Virus del hermano mayor: qué es y cómo prevenirlo
Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina
El virus del hermano mayor es la infección congénita más frecuente en los países desarrollados. Se calcula que se presenta en el 0,5 % de los embarazos o, lo que es lo mismo, en uno de cada 150 bebés nacidos vivos.
Esta infección puede generar secuelas a largo plazo, como parálisis cerebral o sordera, si se contrae durante el primer trimestre del embarazo. En los demás casos, el virus del hermano mayor no suele dar lugar a consecuencias graves.
En algunos casos, el virus del hermano mayor llega a ser mortal. También puede provocar ceguera y diversas formas de discapacidad física y mental. Por lo mismo, es muy importante conocer de qué se trata y cómo prevenir el contagio.
Qué es el virus del hermano mayor
El nombre clínico del virus del hermano mayor es citomegalovirus. Se trata de un virus que pertenece a la misma familia de los herpes y que está muy asociado con enfermedades como la varicela o la mononucleosis.
Esta infección está muy extendida, pero en los adultos rara vez provoca síntomas. Solo es peligroso cuando lo contrae una mujer embarazada o una persona con el sistema inmunológico deprimido. El mayor peligro se presenta cuando una gestante lo adquiere en las primeras 14 semanas de embarazo.
También, es peligroso que la madre contraiga el virus en los dos meses previos a la concepción. Esto se debe a que este microorganismo puede permanecer en la sangre durante ese tiempo y contagiar al feto al comienzo de la gestación. Durante el primer trimestre, el cerebro del feto es muy vulnerable a los efectos de este virus.
En el lenguaje común, se le conoce como «el virus del hermano mayor» porque es muy habitual que otro hijo pequeño sea el que contagie a la gestante. Las implicaciones de la infección son más graves cuando la madre contrae el virus por primera vez. Si se trata de una reinfección, las consecuencias son, por lo general, más leves.
Los efectos del virus
El virus del hermano mayor afecta en especial al sistema nervioso del feto. Las alteraciones neurológicas que provoca van desde casi imperceptibles a muy graves. Es posible que haya problemas de visión, sordera, parálisis cerebral, retraso mental, etc.
A veces, se pueden notar estas afectaciones desde el mismo embarazo, a través de las ecografías. Incluso, hay ocasiones en las que el bebé muere antes de nacer o durante el parto. En algunos casos, los efectos de este virus se notan justo después del nacimiento, a través de signos como:
- Prematuridad.
- Bajo peso al nacer.
- Bazo agrandado.
- Hígado agrandado y problemas en el funcionamiento hepático.
- Ojos y piel de color amarillo (ictericia).
- Manchas en la piel de color púrpura.
- Erupciones en la piel.
- Neumonía.
- Microcefalia, o cabeza más pequeña de lo normal.
- Convulsiones.
Aunque estas señales son graves y pueden estar presentes al momento de nacer, lo cierto es que la mayoría de los problemas se presentan más adelante. Lo habitual es que las alteraciones neurológicas se manifiesten durante los primeros meses o años de vida, sin que importe si hubo síntomas al nacer o no.
Mecanismos de transmisión
El contagio del virus del hermano mayor se puede efectuar mediante contacto sexual o con los fluidos corporales de una persona afectada por la enfermedad.
Es muy frecuente que los niños menores de 3 años se infecten con este virus al ir a la guardería. Sin embargo, siguen siendo contagiosos durante un buen tiempo, aunque no presenten síntomas. Muchas madres se contagian al entrar en contacto con la saliva, lágrimas u orina de estos niños pequeños.
El contagio también puede ocurrir durante el parto, si el bebé entra en contacto con fluidos infectados. Asimismo, a través de la lactancia. Lo cierto es que entre más tarde se infecte el feto o el bebé, menor es el riesgo de que haya secuelas importantes.
Diagnóstico
Si el bebé presenta los signos típicos del virus del hermano mayor al nacer, se puede diagnosticar de inmediato. Sin embargo, en muchos casos no se presentan esas manifestaciones. De ser así, solo se puede detectar la enfermedad mediante una prueba clínica.
Si la madre gestante ha estado en contacto con alguna persona que tenga el virus o presenta algún síntoma de la enfermedad, lo indicado es que se haga un examen de sangre. Además, si se quiere saber si el feto tiene el virus, se suele realizar la amniocentesis.
Cómo prevenir el virus del hermano mayor
Teniendo en cuenta que el virus del hermano mayor puede provocar efectos muy graves en el bebé, la mejor opción es prevenir el contagio. Si hay un niño pequeño en casa, la madre debe tomar algunas precauciones básicas, ya que esta es la principal vía de contagio.
Abrazar al niño o estar cerca de él no implica ningún problema, ya que se necesita un contacto estrecho con los fluidos corporales para que se produzca el contagio. Las medidas de prevención adecuadas son las siguientes:
- Lavarse las manos después de cambiar el pañal.
- Lavarse las manos después de sonar al niño o de limpiarle las lágrimas.
- Tirar los pañuelos que ha usado el niño, de inmediato.
- No besar a los niños en la boca.
- Una gestante no debe compartir los cubiertos ni la vajilla con otras personas, en especial durante el primer trimestre.
- Mantener una buena higiene en todas las superficies de la casa.
Recomendaciones finales
Muchas madres embarazadas no saben de la existencia del virus del hermano mayor. Es muy importante difundir la información para que se tomen las medidas de precaución indicadas y, de este modo, evitar una enfermedad con graves secuelas para el bebé.
A los bebés que nacen con el virus del hermano mayor se les hace un tratamiento que mejora el pronóstico, pero no los cura. En la actualidad, se adelantan investigaciones para desarrollar nuevos medicamentos y, quizás, una vacuna.
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