¿Qué sucede en nuestro cuerpo cuando estamos enamorados?
Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña
Amar a alguien no se puede comparar con nada. Es un sentimiento único. Cuando estamos enamorados lo notamos en todo el cuerpo: en los labios, las manos, el estómago… El amor parece diseminarse por la piel y la sangre, apoderándose de cada átomo y célula. Por eso, hay tanta poesía alrededor de él.
Cuando estamos enamorados, decimos que “pensamos con el corazón” o que “tenemos mariposas en la tripa”, que “notamos una revolución hormonal dentro de nosotros” y todo eso, de una forma u otra, nos lleva a nuestra bioquímica. ¿Quieres saber cuáles son las hormonas que segregamos y cuáles son sus efectos? No temas, aún cuando profundices un poco en ello, el amor no perderá la magia. Puede que incluso la haga más interesante.
Cuando estamos enamorados, nos sentimos vivos, llenos de energía
Es una expresión muy típica de los primeros momentos del enamoramiento. Si además venimos de una época monótona o complicada, llegamos a decir “el amor me ha despertado”. Como si, antes de que la otra persona estuviera, hubieras estado inmersa en un letargo casi inútil. Esa energía procede del cerebro y más específicamente, de lo que allí se produce.
Como indica un artículo titulado Neurobiología del amor, “son muchas las partes del cerebro que se activan cuando una persona se encuentra enamorada, sin embargo existen regiones que tienen una importancia especial”.
Saber que la persona amada existe y forma parte de nuestra vida hace que el cerebro segregue dopamina y serotonina, dos tipos de neurotransmisores.
- La dopamina nos produce placer y euforia, nos ayuda a tener una mayor concentración y una motivación que parece inquebrantable.
- La serotonina nos hace sentir felicidad, y nos promueven la idea de que “estamos de maravilla” o incluso “caminando entre las nubes”.
- Juntas, estas sustancias nos brindan un extra de fuerza, energía y vitalidad, y por ello pareciera que nada nos cuesta cuando estamos enamorados. Nos sentimos excelente, y estamos más dispuestos y receptivos a todo.
“La dopamina, la norepinefrina, la serotonina, la oxitocina y la vasopresina son elementos fundamentales para comprender por qué nos enamoramos”.
-Fernando Maureira-
Nos sentimos conectados gracias a la oxitocina
Nos sentamos a hablar con la persona de quien estamos enamorados y, de repente, nos sorprendemos contándole aquello que nunca le habíamos dicho a nadie. No sabemos por qué, pero la conexión es tal que no podemos evitar pensar o sentir que “estamos en casa”. Nos sentimos a gusto, confiados, fuera de peligro.
- Según algunos estudios, la oxitocina sería la responsable de que experimentemos esa conexión, esa intensa sensación de confianza. Tiene diversos efectos neuromoduladores, por ello se libera cuando nos acarician y acariciamos, cuando nos cuidan y cuidamos, cuando sentimos calidez y también cuando estamos experimentando un orgasmo.
- Como indica la evidencia científica, “el aumento en las concentraciones cerebrales de oxitocina influye no solo al facilitar un estado emocional positivo, sino que favorece el apego hacia la pareja”.
- La oxitocina nos hace ser generosos, amistosos, empáticos y nos hace formar y mantener apego, así como darle una connotación gratificante a la interacción, como indican los expertos.
También podemos sentir miedo…
No todo lo que nos pasa cuando estamos enamorados es 100 % positivo. La oxitocina también está vinculada a los celos.
Cuando el cerebro detecta señales de que podemos perder aquello que amamos, los niveles de esta sustancia bajan y aumentan los de cortisol, la hormona del estrés. Entonces nos domina la angustia, tememos que esa persona se aleje de nosotros y prefiera a otra. Sentimos celos.
Tienen razón quienes dicen que el amor es una droga tan interesante como compleja. Sin embargo, sigue siendo maravillosa por encima de todo. La felicidad que trae consigo y ese subidón de energía que nos eleva y nos invita a escalar cualquier montaña, no nos deja indiferentes sino que más bien nos sigue inspirando de diversas maneras.
Para que la oxitocina, la dopamina, la serotonina y otros neurotransmisores nos nos jueguen una mala pasada, hay que recordar que, aún cuando estamos enamorados, somos personas independientes.
No necesitamos a otro para estar completos, ya lo estamos. Su compañía es invaluable y preciosa, puede arroparnos y hacernos sentir muy bien, pero no va a llenar nuestros vacíos ni remediar aquello en lo que necesitamos trabajar. Eso nos corresponde única y exclusivamente a nosotros.
En definitiva, cuando nos enamoramos, hay que disfrutar de toda esa “revolución” positiva, pero sin olvidar quiénes somos y que en nuestra mano siempre estarán las herramientas (así como la responsabilidad), para procurarnos bienestar.
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