Tumores benignos en la piel: ¿cómo se manifiestan?

La aparición de pequeños tumores en la piel suele causar preocupación. Sin embargo, en la mayoría de los casos son benignos y no causan complicaciones más allá de lo estético.
Tumores benignos en la piel: ¿cómo se manifiestan?
Maria del Carmen Hernandez

Revisado y aprobado por la dermatóloga Maria del Carmen Hernandez.

Última actualización: 09 julio, 2023

La piel, junto con los tejidos que la conforman, son una zona donde las tumoraciones aparecen con más frecuencia. Las mimas son evidentes a través de la exploración física dermatológica. Por fortuna, en su mayoría, son tumores benignos que no causan problemas más allá de lo estético.

Pueden tener diferentes orígenes; desde la epidermis, algún anexo de la piel o el tejido conectivo dérmico y subcutáneo, hasta alguna de las estructuras que están en la dermis, incluyendo nervios y vasos sanguíneos.

¿A qué llamamos tumor benigno en la piel?

La palabra tumor nos lleva a pensar en primera instancia en algo malo, pero no es así. Un tumor es una masa de tejido con un crecimiento de manera autónoma, sin tener relación con los estímulos que controlan el crecimiento normal de los tejidos.

Son tan comunes, que sería muy extraño encontrar a alguien que no haya presentado uno o más en algún momento.  Esto no significa que ante alguna señal de alarma – como una lesión nueva que haya cambiado o que se encuentre sangrando – no debamos concurrir al especialista. No tienen predilección de sexo ni edad.

Suelen ser congénitos, pero se manifiestan y aparecen en el transcurso de la vida. Solo en pocas ocasiones, y con el paso del tiempo, pueden progresar a lesiones malignas. Por esto, es necesario el diagnóstico precoz y el control evolutivo. A continuación, detallamos los más comunes.

Queratosis seborreica

Es el más frecuente. Aparecen, en personas mayores de 40 años, en la cabeza, el cuello y el tronco. Son similares a verrugas, sobreelevadas, bien delimitadas, amarillentas o marrones y de superficie untuosa o hiperqueratósica.

Su tamaño puede ser entre 0,5 y 2 cm y simulan estar adheridas a la piel. No obstante, no se considera necesario tratarlas. En caso de que se irriten, o el paciente sienta molestias por cuestiones estéticas, el tratamiento se basa en curetaje y electrocoagulación, crioterapia o biopsia.

Queratosis seborreica
La queratosis seborreica es más frecuente en personas mayores de 40 años. Por lo general, no requieren tratamiento alguno.

Acrocordones o fibromas blandos

Son formaciones de la piel benignas. Se calcula que un 50 % de la población presenta este tipo de lesiones, y el riesgo aumenta con la edad. Pueden estar causadas por predisposición genética y factores hormonales (sobre todo en mujeres, ya que tienden a multiplicarse durante el embarazo).

Se presentan con frecuencia en personas con obesidad y diabetes; por esta razón, se han descrito como un signo de resistencia a la insulina. Aparecen en zonas de roce constante de la ropa, como el cuello, las axilas y las ingles. En general, su tratamiento se realiza por estética y las opciones incluyen crioterapia, shaving o electrodesecación.

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Nevos rubí o angiomas rubí

Son manchas rojas que aparecen durante toda la vida en regiones como el abdomen, el cuello y la cara. También se describen como un grupo de vasos sanguíneos dilatados en la superficie de la piel, que no representan ningún riesgo para la salud del paciente.

Afectan a alrededor del 75 % de la población mayor de 60 años. La cantidad y el tamaño, por lo general, aumentan con los años. Son más comunes en pacientes diabéticos y pueden aumentar si el individuo está expuesto a altas temperaturas.

Por otro lado, algunas llegan a sangrar cuando están traumatizadas, pero este sangrado es muy pequeño y no representa ningún riesgo para la persona.

Queratosis actínicas

Es uno de los motivos de consulta frecuente tanto en atención primaria como en la atención con el especialista; un 6 % de los atendidos. La incidencia va en aumento, sobre todo en la vejez y en personas que han trabajado gran parte de su vida al sol.

En primera instancia, se puede evidenciar más con el tacto que con la vista. Es un crecimiento escamoso, en forma de costra, que evoluciona de manera lenta y progresiva. Puede provocar ardor o picazón y son de color rojo o marrones.

Queratosis actínicas
La queratosis actínica se ha convertido en una causa habitual de consultas en dermatología.

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Dermatofibromas

Son pequeñas protuberancias de consistencia firme, rojizas o marrones, ocasionadas por el acumulo de fibroblastos. En ocasiones, causan prurito; además, suelen observarse en las piernas. Cuando ocasionan dolor o comezón, se extraen mediante cirugía.

Quiste dermoideo

Conformado por cabello, glándulas sebáceas y glándulas sudoríparas. Algunos más internos pueden contener cartílago, dientes y fragmentos óseos. Por motivos estéticos, se pueden extirpar con un procedimiento quirúrgico.

Características generales de los tumores benignos en la piel

  • Son lesiones de crecimiento lento y limitado, no provocan infiltración ni destrucción en el tejido aledaño.
  • Las células que lo forman son uniformes en su aspecto y tamaño, y no ocasionan metástasis.
  • La prevalencia de los tumores de piel benignos aumenta de forma considerable con la edad, en respuesta a los cambios funcionales y estructurales de los queratinocitos por el envejecimiento biológico. Asimismo, aumenta como consecuencia de la acción nociva de los rayos ultravioletas que provocan radicales libres.

Autoexamen de la piel

Controlar las lesiones de la piel de manera periódica es una práctica que se recomienda para prevenir patologías a futuro. Encontrar nuevas protuberancias, lunares o manchas, ver cambios en las que ya existan, bordes que no son regulares y el sangrado, pueden ser signos de alarma para concurrir al especialista.

Existe la regla ABCD para la detección precoz de lesiones en la piel. La detallamos a continuación:

  • Asimetría.
  • Bordes irregulares.
  • Color variable e irregular, rojo, azul y negro.
  • Diámetro mas de 7 mm de ancho.

La gran variedad de tumores benignos en la piel, y el aspecto morfológico tan diverso, hacen que su diagnóstico clínico sea difícil; por esta razón, la histopatología ayuda a llegar al diagnóstico definitivo. El dermatólogo es el médico especializado para el diagnóstico diferencial de estas tumoraciones.


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