¿Quiénes eran los sofistas y qué aportes nos dejaron?
En la antigua Grecia, específicamente en la Atenas democrática del siglo V y IV a. C., existió un grupo de pensadores que se dedicaba a enseñar el arte de la retórica y de la persuasión. Estos eruditos, llamados sofistas, perseguían un fin práctico: instruir a los ciudadanos para desenvolverse en los asuntos públicos, a cambio de dinero.
Los sofistas no formaban una escuela unida. Sin embargo, lo que tenían en común era su relativismo moral, la negación de una verdad objetiva y el escepticismo respecto al valor absoluto del conocimiento. Profundicemos en ello.
¿Quiénes eran los sofistas?
La palabra «sofista» proviene del término griego sophos, que significa “sabio”. Por ende, en la antigua Grecia, era utilizada para nombrar a todo aquel que enseñaba sabiduría.
Sin embargo, a partir del siglo V a. C., el vocablo empieza a adquirir un tinte peyorativo y degradante. Diversos filósofos de la época (los presocráticos) los acusaban de no buscar la verdad objetiva.
Lo cierto es que los sofistas eran viajeros que conocían diferentes culturas, las cuales eran muy distintas a la griega. Por ello, llegaron a cuestionarse si las leyes y las costumbres eran el resultado de una convención social o, al contrario, eran naturales.
Así, abogaron por una interpretación relativista de la realidad, en la que la verdad objetiva no existía, sino que era construida a partir de lo que opinase la mayoría. Por lo tanto, en vez de buscar “el conocimiento verdadero” (como lo hacían los filósofos de la época), se enfocaron en enseñar oratoria. Con ello, sus estudiantes podrían triunfar en la sociedad y en la política.
Los sofistas pasaron de ser “maestros de la sabiduría” o “conocedores de la vida” a “maestros charlatanes”, “embaucadores” o “falsos sabios”. Incluso, filósofos como Platón y Aristóteles los acusaron de tramposos por utilizar la retórica y la dialéctica para engañar a las personas.
Debemos tener en cuenta que, en este periodo histórico, el sistema de gobierno en Atenas era una democracia parlamentaria. Las leyes y los cargos públicos se aprobaban en los debates entre ciudadanos. Por ello, dominar la retórica y la persuasión era esencial para tener influencia en los asuntos públicos.
De esta forma, las habilidades destacables de los sofistas en la oratoria eran útiles para la época, lo que les permitió enseñar a otras personas esta aptitud y convertirse así en los primeros pensadores profesionales que cobraban por transmitir sus conocimientos.
Principales exponentes entre los sofistas
Los sofistas no constituían una corriente con un pensamiento único. Sin embargo, todos compartían una posición relativista y escéptica en torno a la verdad. Entre los más destacados encontramos a los siguientes.
Protágoras de Abdera (485 – 411 a. C.)
La frase más conocida de este filósofo fue la siguiente:
El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son y de las que no son en cuanto que no son.
Tal expresión refiere a que la ley es una convención social y que puede ser cambiada según el interés de cada comunidad. Por ello, en los únicos jueces en los que hay que creer es en los hombres por mayoría.
A Protágoras se le recuerda como un pensador viajero, experto en retórica, que cobraba elevadas tarifas por sus conocimientos acerca del correcto uso de las palabras (ortoepía).
Gorgias de Leontinos (483 – 375 a. C.)
Fue un gran defensor del escepticismo. Sus obras más conocidas son Sobre la naturaleza o el no ser y el Encomio de Helena.
El primero es un tratado sobre la filosofía eleática, en el que defiende que nada existe, si algo existiese no se podría conocer y si se pudiese conocer, no se podría comunicar. Por su parte, el Encomio de Helena es un discurso en el que analiza todas las razones por las que se culpa a Helena de la guerra de Troya. Luego, desestima a todas ellas por su falsedad.
Antifonte (480 – 411 a. C.)
Era defensor de la teoría hedonista, la que afirma que las acciones humanas se ven motivadas por la búsqueda del placer. Asimismo, se dedicó a escribir retórica y discursos políticos.
Por su parte, consideraba que la ley era una convención humana artificial, que muchas veces contrariaba a la propia naturaleza. Las leyes son mudables, como la voluntad humana; por eso la justicia está sometida a vaivenes. Así, defendía que la transgresión de la ley humana en secreto no comportaba pena.
Aportes de los sofistas
A pesar de que el término suele asumirse como algo peyorativo dentro de la comunidad filosófica, es importante reconocer los aportes que estos grandes pensadores nos dejaron. Los más relevantes son los siguientes.
El relativismo y el escepticismo
Los sofistas fueron los primeros en plantear una perspectiva relativista y escéptica de la realidad. Para ellos no existen verdades o leyes universales que expliquen el origen de las cosas o que dicten lo que está bien y lo que está mal.
En tal caso de existir, el hombre no tiene las facultades para conocerlas. Así, habrá distintas opiniones de la realidad, siendo todas ellas igual de válidas.
El enfoque en el individuo y la sociedad
Los filósofos anteriores a los sofistas se habían enfocado en el estudio de la naturaleza, la creación y origen del cosmos. En cambio, estos nuevos pensadores rompieron con esa tradición y se centraron en estudiar al hombre y a la sociedad, considerando los distintos factores vinculados a estos, como la política o la educación.
La importancia del discurso y el lenguaje
Asimismo, los sofistas fueron los primeros pensadores en reflexionar acerca del discurso y su importancia para persuadir a los demás. En este sentido, son los precursores de la retórica como disciplina.
Por su parte, los sofistas hicieron grandes aportes en la filológica y la lingüística, como la categorización de verbos y sustantivos, el análisis gramatical de palabras, la interpretación de los significados, la práctica correcta de la sintaxis, las distinciones entre palabras y los tipos de oraciones.
La pedagogía
Por último, los sofistas fueron los primeros pensadores que cobraron dinero por sus enseñanzas. Además, se les considera los precursores de la educación en un entorno artificial (característica de la civilización occidental). Esta sustituyó a la formación griega tradicional, impartida dentro del medio social de los adultos.
Reivindicación de los sofistas
Si bien la tradición filosófica se ha encargado de desprestigiar a los sofistas, algunos filósofos contemporáneos han tratado de reivindicar la importancia de estos grandes pensadores. Por ejemplo, autores como Friedrich Nietzsche y George Grote defendieron que los sofistas eran auténticos filósofos, cuyas doctrinas debían analizarse como posturas de conocimiento serias.
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- Cadavid L. Los sofistas: maestros del areté en la paideia griega. Revista Perseitas. 2014;2(1):37-61.
- Taylor C, Lee M. The Sophists [Internet]. California: Stanford Encyclopedia of Philosophy; 2020 [consultado el 12 oct de 2022]. Disponible en: https://plato.stanford.edu/entries/sophists/
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