Quistes pancreáticos: causas, síntomas y tratamiento
Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto
El páncreas es una glándula ubicada detrás del estómago, cuya principal función es sintetizar las hormonas relacionadas con el metabolismo de la glucosa. Además, libera enzimas que participan en la digestión. Puede verse afectada por diferentes patologías que alteran su funcionamiento, como los quistes pancreáticos.
Un quiste pancreático es una cavidad cerrada llena de líquido que está cubierta por células epiteliales. Pueden ubicarse en cualquier parte del páncreas y estar compuestos por distintos tipos de tejido. Además, es importante destacar que podrían localizarse sobre el páncreas o en el interior del órgano.
Por fortuna, la mayoría tienen un comportamiento benigno, por lo que no incluyen células cancerosas. Sin embargo, un pequeño porcentaje se maligniza.
Tipos de quistes pancreáticos
Los quistes en el páncreas se pueden dividir en dos grandes grupos: los pseudoquistes y los quistes propiamente dichos. La principal diferencia entre ambos es que los primeros no están cubiertos de células epiteliales. En su lugar, cuentan con una capa de tejido fibroso alrededor.
Los pseudoquistes pancreáticos son las tumoraciones más comunes en el páncreas, pudiendo aparecer hasta en el 90 % de los casos, según refieren algunas estadísticas. El 10% restante se divide entre los diferentes tipos de quistes pancreáticos:
- Cistoadenoma seroso: se trata de una tumoración con un comportamiento benigno, por lo que el riesgo de cáncer es muy bajo. No obstante, tiene la capacidad de aumentar su tamaño, comprimir otros órganos y generar dolor abdominal.
- Cistoadenoma mucinoso: es un quiste que aparece con gran frecuencia en la cola del páncreas. Tiene la capacidad de malignizarse, por lo que se debe hacer un seguimiento adecuado.
- Tumor quístico papilar: también conocido como tumor de Frantz, es una neoplasia que suele afectar a mujeres jóvenes y tiene poca probabilidad de volverse cancerosa. Su ubicación suele ser la cola del páncreas.
- Neoplasia mucinosa papilar intraductal: este tumor se localiza en el conducto pancreático principal, llegando a obstruirlo en muchos casos. La neoplasia puede ser tanto precancerosa como cancerosa.
Síntomas
La mayoría de las personas con quistes pancreáticos son asintomáticas, por lo que su diagnóstico se suele realizar por casualidad. Los síntomas que aparecen son inespecíficos y suelen deberse a la compresión de otros órganos.
En este sentido, algunos signos asociados son los siguientes:
- Náuseas y vómitos.
- Dolor persistente en la parte alta del abdomen.
- Ictericia o color amarillento de piel y mucosas.
- Masa palpable en la parte superior del abdomen.
Por su parte, la neoplasia mucinosa papilar intraductal también puede generar síntomas similares a los de una pancreatitis crónica o aguda. Además, otros síntomas pueden aparecer a medida que evoluciona la enfermedad, como pérdida de peso, dispepsia y anorexia. Incluso, algunas personas desarrollan diabetes mellitus.
¿Cuáles pueden ser sus causas?
Los quistes pancreáticos no suelen tener una causa específica. Los pseudoquistes pueden estar relacionados con la pancreatitis o algún otro proceso inflamatorio de la glándula. Esto se debe a que las enzimas digestivas, como la amilasa, se activan e irritan el páncreas.
Por otro lado, los tumores también pueden asociarse a patologías genéticas más raras, como la enfermedad renal poliquística o la enfermedad de von Hippel-Lindau. De hecho, estudios demostraron que el 47 % de las personas con esta última tenían quistes pancreáticos.
Diagnóstico
El diagnóstico de los quistes pancreáticos se realiza por casualidad en muchos casos. Por lo general, es común detectar la alteración cuando se realizan pruebas de imagen en busca de otras patologías.
Una vez detectado el quiste, el especialista deberá indicar la realización de otras pruebas para estudiar las características. Además, las mismas le permitirán determinar la mejor conducta terapéutica.
Algunos de los exámenes más útiles son los siguientes:
- Resonancia magnética.
- Tomografía computarizada.
- Ultrasonido abdominal.
- Ecografía endoscópica.
- Colangiopancreatografía por resonancia magnética.
- Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE).
La resonancia magnética es una de las pruebas de imagen que más información ofrece, ya que detecta quistes pequeños y cambios que sugieren malignidad. Por su parte, la ecografía endoscópica y la CPRE son de utilidad para diferenciar tumores malignos y benignos porque permiten tomar muestras para biopsias.
Tratamiento de los quistes pancreáticos
El tratamiento de un quiste en el páncreas dependerá de su tamaño, los síntomas que cause y la posibilidad de malignización. La mayoría de los pseudoquistes desaparecen por sí solos, por lo que la opción de abordaje es el seguimiento médico.
Por su parte, el drenaje puede ser necesario cuando el quiste sea muy grande o genere síntomas molestos para quien lo padezca. El drenaje de los quistes pancreáticos se puede realizar por endoscopia, laparoscopia o a través de la superficie cutánea.
La resección quirúrgica de la tumoración siempre será la opción predilecta en caso de quistes de gran tamaño o con riesgo evidente de malignizarse. Todas las células del quiste deben extraerse durante la cirugía para evitar recaídas.
En el caso de tumores malignos, la quimioterapia también puede ser de utilidad.
Una patología con pronóstico favorable
El pronóstico de los quistes y los pseudoquistes pancreáticos es positivo en la mayoría de los casos. Recordemos que se trata de patologías que tienden a ser benignas y que desaparecen por sí solas. Además, las complicaciones, como la ruptura del quiste y la hipertensión portal, son muy raras.
En caso de que te diagnostiquen un quiste en el páncreas, lo primero que debes hacer es mantener la calma. Se trata de una afección muy sencilla de tratar y que no suele representar un riesgo para la vida.
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