¿Qué es la dispraxia y cómo afecta a algunos niños?

Si a tu hijo se le dificultan algunos movimientos sencillos como llevarse la cucharilla a la boca o jugar a la pelota, es posible que sea un niño dispráxico. Esta condición afecta a algunas funciones cerebrales y suele causar problemas de autoestima en quienes que la padecen.
¿Qué es la dispraxia y cómo afecta a algunos niños?
Mario Benedetti Arzuza

Revisado y aprobado por el médico Mario Benedetti Arzuza.

Última actualización: 25 mayo, 2023

La dispraxia en los niños es un trastorno psicomotriz que, a simple vista, puede confundirse con torpeza, lentitud o descuido. Los expertos del portal de Sanitas aclaran que “no se trata de un problema muscular o anatómico, sino de la incapacidad de planificar y secuenciar los movimientos simples necesarios para realizar otro de mayor complejidad. Pero ello no supone tampoco que se asocie a una capacidad intelectual disminuida”.

Entonces, cuando un niño tiene dispraxia, es posible que tenga dificultad para atarse los zapatos, abotonarse la camisa y realizar otras acciones. También es posible que se golpee con marcos de puertas y paredes con relativa facilidad y frecuencia.

Las acciones comunes que a otros chicos de su edad les resultan sencillas, para los niños dispráxicos suelen ser todo un reto. Por lo general, les cuesta montar en bicicleta, patear un balón o atajar una pelota.

Este trastorno impide el correcto desarrollo de las habilidades de coordinación fina (colorear, escribir, cortar) y la coordinación gruesa (patinar, correr, nadar), como evidencia este trabajo llevado a cabo por profesionales de la Universidad de Guayaquil, Ecuador. En algunos casos más graves puede afectar los músculos faciales con la consecuente dificultad para articular las palabras de manera correcta.

Tipos de dispraxia

Como la mayoría de los trastornos del desarrollo, la dispraxia en los niños puede comprometer varias áreas y presentarse en distintos grados, como señala este artículo publicado en la revista Dominio de las ciencias .

Oromotora

Afecta la coordinación de los músculos necesarios para pronunciar palabras. Les cuesta expresar oraciones largas, se saltan palabras en las frases o las organizan desordenadamente.

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Ideomotora

Impide realizar con éxito una acción sencilla como decir adiós con la mano o peinarse. Esto se debe a que la secuencia de pensar y actuar se interrumpe.

Ideatoria

Obstruye la ejecución de una secuencia de movimientos, por ejemplo, lavarse los dientes o amarrarse los zapatos. Las series de actividades rutinarias resultan muy difíciles de poner en práctica.

Constructiva

Dificulta la capacidad de comprender las relaciones espaciales entre los objetos. Algunos ejemplos de este tipo de dispraxia son la impericia para usar bloques de construcción o copiar formas geométricas.

Posibles causas de la dispraxia en los niños

Aunque aún no se han determinado con exactitud las causas de esta afección, existen algunos factores que se consideran como responsables de la misma:

  • Bajo peso al nacer.
  • Predisposición genética.
  • Nacimiento prematuro.
  • Madres que ingirieron alcohol o drogas durante el embarazo.

La inmadurez de las neuronas (quizás debido a una lesión cerebral) es un condicionante clave para este síndrome.

Diagnóstico

No existen evaluaciones específicas para diagnosticar la dispraxia en los niños. Los síntomas suelen aparecer a partir del año de edad y se hacen más evidentes en la etapa escolar.

Si observas que tu hijo no tiene destrezas para ejecutar tareas sencillas, resulta prudente vigilar su desenvolvimiento durante, al menos, seis meses. También resulta de mucha ayuda para el especialista que tomes nota de las situaciones, frecuentes o aisladas, en las que el pequeño presenta dificultades.

Después de evaluar al niño y revisar tus notas, el médico deberá descartar una condición neurológica haciéndole pruebas neuropsicológicas. En estas se tomarán como referencia las habilidades motoras e intelectuales según la edad del pequeño.

Tratamiento de la dispraxia en niños

La forma de tratar la dispraxia y su evolución dependerán de ciertos factores como el tipo, el grado y la edad en la que se diagnostica. También es importante la constancia y compromiso de los padres durante el tratamiento. La terapia es bastante sencilla, pero es fundamental que toda la familia se involucre en la misma para alcanzar óptimos resultados.

Los padres deberán adquirir la formación especial para ayudar de manera eficiente a su hijo. El especialista les brindará herramientas y estrategias para afrontar las dificultades más comunes. Potenciar las habilidades del niño le ayudará a reforzar su autoestima. Asimismo, deberán aplicarse las técnicas del terapeuta para entrenar las destrezas de las que carece.

En lo que a la dispraxia se refiere…

Conviene aclarar que la dispraxia es una patología que no implica una deficiencia intelectual. La mayoría de los afectados tiene una inteligencia normal. Es bueno explicarle al niño que tiene un trastorno que le complica su desenvolvimiento, pero que no afecta su inteligencia.

Esta es una condición con la que habrá que tener mucha paciencia para apoyar al niño. También es ideal valerse de trucos que le hagan la vida más fácil, por ejemplo, ponerle los zapatos con velcro en lugar de cordones, camisetas en lugar de camisas o vajillas de plástico para evitar que se rompan.

Evita asignarle tareas que sobrepasen sus habilidades hasta que la terapia le ayude a superarlas. Prescinde de comentarios que lo dejen en evidencia o que puedan afectar su autoestima. No le compares con otros, expresa cuánto valoras su esfuerzo, celebra sus progresos y disculpa los accidentes que pueda tener durante el proceso. Con esto no solo estarás demostrando el amor a tu hijo, sino que también lo estarás convirtiendo en un ser más optimista y feliz.


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