • Parte basilar del puente de Varolio: también se conoce como surco basilar o parte ventral. A través de este cruza la arteria basilar; es decir, aquella que proporciona sangre oxigenada al cerebro. Se encuentra en la zona media de la protuberancia y los daños asociados a ella se relacionan con alteraciones del funcionamiento motor.
  • Parte dorsal del puente de Varolio: se conoce también como tegmento pontino. Es la parte anterior del puente, la cual forma una estructura romboide junto con la médula dorsal. En esta sección se regulan muchas funciones motoras, pero también sensoriales y de excitación.


Esta es la estructura entendida de forma macro, pero si la analizamos de manera más detallada encontramos diferentes tractos o núcleos. Entre los más importantes distinguimos a los siguientes:

  • Núcleo motor especial del trigémino: regula la propiocepción de los tejidos periodontales y de todos los músculos de la masticación. También regula movimientos viscerales.
  • Núcleo motor especial del facial: se caracteriza por ser una masa de color gris en el puente.
  • Núcleo motor somático abductor: una estructura relacionada con el nervio abducens. Proporciona inervación al músculo recto lateral, uno de los músculos extraoculares.
  • Núcleo salivatorio superior: proporciona inervación parasimpática a diferentes glándulas asociadas a la cavidad bucal (salivales, submandibulares y sublinguales).

También cuenta con otras secciones como los núcleos vestibulares y cocleares, el núcleo del tracto solitario, el núcleo pontino del trigémino y muchos más. Todos estos núcleos están asociados a los nervios craneales.

A su vez, podemos dividir su estructura en tres grandes grupos: parte sensitiva, parte motora visceral y parte vegetativa. En todo caso, que esto sirva como ejemplo de que se trata de una estructura muy compleja, una que además tiene un papel protagónico.

Características del puente de Varolio

Al igual que muchas áreas del cerebro, el puente de Varolio cuenta con algunas características peculiares. Veamos algunas que muchas veces pasan desapercibidas al momento de entender sus funciones y estructura:

  • En promedio, el puente de Varolio mide solo 2,5 centímetros.
  • Es la parte más abultada del tronco del encéfalo (en parte por eso se le conoce como protuberancia).
  • Está compuesto por neuronas y glías, aunque algunas áreas específicas carecen de sinapsis.
  • Su núcleos propios se hallan en la parte ventral de sus estructura, aunque la mayoría de sus núcleos están asociados a los nervios craneales (son externos o compartidos).
  • Tiene forma de rodillo grueso.
  • Se puede ver afectado por condiciones como la mielinólisis pontina central y el síndrome de Millard-Gübler.

El puente de Varolio forma parte del sistema nervioso central (SNC) y regula directa e indirectamente diferentes funciones. Veamos algunas de estas para entender su importancia.

Funciones del puente de Varolio

Ya hemos adelantado algunas de las funciones del puente de Varolio, pero ahora las describiremos con mayor atención. No es un área que cumpla con una única función, sino que se conecta con muchas otras zonas para formar todo un conjunto.

Sirve de enlace de comunicación

La función más conocida del puente de Varolio es servir como enlace de comunicación. La protuberancia permite que la información fluya desde el cerebro hasta la médula espinal (y viceversa). Por tanto, tiene una función reguladora o conductora. Imagina que es una gran autopista que funciona como una vía de comunicación bidireccional.

Regula funciones automáticas

Diariamente haces actividades automáticas que pasan completamente desapercibidas por tu consciencia. Por ejemplo, mantenerte de pie, respirar o parpadear. El puente de Varolio es responsable de regular estos y otros procesos asociados. Caminar, detener o reanudar la inhalación, enfocar la vista en un lugar específico y demás.

Interviene en la expresión de emociones y sentimientos

El puente de Varolio y las expresiones faciales
Algunos de los nervios craneales hacen posibles las expresiones faciales, una función en la que interviene el puente de Varolio.

Emociones como la alegría, la ira o la tristeza se manifiestan a través de características faciales específicas. Gracias a la regulación de los nervios que pasan por la protuberancia se pueden controlar estas expresiones, aunque la mayoría de las veces se haga de forma automática.

Ayuda a mantener el equilibrio

El equilibrio es algo que la mayoría de las personas dan por sentado. Esto se debe a que está regulado por diferentes sistemas, entre los cuales se cuentan los procesos del puente de Varolio. Estos reciben y transmiten señales a los nervios que te permiten mantener la cabeza erguida o transitar sin perder el equilibrio.

También interviene en tu percepción del dolor, del gusto, del tacto, la segregación de saliva, de lágrimas, la percepción auditiva y muchas más. Como ya hemos señalado, estas funciones no se desarrollan exclusivamente en esta área, sino que se combinan con otras zonas del cerebro para procesar como un conjunto.


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