Retinopatía hipertensiva: causas, signos y tratamientos
Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina
Además de los posibles problemas cardíacos y cerebrovasculares, la presión arterial alta también está asociada con la retinopatía hipertensiva. En esta enfermedad se afectan los vasos sanguíneos de la retina, lo que puede provocar daños en la vista.
La hipertensión arterial es uno de los problemas de salud más frecuentes en el mundo, afectando a 1 de cada 5 personas. Aunque la cifra es más alta en los países desarrollados.
Sin embargo, no todas las personas que sufren de presión arterial alta y que pueden tener retinopatía hipertensiva están al tanto del problema y de los riesgos. Un examen de la retina suele evidenciar si se padece esta afección.
¿Qué es la retinopatía hipertensiva?
Cuando la presión sanguínea es alta, las paredes de los vasos se afectan. Esto incluye a las arterias que irrigan el ojo.
Con el paso del tiempo, una de las consecuencias de la presión alta en el cuerpo es que se degeneran dichos vasos sanguíneos de la retina, generando problemas en la visión. En este orden de ideas, se denomina retinopatía hipertensiva al conjunto de cambios y alteraciones que tienen lugar en el ojo por la elevada presión arterial.
Síntomas de la retinopatía hipertensiva
La retina es un tejido transparente, muy sensible a la luz, que está en el centro y atrás del globo ocular. Su función es recibir las imágenes y convertirlas en impulsos eléctricos, que llegan al cerebro a través del nervio óptico.
Si la retina se encuentra afectada, en esa misma medida la visión se puede ver comprometida. Aunque la mayor parte de los pacientes con este padecimiento no manifiesta síntomas hasta que el trastorno está avanzado.
Dependiendo de la evolución, el tiempo y la gravedad de la retinopatía hipertensiva, los síntomas pueden variar. Entre ellos se encuentran los siguientes:
- Dolor de cabeza, de leve a moderado.
- Visión borrosa: puede ser transitoria y restablecerse.
- Pérdida significativa de la visión: particularmente cuando el paciente sufre dDiabetes mellitus o ateroesclerosis concomitantes.
- Dilataciones de los vasos (aneurismas).
- Hemorragias subconjuntivales dispersas: por estallido de los vasos sanguíneos en la esclerótica.
- Edema de la papila óptica o inflamación en el nervio óptico.
Tipos y grados
En la retinopatía hipertensiva, la gravedad se determina de acuerdo con los síntomas presentes, en función del sistema de clasificación Keith-Wagener-Barker. En el mismo se establece una escala que va del grado 1 al 4, siendo este último el más grave:
- Grado 1: puede no haber síntomas notorios, siendo el estrechamiento de arterias muy leve.
- Grado 2: estrechamiento detectable. Pueden experimentarse irregularidades visuales y hay más constricciones de la arteria retiniana.
- Grado 3: hinchazón en partes de la retina. También hay edemas, microaneurismas, manchas algodonosas y hemorragias.
- Grado 4: inflamación del nervio óptico con edema macular. Problemas de visión graves y riesgos de sufrir un accidente cerebrovascular.
Por otra parte, se considera que puede haber retinopatía hipertensiva crónica y aguda. La primera es la forma más común. Está asociada con la hipertensión arterial.
La variedad aguda, también llamada maligna o acelerada, se puede presentar de manera brusca, en un corto tiempo, acompañando un aumento muy marcado de la presión. Está vinculada a la preeclampsia y a los tumores de la glándula suprarrenal.
Causas y factores de riesgo
La presión arterial alta y prolongada en el tiempo es la principal causa de la retinopatía hipertensiva. Se considera que hay hipertensión cuando los valores sistólicos son iguales o superiores a 140 milímetros de mercurio (mm Hg) y los diastólicos a 90 mmHg.
En buena medida, los factores de riesgo de la retinopatía hipertensiva son los mismos de la hipertensión arterial, aunque también puede haber otros. Entre ellos cabe mencionar a los siguientes:
- No mantener controlada la presión arterial.
- Padecer enfermedades asociadas, como aterosclerosis o hipercolesterolemia.
- Obesidad.
- Tabaquismo.
- Alcoholismo.
- Elevado consumo de sal.
- Estrés.
- Edad mayor de 50 años.
- Antecedentes personales o familiares de hipertensión.
Según algunas investigaciones, es más común en personas de ascendencia africana.
Diagnóstico de la retinopatía hipertensiva
Es muy importante que las personas con presión arterial alta se realicen chequeos regulares de los ojos para diagnosticar retinopatía hipertensiva. A tales fines, se realizan varios tipos de exámenes.
En primer lugar, se dilata la pupila usando gotas que hacen que la misma se agrande. Los medicamentos más empleados a tales fines son la atropina, así como también la fenilefrina, la tropicamida y el ciclopentolato.
Hecho esto, el médico utilizará un oftalmoscopio, que es una herramienta que proyecta luz para iluminar la pupila, permitiendo examinar la retina y la parte posterior del ojo. Este es un procedimiento indoloro que demora menos de 10 minutos.
En ciertos casos se realiza una prueba conocida como angiografía con fluoresceína. Se inyecta un tinte (fluoresceína) en las venas, tomando fotografías del ojo para observar cómo es el flujo sanguíneo en la retina. Además, es posible que se requiera hacer otras pruebas, como la tomografía de coherencia óptica (OCT).
Tratamiento de la retinopatía hipertensiva
Para el tratamiento de la retinopatía hipertensiva, el aspecto fundamental es el control de la hipertensión arterial. Esto se logra mediante el uso de medicamentos y cambios en el estilo de vida.
En tal sentido, el médico puede recomendar betabloqueantes e inhibidores de la ECA; u otros como los diuréticos, los bloqueadores de los canales de calcio e inhibidores de la renina.
Por otra parte, algunas de las complicaciones de la retinopatía hipertensiva pueden ser tratadas con medicamentos inyectables en el ojo. Y eventualmente con procedimientos que involucran el uso de láser o cirugía.
En cuanto a los cambios en el estilo de vida, se recomienda una dieta rica en frutas y verduras, menor ingesta de grasas, reducción de la sal, poca o ninguna cafeína, así como limitación en las bebidas alcohólicas. Entre las medidas se incluye dejar el cigarrillo en caso de ser fumador, mantener controlado el peso y ejercitar con regularidad.
Consecuencias y complicaciones
La retina se recuperará si se puede mantener controlada la tensión arterial. Y si bien el pronóstico es positivo en los grados 1 y 2 de la escala, en un nivel más alto es posible que haya daño permanente en el nervio óptico o en la mácula.
Como principales complicaciones de la retinopatía hipertensiva mencionamos las siguientes:
- Hemorragias superficiales en la retina.
- Áreas blancas que carecen de oxígeno (manchas de algodón).
- Exudados duros, por el depósito de lípidos intrarretinianos.
- Inflamación del disco óptico.
- Oclusión de la arteria retiniana o de la vena retiniana.
- Neuropatía óptica isquémica, con pérdida de la visión.
- Coroidopatía hipertensiva.
- Edema de papila.
Además, los grados más altos de retinopatía hipertensiva también están asociados con mayor probabilidad de ocurrencia de accidente cerebrovascular, según los estudios. Asimismo, en otra investigación se encontró un mayor riesgo de infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca y muerte en las personas con tensión arterial alta.
¿Se puede prevenir la retinopatía hipertensiva?
La retinopatía hipertensiva es una consecuencia de otro problema, que es la hipertensión arterial. La buena noticia es que la hipertensión arterial es un factor de riesgo modificable. Esto significa que se puede mantener controlada.
Rara vez las personas con tensión arterial alta perciben síntomas. La mayoría no siente nada.
No se sabrá que la afección existe hasta que haya progresado mucho. Esto significa que hay que ser más proactivos. Si sufres tensión alta, tienes que regularmente acudir al oftalmólogo y solicitar un examen completo.
Y si repentinamente has comenzado a experimentar cambios en la visión, con más razón debes acudir prontamente al médico. Si la enfermedad se encuentra en los primeros grados, el daño a la retina puede ser reversible.
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