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¿Qué es la proctitis, qué la causa y cómo se trata?

6 minutos
La proctitis es una afección que siempre debe tratarse, ya que de lo contrario puede dar lugar a complicaciones severas. La dieta y el estilo de vida influyen de manera decisiva en el curso de esta enfermedad.
¿Qué es la proctitis, qué la causa y cómo se trata?
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina

Escrito por Edith Sánchez
Última actualización: 09 agosto, 2022

La proctitis es una inflamación del revestimiento del recto, un tubo de tipo muscular que se encuentra en la parte final del colon, o intestino grueso, y lo conecta con el ano. Las heces pasan por este tubo a medida que salen del cuerpo.

Esta enfermedad causa varios síntomas molestos que a veces son pasajeros y otras veces se tornan crónicos. La proctitis es común en las personas que padecen la enfermedad inflamatoria intestinal, bien la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa.

Lo más habitual es que se trate la proctitis con medicamentos y modificaciones en el estilo de vida. Solo en los casos más graves es necesaria una cirugía. Según los datos disponibles, esta enfermedad va en aumento en el mundo actual.

¿Cuáles son los síntomas?

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La proctitis es una inflamación del revestimiento del ano que puede generar dolor y volverse crónica.

Los síntomas típicos de la proctitis son el dolor en el área del recto y el deseo continuo de defecar. Si se ha defecado en forma reciente, queda la sensación de que no se ha hecho una evacuación total. A esto se le conoce como «tenesmo rectal».

Otros síntomas son los siguientes:

  • Dolor en el ano o la sensación de tener algo metido en esa zona.
  • Dolor abdominal.
  • Sangrado rectal.
  • Secreción de moco por el recto.
  • Heces muy blandas.
  • Diarrea acuosa, muchas veces seguida de estreñimiento.
  • Dolor al defecar.

En algunos casos, la proctitis provoca disfunción de la vejiga y debilidad y ardor en las piernas. Asimismo, algunos hombres pueden presentar dificultad para mantener la erección. En raras ocasiones también puede haber fiebre y pérdida de peso.

Lee también: Tratamientos caseros para la colitis ulcerosa

Causas principales

La proctitis puede tener muy diversas causas. Lo más habitual es que se origine en afecciones subyacentes. Las principales razones por las que aparece esta enfermedad son las siguientes:

  • Enfermedades de transmisión sexual (ETS). Puede ser efecto de gonorrea, clamidia, sífilis y herpes. Lo usual es que se transmitan por sexo anal. En quienes tienen VIH la enfermedad suele ser más grave.
  • Infecciones comunes. Es posible que la proctitis sea consecuencia de una infección con bacterias como Salmonella y Shigella, entre otras. La faringitis estreptocócica puede causar proctitis estreptocócica en los niños.
  • Traumatismo anorrectal. El sexo anal y la inserción de objetos en esa área a veces originan lesiones que desembocan en esta enfermedad.
  • Enfermedad inflamatoria intestinal (EII). Comprende la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. Ambas son causa frecuente de la proctitis.
  • Radioterapia. Quienes han recibido tratamiento de radioterapia en el área pélvica tienen mayor riesgo de desarrollar la proctitis. Los síntomas suelen aparecer seis semanas después de iniciar el tratamiento o nueve meses después de terminarlo.
  • Antibióticos. Algunas personas desarrollan la proctitis después de un tratamiento con antibióticos. Estos matan bacterias no dañinas, lo cual a su vez ayuda a que proliferen otras que sí lo son.

Factores de riesgo

Los principales factores de riesgo de la proctitis son los siguientes:

  • Relaciones sexuales poco seguras. Estas prácticas incrementan el riesgo de contraer una enfermedad de transmisión sexual. El sexo con múltiples parejas y sin uso de condón aumenta la posibilidad de contraer estas enfermedades.
  • Enfermedades intestinales inflamatorias. La colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn incrementan el riesgo de contraer la proctitis.
  • Tratamientos de radioterapia. Si se aplican en la zona de la pelvis aumentan la posibilidad de desarrollar la enfermedad.

¿Cómo se puede diagnosticar?

El diagnóstico de la proctitis comienza con una recopilación detallada del historial clínico y un examen físico minucioso. Se tomarán en cuenta los síntomas, los antecedentes familiares y las prácticas sexuales, entre otros aspectos.

El médico hará un examen rectal y es probable que ordene algunas pruebas como las siguientes:

  • Hemograma completo. Permite detectar pérdidas de sangre e infecciones.
  • Análisis de las heces. Permite establecer si hay una infección bacteriana.
  • Anoscopia. Es una prueba para inspeccionar el canal anal y la parte inferior del recto. Se lleva a cabo con un aparato llamado anoscopio.
  • Colonoscopia. Permite visualizar todo el colon a través del uso de una sonda delgada que tiene una cámara. También hace posible tomar una muestra para biopsia.
  • Fibrosigmoidoscopia con fibroendoscopio flexible. Es similar a la colonoscopia, tanto en el procedimiento como en el objetivo.
  • Pruebas de enfermedades de transmisión sexual. Por lo general, son análisis a partir de muestras obtenidas del recto o de la uretra, que es el conducto que transporta la orina.

La anoscopia, la colonoscopia y la fibrosigmoidoscopia son pruebas invasivas que pueden causar algunas molestias. Sin embargo, lo usual es que haya recuperación total en las siguientes 24 horas.

Tratamientos disponibles

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El profesional escogerá el tratamiento más adecuado en razón de la causa de la proctitis.

En la proctitis hay dos líneas de tratamiento: con fármacos o con cirugía. Se emplean diferentes tipos de medicamentos, según la causa de la proctitis:

  • Antibióticos. Si la proctitis es causada por una infección bacteriana.
  • Antivirales. Cuando la causa es una infección ocasionada por virus.
  • Antiinflamatorios. Si la enfermedad es ocasionada por la radioterapia o por la enfermedad inflamatoria del intestino. Se administran en forma de pastillas, supositorios o enemas.
  • Inmunosupresores. Se emplean cuando la causa específica es la enfermedad de Crohn.
  • Ablandadores de heces y dilatadores. Suelen usarse cuando la proctitis es consecuencia de la radioterapia.

La cirugía se convierte en una opción cuando los tratamientos previos no ofrecen eficacia. El propósito es extirpar la zona dañada del sistema digestivo. A veces, también se hace para destruir el tejido anómalo que sangra con procedimientos como la coagulación con plasma de argón, la crioablación y la electrocoagulación.

Cambios en la dieta y estilo de vida

Los cambios en la dieta y el estilo de vida contribuyen de manera significativa a aliviar el dolor y las molestias causadas por la proctitis. Las medidas más recomendables son las siguientes:

  • Una dieta suave y blanda.
  • Evitar los picantes, las  grasas y los ácidos durante los episodios de diarrea.
  • Beber muchos líquidos. Esto facilita el paso de las heces y previene la deshidratación por la diarrea.
  • Evitar la cafeína, los refrescos y las bebidas lácteas si hay intolerancia a la lactosa.
  • Evitar los dulces y las bebidas sin azúcar.

Es muy conveniente hacer un seguimiento de los síntomas; esto es un registro en donde se consignen los momentos de exacerbación de los síntomas y los alimentos consumidos previamente, ya que así se pueden detectar los desencadenantes.

Lo más adecuado es limitar el número de parejas sexuales y utilizar preservativo cada vez que se tenga sexo. Es importante evitar el contacto sexual con personas que tengan herpes o secreciones en la zona genital.

¿Qué hacer frente a la proctitis?

Si la proctitis no se trata o si la persona no responde al tratamiento, es posible que aparezcan algunas complicaciones de consideración. Entre ellas están el sangrado intenso, la anemia, los abscesos, las úlceras en el revestimiento intestinal y las fístulas.

Una persona con esta enfermedad debe recibir atención médica y seguir el tratamiento prescrito. El seguimiento debe ser continuo, en especial para lograr que la causa de la inflamación desaparezca por completo.


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Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.