Tumor maligno y benigno, ¿cuáles son las diferencias?

Los tumores malignos se caracterizan por su capacidad de extenderse a otras partes del cuerpo mediante un proceso denominado metástasis.
Tumor maligno y benigno, ¿cuáles son las diferencias?
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Escrito por Leonardo Biolatto

Última actualización: 25 mayo, 2023

Hoy en día, la posibilidad de tener un tumor maligno es una preocupación que nos persigue a casi todos. Actualmente, el cáncer es una de las principales causas de muerte en el mundo. Es normal sentir miedo de sufrirlo.

Sin embargo, debemos ser conscientes de que no todos los tumores son cáncer. Un tumor se define como un conjunto de células de cualquier tejido del cuerpo, las cuales se han multiplicado de manera descontrolada y han dado lugar a una masa anormal.

Debido a la importancia del problema, en este artículo te explicamos cuáles son las principales diferencias entre un tumor maligno y uno benigno.

Principales diferencias entre un tumor maligno y uno benigno

Tanto un tumor maligno como uno benigno son patologías que deben ser estudiadas ampliamente por un conjunto de médicos. Del mismo modo, para ambos se suelen establecer tratamientos. Esto se realiza con el fin de evitar posibles complicaciones o mayores problemas posteriores.

Lo que diferencia principalmente a un tumor maligno de uno benigno es la extensión. En ambos tipos, las células se multiplican de manera descontrolada. Sin embargo, en los tumores benignos, no se extienden a otras partes del organismo.

Por regla general, los benignos no ponen en peligro la vida. Pero esto tiene un matiz, ya que cuando crecen demasiado y presionan órganos cercanos, estos pueden verse afectados. En esos casos, es necesario extirparlos.

En un tumor maligno, las células sí tienen la capacidad para extenderse a otras zonas del cuerpo. De hecho, también tienden a crecer en dichas zonas: este fenómeno se denomina metástasis. La propagación puede ocurrir tanto por contigüidad, como por sangre o por el sistema linfático.

De esta manera, un tumor maligno suele extenderse y provocar otros tumores en distintas partes del cuerpo. Los tumores benignos no suelen extenderse porque en ellos, las células están rodeadas por una membrana o cápsula que las contiene.

Metástasis

Otro aspecto que permite distinguir entre un tumor maligno y benigno es la diferenciación. La diferenciación se refiere a cuánto se parecen las células tumorales a las del tejido sano original:
  • En un tumor maligno, las células se parecen poco o muy poco a las originales. Esto permite establecer grados para estadificar el cáncer.
  • Sin embargo, en los benignos, las células sí se parecen a las del tejido sano.

También es importante saber que un tumor benigno suele crecer más lentamente que uno maligno. Incluso, pueden llegar a interrumpir su crecimiento; en los malignos, sin embargo, esto no ocurre.

¿Cómo se puede diagnosticar un tumor?

Cuanto antes se diagnostica un tumor, más probabilidades hay de encontrar un tratamiento eficaz. Por ello, es necesario concienciar a la gente. Autoexaminarse en busca de bultos o anomalías es una de las medidas principales, aunque tampoco debemos caer en la obsesión.

Además, es esencial acudir al médico. A partir de cierta edad, es recomendable someterse a chequeos generales de forma periódica. Este tipo de medidas componen los métodos de cribado y permiten detectar precozmente los tumores. Por ejemplo:

Además de la detección precoz, hay otras técnicas que permiten diagnosticar un tumor cuando está más avanzado. Las pruebas de imagen, como la tomografía computarizada, permiten conocer la localización y el tamaño del tumor. También se emplea la resonancia magnética.

Sin embargo, la única forma de estudiar los tumores de manera concreta es la biopsia, que permite estudiar un fragmento del tumor. Mediante microscopia, se observa el comportamiento de sus células. Así, se sabe cuál es su grado de diferenciación y su ritmo de proliferación.

Tratamiento de un tumor maligno o benigno

El tratamiento depende del tipo del tumor, de su localización, de su extensión, etcétera. La mayoría de los benignos pueden extirparse mediante cirugía. No suelen necesitar radioterapia ni quimioterapia.

Por otra parte, el tratamiento de los malignos suele ser más complejo. La mayoría combinan la cirugía con ciclos de radioterapia o quimioterapia, incluso con ambos. Esto se realiza con el fin de asegurar la eliminación de las células malignas en cualquier parte del organismo.

Ante cualquier tumor, lo más importante es realizar una detección precoz. Esto permitirá poder establecer un tratamiento más eficaz. Es importante ya que, aunque los benignos no pongan en peligro directo la vida, se evitan posibles complicaciones posteriores.


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