Relación entre la mal digestión y los problemas emocionales
Revisado y aprobado por la médico Maricela Jiménez López
Cuando tenemos problemas digestivos como acidez, ardor, reflujo, hinchazón o estreñimiento, ponemos el punto de mira en la dieta. La alimentación está relacionada con la mayoría de problemas de salud, especialmente con los digestivos. Pero también debemos tener en cuenta la importancia de las emociones que, a veces, actúan como desencadenantes de algunos de estos desequilibrios en la digestión.
En este artículo te explicamos la relación entre el aparato digestivo y las cuestiones emocionales, así como los remedios naturales y algunos consejos sencillos que te ayudarán a mejorar tu salud digestiva y tu calidad de vida.
El pez que se muerde la cola
Nuestro cerebro está conectado con nuestro aparato digestivo. Entre ellos se comunican, y el bienestar del uno depende del bienestar del otro. Si el sistema digestivo recibe un estímulo nervioso negativo posiblemente no tendremos una buena digestión. Y del mismo modo, si no hemos digerido correctamente los alimentos también veremos afectado nuestro estado de ánimo.
A pesar de que el planteamiento parece complicado, la solución es fácil: Un estado mental positivo mejorará nuestras digestiones, y unas buenas digestiones contribuirán a nuestro equilibrio mental.
El estrés y la digestión
¿Quién no ha sentido alguna vez que se le cerraba el estómago después de un disgusto? Nuestro organismo conserva instintos muy básicos de supervivencia. Así, ante una situación delicada, es evidente que el sistema digestivo no es una prioridad.
En eso no somos muy diferentes a los animales y podemos decir que, ante cualquier emergencia, el cuerpo se prepara para huir, mientras que deja en segundo lugar otras funciones como la digestión.
Por este motivo también nos damos cuenta de que durante el tiempo que dura una situación de estrés (que en realidad es similar a una situación de emergencia), si no le ponemos fin, es posible que suframos problemas digestivos porque el cuerpo estará priorizando otras funciones vitales.
¿Qué emociones nos afectan?
Además del estrés, las emociones que nos afectan más fácilmente al sistema digestivo son:
- Ansiedad.
- Tristeza.
- Excitación.
- Enfado o ira.
No todas las personas que sufren estas emociones padecen también problemas digestivos. Sin embargo, quienes sí que los sufren deberán tenerlas en cuenta para tratar su desequilibrio, especialmente si ya han tomado medidas a nivel nutricional y siguen sin solucionar el problema.
Los trastornos más habituales
Los problemas digestivos de origen psicosomático más habituales son los siguientes:
- Dispepsias o malas digestiones.
- Síndrome del intestino irritable o colitis.
- Gastritis.
- Úlceras gástricas.
Remedios naturales
Una vez tomemos conciencia de que el problema digestivo tiene muchos condicionantes, deberemos tratar también la parte emocional.
Lo más recomendable es acudir a un terapeuta holístico que tenga en cuenta los diferentes aspectos de cualquier enfermedad (alimentación, estilo de vida, psicología…), pero nosotros también podemos ir descubriéndonos e ir probando algunos remedios naturales:
- Plantas medicinales con propiedades relajantes que nos ayuden a regular el sistema nervioso. Las más conocidas son la melisa o toronjil, la pasiflora o pasionaria, la tila o la valeriana.
- Alimentos y suplementos naturales que equilibren el sistema nervioso: arroz y avena integral, levadura de cerveza, nueces, vegetales de color verde, dátiles, garbanzos o plátanos.
- Evitar alimentos que estimulen, irriten o alteren nuestro sistema nervioso o digestivo. Algunos como el café torrefacto, bebidas de cola, guaraná, alcohol, azúcar blanco, etcétera.
- Realizar ejercicio físico al menos tres veces por semana.
- Rodearnos de entornos naturales al menos una vez a la semana.
Comer con serenidad
Algunas personas son propensas a somatizar sus emociones a través de la digestión. Si esto ocurre, entonces debemos buscar algunos trucos, además de los remedios, que nos ayuden a mejorar las digestiones.
El momento de la comida debería cumplir algunos requisitos básicos:
- Comer solos o en buena compañía.
- No tener conversaciones importantes o desagradables.
- Evitar comer en lugares como el puesto de trabajo u otros donde no nos sintamos cómodos.
- No comer a la fuerza si no nos sentimos serenos. Es preferible esperar.
- No comer con prisas, de pie o mientras hacemos otras actividades.
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