San Valentín sale mal: 4 problemas de salud comunes y cómo cuidarse
Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto
Si San Valentín sale mal no siempre significará el final de una relación. Aunque sí es posible que pequeños errores o descuidos nos originen emergencias de salud, accidentes y problemas que podríamos evitar con algo de precaución.
La preparación de la noche de los festejos puede empezar varios días antes. Por eso, aplicando ciertas normas de cuidado, prevendremos lesiones y enfermedades que, a pesar de la incredulidad que podamos tener al respecto, son bastante frecuentes.
Sin embargo, para que no nos desanimemos, vale recalcar que sí podría haber un efecto protector llamativo en esta noche: un estudio encontró que durante San Valentín y los dos días posteriores, las personas tienen menos infartos. Así que con un corazón contento, conozcamos qué problemas de salud podemos evitar.
1. Cuando San Valentín sale mal por culpa de las velas
El uso de velas para la cena romántica de San Valentín parece inevitable. Nada mejor que un ambiente en penumbra con una comida exquisita para manifestar el amor.
No obstante, las velas son objetos que requieren nuestra atención. Olvidarlas encendidas por largo tiempo o acercarlas a objetos inflamables podría ocasionar un desastre.
También hay que considerar las lesiones en la piel por la llama. Las quemaduras accidentales con velas no suelen ser tan graves, pero sí que arruinarían un momento especial.
Podemos tomar como ejemplo la Navidad en ciertos países de Europa, donde se acostumbra el encendido de velas para las coronas de adviento. En Suiza, los pacientes atendidos por quemaduras derivadas de estos adornos tenían un promedio de 18,9 % de superficie corporal afectada. Si bien la tasa de mortalidad no fue elevada, los autores del relevo estadístico de casos remarcan que las fechas de celebración se asocian a quemaduras más extensas.
¿Qué puedes hacer, entonces? Toma precauciones básicas si enciendes velas:
- Usa portavelas para que lo derramado caiga en un mismo lugar.
- No lleves las velas al dormitorio, ya que hay más riesgo de que contacten con objetos inflamables.
- Aléjalas de los niños y las mascotas.
2. Sí, San Valentín también sale mal por la comida
Algunos van a un restaurante con una reserva que realizaron semanas antes. Otros prefieren cocinar en casa y deslumbrar a la pareja con una preparación digna de un profesional.
En medio, hay anécdotas de un San Valentín que sale mal por la comida, de inmediato o los días luego. Y es que las alergias alimentarias y las intoxicaciones no se toman feriado, a pesar de que el amor esté en el aire.
Respecto a las intoxicaciones, hay que recordar que se trata de la ingesta de un microorganismo o de la toxina fabricada por uno y depositada en los alimentos que ingerimos. Los casos oscilan entre lo leve, con gastroenteritis que mejora en 24 horas, hasta situaciones de gravedad que ponen en riesgo la vida.
Si bien cualquier persona puede contraer una intoxicación, hay grupos de mayor riesgo, como lo indican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC):
- Embarazadas.
- Mayores de 65 años.
- Pacientes con enfermedades que comprometen el sistema inmunitario.
Así que si tu Valentín reúne alguna de estas condiciones, presta atención a la preparación de la cena. En caso de asistir a un restaurante, asegúrate de que sea un lugar de confianza, habilitado por la autoridad bromatológica de tu región geográfica.
Pregunta por las alergias
Es cierto que las primeras citas pueden ser incómodas. Sobre todo si pensamos que es San Valentín y que algo puede salir mal. Pero justo por esa razón, en caso de no conocer demasiado a tu pareja todavía, pregunta por sus alergias alimentarias.
Para que te hagas una idea general, el 10,8 % de los adultos tienen alergia a algún alimento. Los frutos secos y los pescados son de los productos más asociados a esta problemática. Entonces, un chocolate con almendras o nueces en forma de regalo, o una preparación con salmón, podrían ser suficientes para entorpecer los festejos.
No te dejes vencer por la timidez. Aunque sean las primeras citas, preguntar por alergias no está mal. En definitiva, estás cuidando al otro.
3. El alcohol puede arruinar el romanticismo
Muchos creen que sin una copa de vino es difícil festejar San Valentín. Incluso, hay comidas frente a las que parece ineludible recurrir a una bebida alcohólica.
También está el mito del alcohol como potenciador de la acción sexual para, supuestamente, rendir mejor. Lo cierto es que estas sustancias no mejoran el desempeño al tener relaciones, sino que se asocian a una menor capacidad para llegar al orgasmo y un retraso en la excitación.
En caso de optar por un poco de alcohol en la cena de San Valentín, será esencial no conducir luego ni realizar actividades que impliquen riesgo de traumatismo. El consumo de licores, vinos y cervezas reduce los reflejos y se asocia con una capacidad de respuesta reducida ante maniobras que requieren atención.
Las investigaciones sugieren que con solo 0,05 % de concentración de alcohol en sangre, el riesgo de accidentes automovilísticos se eleva. Por lo tanto, la recomendación es clara: no beber y conducir. Fueron a un restaurante, pidan un taxi. Están en sus casas y cenaron con vino, no salgan en su vehículo a dar una vuelta o a seguir con otro plan.
4. San Valentín sale mal cuando la presión social es abrumadora
No solo hay aspectos físicos de la salud que se pueden afectar en la celebración de San Valentín. También hay que comentar el aspecto mental y la influencia que estas fiestas tienen en las personas.
Estar solo no es un problema para todos y la soledad no es una enfermedad como tal. Sin embargo, ciertos mensajes asociados al romanticismo incurren en la insistencia de que debemos estar en pareja y tener un plan para el 14 de febrero.
Un análisis de tuits publicados en torno a San Valentín encontró que los usuarios de la red social daban mucha prioridad al intercambio de regalos para la fecha. En paralelo, otro estudio halló que los varones entre 30 a 40 años se veían muy afectados en las semanas posteriores al evento si no habían recibido ningún presente, padeciendo síntomas compatibles con los de la depresión.
Este blues de San Valentín no tiene más explicación que lo cultural. Por lo tanto, también debe contrarrestarse y prevenirse desde la cultura. Está muy bien celebrar el amor de pareja, pero no tiene que ser la norma para todos. Y no poseer un plan para el 14 de febrero no significa que nada tenga sentido.
Si tienes síntomas de tristeza extrema y te preocupa en demasía esta celebración, habla con alguien. Hay líneas de ayuda con profesionales de la salud mental que te pueden guiar y orientar.
Que los problemas de salud no arruinen tu San Valentín
¿Piensas que San Valentín sale mal por culpa del destino? Los accidentes con velas, el uso de alcohol y las alergias alimentarias se pueden evitar o controlar. Para los sentimientos de soledad y depresión hay estrategias disponibles que te ayudan a mejorar tu autoestima.
Toma los recaudos, reduce los riesgos y disfruta del amor. Es una fecha para celebrar y mejorar tu salud. Lo dicen los expertos:
El amor puede activar áreas del cerebro responsables de la emoción, la atención, la motivación y la memoria, y puede servir para controlar el sistema nervioso autónomo, es decir, para la reducción del estrés.
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