¿Qué ocurre cuando no hay intimidad en una pareja?

La falta de intimidad en la pareja puede causar desde desconexión emocional hasta sentimientos de soledad, problemas de autoestima y síntomas físicos. 
¿Qué ocurre cuando no hay intimidad en una pareja?
Leticia Martín Enjuto

Revisado y aprobado por la psicóloga Leticia Martín Enjuto.

Última actualización: 14 junio, 2024

No es un tabú que el sexo es uno de los pilares de las relaciones románticas. Su práctica es clave para fortalecer la conexión emocional y lograr un vínculo sólido y satisfactorio. Sin embargo, conforme pasa el tiempo, la dinámica sexual tiende a cambiar y, ciertas veces, los encuentros disminuyen o se vuelven casi inexistentes. Te has preguntado: ¿qué sucede cuando no hay intimidad en la pareja?

La falta de sexo es un tema que suele generar preocupación tanto en parejas que cohabitan como en matrimonios y otros tipos de vínculos. Si bien no hay un criterio establecido sobre qué tan frecuentes han de ser las relaciones sexuales, que sean casi nulas —o nulas— representa una serie de conflictos para el vínculo.

Desde pérdida de la conexión emocional, pasando por problemas de comunicación, sentimientos de abandono, baja autoestima, frustración, irritabilidad y más, la ausencia de intimidad trae consigo un deterioro de la relación que, en el peor de los escenarios, culmina con la ruptura o separación. A continuación, abordamos este tema con más detalle y te contamos qué hacer para afrontarlo.

Cosas que suceden cuando no hay intimidad en la pareja

Los problemas asociados al sexo no son infrecuentes entre las parejas, independientemente de su estado civil. Aunque suelen asociarse a los matrimonios que llevan años; lo cierto es que también pueden darse durante el noviazgo y en otros tipos de uniones sexoafectivas.

Ahora bien, que sea algo común no quiere decir que sea normal; de hecho, la falta de intimidad y la ausencia de deseo sexual —en uno o ambos miembros— a veces trae consigo una serie de consecuencias, sobre todo si en el pasado tuvo relevancia o si uno de los involucrados es más sexual que el otro.



Insatisfacción y desconexión emocional

Hay varios motivos por los que la ausencia de relaciones sexuales puede provocar una desconexión emocional e insatisfacción con la pareja. Para entenderlo, hay que recordar que el contacto íntimo físico provoca la liberación de oxitocina («hormona del amor») que es clave para fortalecer el vínculo. Al dejar de tener sexo, sus niveles disminuyen, al igual que las endorfinas y la serotonina, asociadas al bienestar.

Por otro lado, la intimidad física tiene un estrecho vínculo con la intimidad emocional. El sexo se convierte en una manifestación de seguridad, amor, confianza y cercanía. Así, cuando uno de los miembros pierde interés sexual, la desconexión emocional no tarda en hacerse evidente.

La plenitud sexual se ha identificado como un predictor de satisfacción con la relación para ambos sexos. Cuando no hay intimidad en la pareja, la insatisfacción conduce al distanciamiento emocional, la desconfianza, los celos y otros conflictos que afectan la calidad del vínculo.

Sensación de soledad

Consecuencia de la desconexión emocional que se genera por la falta de sexo, también es frecuente experimentar sensación de soledad. Esa pérdida de interés sexual por parte de la pareja te va generando malestar emocional, deseo de estar aislado y la idea de que no tienes con quién hablar.

En este punto, puede que empieces a cuestionarte para qué seguir en el vínculo o si ya no eres feliz con tu pareja. Si no consigues comunicarlo, o si la otra persona no muestra interés en solucionarlo, el resultado final suele ser la separación.

Baja autoestima

Casi siempre, la ausencia de intimidad se acompaña con problemas de autoestima. Si percibes que tu pareja no te desea, tiendes a sentirte menos atractivo, más inseguro, menos amado o que no eres lo suficientemente bueno. Al cuestionarte y poner en duda tus cualidades, otros ámbitos de tu vida también pueden resultar afectados, como el laboral, el académico, el familiar y el interpersonal.

Estrés y ansiedad

La actividad sexual ayuda a disminuir la liberación de hormonas asociadas al estrés, como el cortisol. Por el contrario, estimula la liberación de endorfinas y oxitocina, que mejoran el estado de ánimo e inducen al placer. Si la intimidad en la pareja disminuye de manera abrupta o se vuelve nula, estos efectos dejan de experimentarse y hay una mayor tendencia al estrés y la ansiedad.

Sin una adecuada gestión, la negatividad, el enojo, la irritabilidad, la frustración y la infelicidad se vuelven una constante. Empiezas a tener más dificultad para manejar este y otros conflictos con tu pareja, e incluso lo reflejas en otros contextos.

Mala calidad de sueño

Tener una vida sexual activa con la pareja se asocia a una mejor calidad del sueño. La liberación de oxitocina y prolactina que se produce tras el encuentro íntimo induce a sensaciones de relajación y placer que ayudan a dormir mejor. Además, disminuye el cortisol (hormona del estrés), cuyos niveles altos se asocian a los problemas de sueño. A falta de sexo, ocurre todo lo contrario.

Dificultades para resolver los conflictos

Que se pierda la intimidad en pareja ya es de por sí un conflicto que hay que resolver; sin embargo, esto puede ser aún peor. A medida que una o ambas partes pierden el interés sexual, la comunicación también se deteriora y es más difícil resolver otros problemas.

Debes tener en cuenta que los problemas en la cama, muchas veces, tienen su origen en conflictos no resueltos; falta de confianza, comparaciones, expectativas no alcanzadas, desacuerdos, experiencias negativas y más. Si no hay una buena comunicación, esto se prolonga y puede conducir a la ruptura.

¿Cuáles son las causas de la falta de intimidad?

La rutina y el estrés son los principales factores asociados a la disminución de la intimidad en pareja. Ahora mismo, el estilo de vida moderno abarca múltiples compromisos, responsabilidades y tareas que hacen difícil relajarse y disfrutar la sexualidad. Muchas parejas se sienten demasiado cansadas como para tener sexo, mientras que otras no logran coincidir con sus horarios.

Otros factores que influyen en el bajo deseo sexual son los siguientes:

  • Problemas financieros.
  • Problemas de autoestima.
  • La necesidad de criar hijos.
  • Conflictos de pareja sin resolver (peleas, desconfianza, infidelidad, por ejemplo).
  • Estado de salud (tanto enfermedades físicas como psicológicas pueden provocar una baja respuesta sexual).
  • Sexo monótono (a uno o a ambos miembros de la pareja les resulta aburrido o poco placentero el sexo).

¿Cuándo se considera que hay poco sexo en una pareja?

No hay un consenso de qué tan frecuentes deberían ser las relaciones sexuales. Si bien algunos datos sugieren que lo habitual es hacerlo al menos una vez a la semana, en realidad esto depende de las preferencias de la pareja, así como de su tiempo y su rutina.

Para algunos terapeutas sexuales, tener menos de 10 relaciones sexuales al año es signo de que la pareja puede estar teniendo problemas en la intimidad, aunque solo si una de las partes está insatisfecha por la situación.

De todos modos, como lo explica el Dr. Peter Kanaris, psicólogo clínico y terapeuta sexual, a través de USA TODAY, las parejas no deberían establecer cifras promedio estadísticas como estándar para su propia vida sexual. La dinámica tiende a ser distinta en cada relación. Más que encasillarse en este tipo de normas estadísticas, hay que dar más relevancia a la satisfacción sexual.

Dicho esto, más que contar el número de veces que se tiene sexo a la semana o al mes, conviene preguntarse con qué frecuencia se consigue la plenitud sexual propia y de la pareja. Para ello resulta clave la comunicación, que además abre la puerta para explorar distintas formas de placer más allá de lo convencional.



¿Cuándo preocuparse?

Solo los miembros de la pareja pueden decidir si la ausencia de relaciones sexuales es preocupante. De todos modos, hay algunas señales que pueden indicar que la situación sí puede ser un problema para el vínculo. Esto abarca lo siguiente:

  • Accedes a tener sexo, pero no lo disfrutas.
  • Hay desconexión en la intimidad emocional.
  • Te resulta molesto pensar en tener sexo con tu pareja.
  • Hay carencia de otras formas de contacto, como caricias, besos y abrazos.
  • Notas que tu pareja evita el contacto físico porque no quiere tener relaciones sexuales.
  • Tú o tu pareja no recuerdan cuándo fue la última vez que disfrutaron su intimidad sexual.

¿La relación puede funcionar sin tener intimidad?

Siempre y cuando ambos miembros de la pareja se sientan cómodos con la idea de no tener relaciones —o tenerlas solo de forma esporádica— la relación puede funcionar sin problema. Pese a la relevancia que suele tener la intimidad física en los vínculos, el fenómeno de las relaciones de pareja sin sexo sigue en ascenso.

Y es que la intimidad no solo hace referencia al acto sexual en sí. Muchas parejas experimentan plenitud a través de espacios de intimidad distintos. La clave está en la comunicación y en que ambos estén a gusto con lo que sea que decidan.

¿Cómo afrontar la falta de intimidad en la pareja?

Cuando la disminución de la intimidad sexual se convierte en un problema para la pareja, es importante tomar cartas en el asunto. De lo contrario, la relación se puede seguir deteriorando hasta llegar a un punto de no retorno. Por fortuna, hay varias estrategias que te pueden ayudar a resolverlo.

  • Comunicación abierta y honesta: esto implica expresarse el uno al otro sus deseos, necesidades, preocupaciones e insatisfacciones. Sin embargo, a la hora de hacerlo, la calma y el respeto deben primar. Hay que procurar no hacer señalamientos o juzgar al otro, sino hablar con asertividad.
  • Compartir planes o actividades: tener tiempo de calidad juntos es clave para reconectar tanto en el plano íntimo físico como en el emocional. ¿Cuándo fue la última vez que cocinaron juntos? ¿Hace cuánto no tienen una escapada fuera de casa? Dedicarse estos espacios mejora la comunicación, fortalece la conexión romántica y ayuda a despertar el deseo sexual.
  • Gestionar el tiempo para la intimidad: aquellas parejas que tienen muchos compromisos o hijos pueden encontrar una solución al planificar el sexo. No solo les ayudará a coincidir en tiempos, sino que será la oportunidad perfecta para salir de la rutina y planear citas.
  • Priorizar el contacto físico: los abrazos, entrelazarse las manos, hacerse masajes mutuamente, ducharse juntos y más, también favorece la conexión íntima.
  • Acudir a un terapeuta sexual: si las dificultades en la cama persisten, no está de más solicitar ayuda de un terapeuta sexual. El profesional puede ayudar a reconocer qué factores están afectando la intimidad, además de resolver dudas y romper tabúes que pueden estar limitando el sexo.

¿Qué debes recordar?

Todas las parejas conciben su intimidad de formas distintas y es normal que esta vaya experimentando cambios a medida que avanza el vínculo.

El problema surge cuando las relaciones sexuales se vuelven casi inexistentes o hay una evidente falta de deseo sexual por una de las partes. Entonces, la relación empieza a deteriorarse por pérdida de conexión emocional, insatisfacción, estrés, falta de seguridad, baja autoestima y un aumento de otros conflictos.

El punto de partida para afrontarlo es tener una comunicación abierta y asertiva con la pareja. Cuánto más pronto se reconozca esta situación, más probabilidades hay de encontrar soluciones para reconectar o para lograr una dinámica sexual que ambos disfruten.


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