6 tipos de terapia que ayudan a los niños con su salud mental
Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales
Terapia y adultez suelen ser conceptos que van de la mano. Sin embargo, terapia y niñez aún parecen ser ideas que no se reconcilian. ¿Por qué? Porque existe cierto resquemor respecto a la salud mental infantil. Muchos progenitores creen que si envían a sus niños a terapia puede ser peor.
La terapia para niños puede resultar beneficiosa, ya que permite trabajar aquellos aspectos que presentan dificultades y para los cuales los adultos se quedan sin recursos. Para mayor tranquilidad, los progenitores pueden buscar información antes.
6 tipos de terapia infantil
Algunos de los tipos de terapia para niños más empleados son los siguientes:
- Terapia cognitiva conductual: trabaja sobre los pensamientos y las creencias de los niños, ayudando a identificar cuáles son aquellos que están distorsionados o sesgados. De esta manera, se busca reemplazarlos por otros más funcionales y adaptativos. Los pensamientos se relacionan con las emociones y los estados de ánimo, así como con la conducta.
- Terapia de juego o ludoterapia: permite crear una atmósfera segura para la expresión de las emociones y el conflicto. De esta manera, haciendo como si fueran otros personajes o valiéndose de diferentes elementos, les ayudamos a exteriorizar sus miedos, preocupaciones e intereses. El juego se convierte en un recurso comunicativo.
- Terapia familiar: implica a todo el grupo humano que rodea al niño. De este modo, se identifican patrones relacionales y dificultades en la comunicación que sostienen el conflicto.
- Terapia de interacción padres-hijos: se trata de una terapia breve, que retoma métodos operantes y recursos del juego. Considera que muchas de las dificultades de los niños surgen a partir de las interacciones con los progenitores.
- Terapia de aceptación y compromiso: poco a poco gana terreno este tipo de terapia en niños. Se trata de identificar cuáles son las conductas problema, las situaciones que evita y cuáles son los valores a los que se aspira. También se trabaja desde la acción comprometida, es decir, animando a dar pasos en la dirección deseada.
- Mindfulness: se trata más bien de una técnica que se basa en la meditación terapéutica. Está orientada al ejercicio de la atención consciente y plena. Contribuye a relajarse, al control de impulsos y a poner más atención antes de actuar.
Beneficios de la terapia para niños
Además del beneficio obvio de intervenir a tiempo y evitar que el problema se agrave con el tiempo, la terapia para los niños permite adquirir recursos para desenvolverse con comodidad y seguridad.
Esto aplica a sus diferentes actividades y tareas, tanto en la escuela como en las actividades deportivas. También en la relación con sus amigos. De este modo, se mejora la calidad de vida y se acompaña el desarrollo.
¿Cuándo es necesario considerar una terapia psicológica para niños?
A medida que crecen, el desarrollo tiene sus propios desafíos. Dejar la casa para socializar con otros niños, ganar en autonomía para explorar el mundo y sentirse seguro, aprender nuevos conocimientos en la escuela, entre otras cosas.
A eso le sumamos la situación singular que atraviesa cada familia. Por eso, al trabajar con niños y niñas, siempre es importante mirar lo que acontece en el entorno general.
Algunas de las situaciones que pueden requerir de intervención terapéutica son las siguientes:
- Dificultades a la hora del sueño: pesadillas, terrores nocturnos, cuando el niño se niega a irse a dormir.
- Trastornos de la alimentación: como anorexia, bulimia, obesidad. Suelen presentarse en conductas como el desgano a la hora de comer o una excesiva preocupación por la imagen corporal.
- Trastornos de eliminación: se refieren a dificultades en el control de esfínteres.
- Dificultades en el aprendizaje: se resisten a ir al colegio, lloran y se angustian. En ocasiones, se trata de una señal de que pueden estar teniendo algún problema con un compañero o ser víctimas de bullying.
- Problemas vinculados con el ánimo: angustia, tristeza o depresión.
A la hora de considerar cada una de las situaciones mencionadas, es importante tener presente que se trate de conflictos que se presenten de manera prolongada y reiterada. Es decir, algunas situaciones son típicas de la infancia y demandan paciencia, pero no son alarmantes. Por ejemplo, es esperable que un niño oponga resistencia a irse a dormir si en la casa están sus primos y quiere seguir jugando.
Por último, se debe tener en cuenta que un niño es una persona en desarrollo; no hay nada acabado ni definido. De allí que acompañar con terapia sea clave como elemento preventivo.
La salud mental de los niños empieza en casa
Un trato respetuoso, afectivo y cercano es una de las condiciones esenciales para favorecer la salud mental de los niños. Más allá del ambiente terapéutico, en el hogar hay muchas cosas por hacer por su desarrollo positivo.
Por ejemplo, preguntar por sus emociones y validarlas, compartir tiempo de calidad, reforzar los logros, darles la seguridad necesaria para que conquisten autonomía, enseñarles diferentes técnicas de respiración para calmarse cuando están agobiados, permitirles tomar decisiones y dejar que se equivoquen.
Es decir, la salud mental se juega en muchos instantes. Es mucho más que el conflicto que se presenta en un tiempo y un lugar determinado. Se trata de la suma de los actos de todos los días.
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