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Conoce el síndrome del intestino irritable

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El síndrome del intestino irritable no tiene cura, de hecho, se desconocen sus causas, pero no es una patología grave. De todos modos, existen formas de reducir los síntomas.
Conoce el síndrome del intestino irritable
Nelton Abdon Ramos Rojas

Escrito y verificado por el médico Nelton Abdon Ramos Rojas

Última actualización: 09 julio, 2023

El síndrome del intestino irritable (SII) es una patología funcional del intestino. Es decir, no deriva de ninguna alteración anatómica. Produce dolor abdominal con síntomas intestinales en forma de diarrea o estreñimiento. No tiene carácter maligno pero afecta negativamente en la calidad de vida de quienes lo sufren.

Es un trastorno muy frecuente en países desarrollados, en nuestro país aparece en un 8,3 % de la población. Resulta muy molesto y puede condicionar los hábitos de vida del individuo. Veamos más a continuación.

Causas del síndrome del intestino irritable

A pesar de ser una patología muy frecuente, que ocupa casi la mitad de las consultas de digestivo, de momento no se conoce cuál es su causa.

Lo que sí se conoce son procesos que intervienen en la patogenia de esta enfermedad:

  • Alteración de las bacterias intestinales, la flora intestinal. Esta colonización microbiana varía con la edad.
  • Cambios en la motilidad intestinal.
  • Psicopatología. El síndrome del intestino irritable está asociado a síndromes ansioso-depresivos.
  • Sobrecrecimiento bacteriano, producido por procesos infecciosos o alteraciones del sistema inmune.
  • Aumento de la sensibilidad dolorosa y visceral, que también puede ser consecuencia de un síndrome ansioso-depresivo.

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Síntomas del síndrome del intestino irritable

La alteración intestinal puede cursar con diarrea o estreñimiento, diferenciándose 3 variedades de síndrome del intestino irritable:

  • Con diarrea.
  • Con estreñimiento.
  • Alternante.

La forma alternante es la más común, seguida de la forma con estreñimiento. En último lugar, el síndrome del intestino irritable diarreico. Así lo afirma una investigación publicada en Nature Reviews, donde además se recalca que casi todas las manifestaciones de esta patología cursan con disbiosis intestinal.

Los criterios Roma III dicen que para diagnosticar el síndrome del intestino irritable debe haber dolor abdominal durante al menos 3 meses acompañado de cambios en frecuencia y consistencia de las heces. Además, el dolor se alivia con la defecación.

Diagnóstico del síndrome del intestino irritable

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El diagnóstico de este síndrome es de exclusión. Esto quiere decir que antes de diagnosticar al paciente hay que descartar otras causas que pueden producir estos síntomas.

Una vez establecida la clínica hay que buscar signos que indican alguna causa orgánica que produzca la alteración intestinal. Es lo que se denominan síntomas de alarma:

  • Fiebre.
  • Anemia.
  • Sangre en heces.
  • Pérdida de peso.
  • Tener más de 50 años.
  • Síntomas durante la noche, sobre todo si despiertan al individuo mientras duerme.
  • Antecedentes familiares de enfermedades intestinales, como: cáncer de colon, enfermedad inflamatoria intestinal o enfermedad celiaca.

La presencia de alguno de estos síntomas o que estos sean graves obligan a realizar una serie de pruebas que orienten hacia la etiología.

Si predomina la diarrea se recomienda descartar una enfermedad celiaca, hacer una biopsia intestinal con una colonoscopia y un cultivo de heces. También se pide una analítica con función hemática, tiroidea y bioquímica.

Por otro lado, si el síntoma principal es el estreñimiento, las pruebas a realizar son una analítica y una colonoscopia. Existen biomarcadores que orientan hacia la posible etiología, como la calprotectina fecal. La calprotectina es una proteína presente en los neutrófilos, células del sistema inmune. Estas células aumentan durante la inflamación, por lo que si la calprotectina fecal está alta indica inflamación intestinal.

Si la prueba de la calprotectina es negativa, apoya el diagnóstico del síndrome del intestino irritable. Se utiliza en pacientes con estos síntomas menores de 50 años, evitando así la colonoscopia.

La intolerancia a la lactosa y otras enfermedades suelen confundirse con el síndrome de colon irritable, por ello es necesario realizarle estudios complementarios al paciente.

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¿Cómo se trata?

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Una vez descartados otros procesos que cursen con estreñimiento o diarrea, el abordaje terapéutico depende del síntoma predominante.

La patología digestiva, especialmente en pacientes mayores, angustia mucho y hace pensar en enfermedades graves como el cáncer de colon. Por esta razón, el primer paso al diagnosticar esta patología es informar al paciente del curso benigno de la enfermedad para tranquilizarle.

Aunque no sea una enfermedad grave, no existe tratamiento curativo. Son recomendables medidas de higiene alimentaria para evitar comidas agresivas para el tubo digestivo. Asimismo, el ejercicio físico y abordar posibles problemas psicosociales pueden ser útiles en algunos pacientes. Así lo evidencia un estudio publicado en Mayo Clinic Proccedings.

Por último, para disminuir las molestias que provoca la enfermedad, pueden utilizarse fármacos en función del síntoma predominante:

  • Diarrea.
  • Estreñimiento.
  • Dolor abdominal.
  • Distensión abdominal (hinchazón).

Los fármacos probióticos o medicamentos como la rifaximina son algunas de las opciones terapéuticas para estos pacientes, ya que han demostrado ser eficaces a la hora de reducir la sintomatología. De todos modos no todas las cepas de bacterias pueden utilizarse con este fin.

Los hábitos de vida inciden en la patología

A la  hora de mejorar el manejo de la enfermedad es preciso incidir sobre los hábitos de vida del individuo. La práctica deportiva, un cambio dietético y la mejora en el descanso y en las relaciones sociales son capaces de influir positivamente en el transcurso de la enfermedad.


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